Recaudan millones para rescatar fábrica de chocolate en Nueva Zelanda
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En juego están 350 puestos de trabajo y sobre todo una tradición de 150 años.
Cualquier niño neozelandés sabe lo que es un "Pineapple Lump". Se trata de un chocolate con un relleno de sabor a piña que también es un clásico en otras partes del mundo. Pero el gigante de los dulces Cadbury quiere cerrar la fábrica de chocolate que los produce desde los años 50 en la localidad neozelandesa de Dunedin. Y el revuelo que se ha generado es mayúsculo.
Aparte de los "grumos de piña" -según su traducción literal-, en la ciudad de 120,000 habitantes en la isla sur de Nueva Zelanda se producen también otros dulces típicos del país: las barritas de caramelo Buzz Bars y Pinky Bars, o las bolitas de chocolate Jaffas, de color naranja. La producción al completo será trasladada a Australia por deseo de la empresa matriz, Mondelez.
En juego están 350 puestos de trabajo y sobre todo una tradición de 150 años. Cuando se dieron a conocer en febrero los planes de traslado, en seguida se organizaron fuertes protestas: una recogida de firmas, manifestaciones y llamamientos al boicot de todos los productos de Cadbury. Pero a pesar de las buenas intenciones, no eran ideas originales.
Sin embargo, ahora un grupo personas impulsa una idea poco común: a través de la iniciativa "Own The Factory" (compra la fábrica) se está recaudando dinero desde hace días en Internet para poder hacerse cargo del negocio y poder salvarlo. De esta forma, ya han conseguido más de 4.5 millones de dólares neozelandeses (casi 3 millones de euros).
Más de 3,000 personas han prometido aportar dinero, la mayoría entre uno y 1,000 dólares neozelandeses, pero hay cuatro donantes que se han comprometido a invertir más de 100,000 dólares cada uno. La mayoría de los donantes proceden de Nueva Zelanda, pero también hay algunos de Zúrich y de Berlín.
El ex gerente de una farmacéutica y actual concejal de la ciudad Jim O'Malley fue una de las personas que puso en marcha la iniciativa.
"Desde que tenemos uso de razón la fábrica de chocolate lleva formando parte de Dunedin. El olor, los trabajadores, el atractivo para los turistas son también parte de ello", dice.
Por el contrario, Mondelez se ciñe a los números: el 70 por ciento de los productos que son producidos en la fábrica se vende en el extranjero, la mayoría en Australia. Desde el punto de vista económico es mejor producir directamente en Australia, donde hay varias fábricas de Cadbury. Sin embargo, debido a las protestas, la empresa ofrece producir en la ciudad otros productos de una tercera marca.
Ese fue el momento en el que O'Malley puso en marcha la iniciativa. Este calcula que se necesitan 20 millones de dólares para comprar el edificio y continuar con la producción. El objetivo es conseguir primero 5 millones de pequeños inversores. O'Malley destaca que no son donaciones, sino inversiones. "Confiamos en que sea un negocio rentable y que se recupere el dinero (invertido)", indica.
Pero por su puesto la idea de tener la sensación de ser copropietario de una fábrica de chocolate es muy atractiva. En la página de Facebook de "Own The Factory" escribe un inversor: "¡Me encantaría poseer el 0.1 por ciento de una fábrica de chocolate!”
No sería la primera vez que una acción parecida tiene éxito en Nueva Zelanda. El año pasado un total de 39,239 personas recaudaron en Internet unos 2.25 millones de dólares (1.4 millones de euros) para comprar una playa de 800 metros. El objetivo era impedir que un hombre la adquiriera para uso privado. La playa forma ahora parte del Parque Nacional Abel Tasman.
El futuro de la fábrica se decidirá pronto. Mondelez ha dado a la gente de O'Malley de plazo hasta el 21 de junio para presentar una oferta firme. Ellos están convencidos de que lo conseguirán. "Estamos tan cerca", dice uno de ellos. "Ya podemos oler los dulces de chocolate".