Estudio de la OCDE muestra la gran disparidad que existe entre México y el resto de los países miembros del organismo en cuanto a horas laboradas y los ingresos percibidos
En plena discusión de la reforma a la Ley Federal del Trabajo para la reducción de la jornada laboral semanal de 48 a 40 horas y a días de que inicie la deliberación para definir el incremento al salario mínimo en México para el 2024, sigue el eterno dilema de por qué los salarios son tan bajos en el país.
Para muchos la lógica sería la de que para ganar más, hay que trabajar más, pero la realidad muestra otra cosa, pues de acuerdo con datos de laOrganización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México es el país donde más horas se trabajan en promedio, pero -de manera incongruente- es también donde se tiene el menor salario promedio.
Así, de acuerdo con datos de la OCDE al 2022, mientras que México lideró en cuanto a las horas promedio laboradas por semana, con cerca de 43, fue el último en el salario promedio semanal recibido, con 308.9 dólares (unos 5 mil 560 pesos, a un tipo de cambio de 18 por dólar).
Al hacer una comparación con los países de la OCDE con una mejor situación, las cifras resultantes presentan diferencias abismales.
De esta manera, los primeros cinco países con la mejor relación entre horas trabajadas por semana y el salario recibido son Islandia, con mil 471 dólares y con solo cerca de 28 horas laboradas; le siguen Luxemburgo, con mil 450 dólares y unas 29 horas; Estados Unidos, con mil 434.5 dólares y unas 35 horas; Suiza, con mil 352 dólares y casi 30 horas por semana, y finalmente Bélgica, con mil 201 dólares y también casi 30 horas.
Tras ver el tiempo laborado, hay que ver ahora la cuestión de la productividad, también con base en datos de la OCDE.
Irlanda es el país donde una hora de trabajo contribuye más al PIB, con 109.5 dólares (92 euros), según datos relativos al año 2019. Le sigue Noruega (uno de los países del mundo donde menos horas se trabaja), con una contribución de 93.2 dólares (78.4 euros) por hora, y Francia.
En cambio, en el fondo de la clasificación se encuentra México, donde una hora de trabajo de media aporta 22.2 dólares (18.7 euros) a la economía, prácticamente cinco veces menos que en Irlanda. Chile y Portugal, con 30.2 dólares (25.5 euros) y 44.6 dólares (37.6 euros) por hora, acompañan a México como los países de la OCDE que menos riqueza aportan a la economía por cada hora laborada.
CUESTIÓN DE PRODUCTIVIDAD
Para el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), la perspectiva de la economía es sumamente favorable debido a las oportunidades que las tendencias a la relocalización –“reshoring”- presentan, pero también que hay mucho que hacer sobre todo en materia de política pública para aprovecharlas plenamente y en favor de segmentos que hasta ahora no han participado en la dinámica de la apertura de la economía.
“Hay el reto -la recuperación- y la oportunidad -la relocalización-. Sin embargo, un elemento que sería más que deseable para aprovechar la oportunidad de manera significativa es un mercado laboral eficiente. Que permita la absorción ágil al empleo formal y con la productividad adecuada. Esto es un aspecto fundamental de la modernización de la economía”, aseveró el organismo.
De acuerdo con cifras del INEGI, recopiladas mediante la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en lo que va del sexenio, mientras la población en edad de trabajar ha aumentado en 6.6 millones, la población económicamente activa (PEA), o participación laboral, lo ha hecho en 4.6 millones. Debido a ello, la afiliación al IMSS, que a menudo se interpreta como el indicador del empleo formal, se incrementó en 1.6 millones y la informalidad en 2.1 millones.
“Pero en otro sentido, la evolución del mercado de trabajo desde 2019 a la fecha no es alentadora. El trabajo se ha encarecido y la productividad ha caído”, alertó el CEESP.
Los salarios han subido de manera pronunciada desde el 2019. El mínimo lo ha hecho en 134.8%, 88.4% en términos reales. Por su parte el salario base de cotización al IMSS es 19% mayor al de 2018 a precios constantes.
Según la Coparmex, desde 2019, el primer año completo de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, el salario mínimo ha presentado aumentos anuales de doble dígito, primero de 16%, luego 20% en 2020, 15% en 2021, otro 22% en 2022, y 20% en este 2023.
Los incrementos de salario son en sí una buena noticia para los trabajadores y en cierta forma para la sociedad en general. Pero lo correcto es que se acompañen con mayor productividad. Si no es así, los aumentos implican un mayor costo unitario de la mano de obra, afirmó el CEESP.
