Breivik se mostró "imperturbable" mientras disparaba: Testigo

Internacional
/ 29 septiembre 2015

Oberg, de 18 años, estaba cerca de la caseta de bombeo donde Breivik, disfrazado de policía, mató a una docena de jóvenes.

Oslo, Noruega.- El ultraderechista Anders Behring Breivik se mostró "imperturbable" y "tranquilo" cuando iba matando a balazos a los jóvenes del campamento de las Juventudes Laboristas en la isla de Utoya, reveló hoy en el juicio por los atentados de julio en Noruega Lars Henrik Rytter Oberg, superviviente de la matanza.

Oberg, de 18 años, estaba cerca de la caseta de bombeo donde Breivik, disfrazado de policía, mató a una docena de jóvenes tras hacerlos salir de su escondite por medio de engaños.

Al oír los primeros disparos, se lanzó al agua y nadó sumergido unos segundos, pero cuando salió a la superficie para respirar y se dio la vuelta, vio al ultraderechista de 33 años apuntándole.

"Por algún motivo, puede haber sido un ruido u otra cosa, se da la vuelta mirando a los que ya había disparado. Yo aprovecho la oportunidad para alejarme nadando", relató Oberg, según la transcripción de la televisión pública noruega NRK.

Mientras le apuntaba, tenía el mismo rostro "imperturbable" que le vio cuando mataba a otros jóvenes, declaró, aunque no lo escuchó emitir sonidos de júbilo, como aseguró ayer otra testigo.

Muy cerca de ser alcanzado estuvo también Muhammed Abdulrahman, otro joven de 20 años que asistía al campamento de Utoya, 45 kilómetros al oeste de Oslo y donde Breivik mató a 69 personas durante algo más de una hora, tras hacer estallar en el centro de la capital una bomba que causó la muerte a otras ocho.

Abdulrahman se escondió con otros en el agua en un extremo de la isla y vio cómo Breivik les disparaba de cerca en la cabeza a sus víctimas, aunque él pudo salvarse sumergiéndose debajo de unas plantas, lo que hizo previsiblemente que el islamófobo noruego errara el tiro.

Cuando segundos después volvió a asomarse a la superficie, Breivik ya se había dado la vuelta y continuado su camino, mientras Abdulrahman se acercó para comprobar que los otros jóvenes estaban muertos, lo que dijo que le trajo recuerdos de su infancia en Irak.

Al inicio de su testimonio, el joven contó cómo vio llegar a Breivik junto a la cafetería de la isla y disparar a una chica, que luego remató tras darle lo que le pareció una patada.

"De ninguna manera toqué a nadie en la isla, salvo a uno al que le estreché la mano (el policía de paisano que fue su primera víctima)", comentó al final de la vista Breivik, quien negó haber llevado puestos unos cascos para escuchar música.

La otra testigo del día, Janne Hovland, de 17 años, pudo observar durante unos segundos a Breivik, que simplemente estaba de pie mirando al agua, mientras ella permanecía escondida en una tienda de campaña junto a una chica malherida en la cabeza.

Breivik pasó de largo, y ellas siguieron escondidas, hasta que más tarde entró un agente, lo que les planteó un dilema.

"No podíamos hacer nada, tenía que confiar en él. O es auténtico, o morimos, pensé", afirmó Hovland, quien desde la masacre de Utoya ha pasado días "muy duros" ydice haber perdido tanto la seguridad en el día a día como la "alegría de vivir".

Los tres jóvenes, que al igual que los que testificaron ayer no resultaron heridos en la isla, declararon después de que fueran presentadas las autopsias de otras doce víctimas, como Ruth Benedichte Vatndal Nilsen, de 15 años, quien minutos antes de que Breivik la matara llamó a su madre para decirle que la quería.

En la vista de mañana se presentarán las últimas doce autopsias de las víctimas de Utoya y declararán otros dos supervivientes.




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