JAC E10X, ‘el auto eléctrico más barato de méxico’
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¿Y EL MOTOR?
En lo que respecta al motor, se trata de un pequeño propulsor eléctrico de 60 hp y 111 lb-pie.
El interior del auto eléctrico más barato de México tiene detalles atractivos como piezas en contraste y algunos detalles al color de la carrocería, tanto en tablero como en consola central. Su diseño es bastante limpio; reemplaza la palanca de velocidades por un selector de marcha al estilo de Mercedes-Benz, ubicado en donde la mayoría de los autos tienen la palanca del limpiaparabrisas.
A bordo encontraremos una pantalla de 10.25”, muchos espacios para colocar objetos personales y, frente al conductor, una pequeña pantalla de 6” a color para información de la computadora de viaje y del velocímetro. Ya no se siente como un auto barato. Eso sí, algunos ajustes entre piezas aún tienen margen de mejora.
Ahora bien, en cuanto a equipamiento, primero hay que especificar que el E10X no es un auto barato en comparación con otros hatchbacks urbanos —a gasolina— como Ignis, Grand i10 o Kwid. Sí, cuesta 100 mil pesos más, pero no sólo estás pagando la tecnología de propulsión eléctrica. El E10X tiene elementos de equipamiento poco habituales entre autos urbanos, como cuadro de instrumentos digital, freno de estacionamiento eléctrico, llave inteligente, cámara de reversa, faros de LED, control de velocidad crucero y sensor de estacionamiento trasero.
En general el equipamiento es muy completo, aunque hay una ausencia muy importante: no es compatible con Android Auto ni con Apple CarPlay. La interfaz de infotenimiento cumple en cuanto a resolución y rapidez, pero no se puede vincular de manera directa con el teléfono, sólo a través de la clásica conexión Bluetooth. Otro aspecto que llamó la atención es que el control de la climatización depende por completo de la pantalla; no hay perillas ni botones para hacerlo directamente desde el tablero.
Quizá el aspecto que más me hace ruido dentro de la configuración del JAC E10X para nuestro país es la seguridad. Ya cuenta con control electrónico de estabilidad —y se agradece mucho— pero únicamente ofrece bolsas de aire frontales. En un auto de más de 400 mil pesos hubiera sido interesante encontrar —al menos— otro par de airbags.
La potencia no es mucha, pero tiene la ventaja de no perder poder según la altitud —como un motor a gasolina— y de entregar su máximo desde el primer roce del acelerador. El resultado es una gran sensación de agilidad, superior a la de un auto urbano con motor a gasolina. Se siente más rápido, más divertido y más responsivo. Además, al ser eléctrico, no produce vibraciones ni hace ruido. Sólo debes tener en cuenta que a baja velocidad quizá los peatones no te escuchen; sólo emite un ruido artificial al circular en reversa.
VELOCIDAD
La velocidad máxima que pudimos alcanzar fue de 120 km/h, más que suficiente para trayectos urbanos. Hay un selector de modos de manejo que modifica la sensibilidad del acelerador, la entrega de energía y la velocidad máxima; todo se controla desde la pantalla. Desde ahí mismo se puede ajustar la intensidad del freno regenerativo. Yo, la verdad, lo puse en la mínima intensidad porque no es muy cómodo. En cuanto sueltas el acelerador, el freno tarda alrededor de un segundo en intervenir.
Finalmente hablemos de la batería. Tiene capacidad de 31.4 kWh. Es una batería pequeña, pero para un auto urbano está bien. Lo curioso es que no es de ion litio, sino de litio ferrofosfato. JAC dice que puede recorrer hasta 360 km por carga en su modo de manejo más eficiente; en condiciones reales, nosotros conseguimos una autonomía de 240 km, que no están mal para ciudad y para el precio. En corriente directa se puede cargar del 30 al 80% en 42 minutos, y en carga normal —como de centro comercial— sube del 15 al 100% en 6 horas.