“La productividad de la mano de obra mexicana ha caído en los últimos años en comparación con otros países emergentes y, más importante, respecto a los principales socios comerciales. Cuando los mayores salarios no se corresponden con productividad y más bien coinciden con caída de esta, el costo unitario de la mano de obra nacional aumenta. Esto es lo que ha pasado en México”, externó.
Las razones de la caída de productividad laboral en México son variadas y complejas. Hay estudios que revelan que la informalidad laboral, la falta de competencia y libre entrada y salida a las industrias nacionales y la calidad del capital humano en términos de capacidades productivas son generalmente causas del estancamiento o reducción de la productividad.
Entre las causas indirectas que contribuyen a la informalidad y por ende a la baja productividad figuran marcos regulatorios onerosos de cumplir en los tres órdenes de gobierno, incluyendo el marco fiscal que no promueve la formalidad (la carga total sobre el salario es mayor al 50% del salario neto al incorporar todas las contribuciones sociales).
El CEESP agregó que el producto promedio del trabajo se reduce cuando la ocupación aumenta y el capital no lo hace. “Eso sin duda ha sido el caso en el país en los últimos años cuando la inversión fija bruta cayó y el acervo de capital se estancó. En 2022, la inversión fue 8% menor a la de 2018 y su indicador en enero pasado aún es 7% menor a la de julio de aquel año, su punto más alto.
”Hay que insistir en que se generen condiciones favorables generales para la inversión productiva. Ello, con políticas que provean infraestructura pública y logística útiles y rentables; reglas claras y no discriminatorias; regulación compatible con la inversión en los tres niveles de gobierno; mayor seguridad pública; y un cambio radical de la actitud facciosa que el gobierno muestra ante la inversión productiva”, sugirió el organismo de investigación del sector privado.
Es importante una estrategia para revertir la caída de la productividad a fin de facilitar un crecimiento sostenible en el futuro. “Es urgente, se ha tardado y en más de un aspecto se han tomado medidas en sentido contrario”, concluyó el CEESP.
¿Y EL SALARIO MÍNIMO?
En México, 5 de cada 10 trabajadores tienen remuneraciones laborales equivalentes a un salario mínimo o dos. Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, poco menos del 1% de los trabajadores gana más de cinco salarios mínimos al mes.
En los últimos años, el mercado laboral ha registrado avances importantes, como el incremento en la creación de empleos formales, la incorporación de políticas y legislaciones para la justicia y dignidad laboral y un avance inédito en el valor del salario mínimo.
Pese a lo anterior, los retos todavía son grandes: en México la mitad de los trabajadores está en la informalidad y el 47% de ellos gana, como máximo, el equivalente a un salario mínimo, de acuerdo con datos de la ENOE al primer trimestre del 2023.
El Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de los Salario Mínimos (Conasami) se declarará en sesión permanente desde el 1 de diciembre hasta que se logre un acuerdo del alza salarial para el último año del sexenio.
Las propuestas van desde un alza de 12.8% sugerida por la Coparmex, otra del 25% hecha por la CTM, hasta la triplicación del salario mínimo solicitada por la CROC.
Según los datos oficiales, el salario mínimo vigente se ha incrementado de forma nominal 135% en comparación con diciembre de 2018, al pasar de 88.36 pesos, a 207.44 pesos en 2023.
El pasado 24 de noviembre, la Conasami salió a la defensa del salario mínimo, al declarar que “es falso que la inflación haya crecido más que los salarios en México.
“En comparación con diciembre del 2018, el salario mínimo acumula un crecimiento nominal de 135% y el salario base de cotización del Seguro Social del 50% mientras que la inflación acumula un alza de 27%”, enfatizó.
Precisó que el salario base de cotización promedio, que reporta el IMSS, ha aumentado 50% en los últimos cinco años, al posicionarse en octubre en 531.5 pesos diarios.
Sin embargo, José Luis Carazo, vocero del sector obrero en la Conasami y miembro de la CTM, afirmó que la propuesta cetemista de incremento del 25% al salario mínimo es debido a la carestía de los alimentos.
“A muchos les alarma y les confunde, porque dicen que cómo pretenden que se incremente un 25% el salario mínimo, si la inflación fue de tanto, pero lo que pasa es que no hemos recuperado el poder de compra que teníamos; además es fácil verlo: un kilo de carne cuesta de 180 pesos a 170 y el salario mínimo general es de 207 pesos, no hay que ser muy economista, ni muy ducho en la materia”, subrayó.