40 años después, Charles Manson sigue sin mostrar arrepentimiento

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El 15 de junio de 1970 se abrió el proceso contra Manson y sus "girls", Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Leslie Van Houten. Fue uno de los procesos más caros y largos en la historia criminal de Estados Unidos.
Los Angeles, EU.- Uno de los asesinos más famosos lleva el número de identificación B33920 en la cárcel californiana de Corcoran. Charles Manson tenía 36 años cuando el 29 de marzo de 1971 se emitió la condena a muerte contra él y sus seguidores más fieles por el asesinato de Sharon Tate, la mujer embarazada de Roman Polanski, y otras cuatro personas.
La foto más reciente, de 2009, muestra al hoy día anciano de 76 años medio calvo, con barba gris y una esvástica tatuada en la frente. Su onceavo pedido de libertad fue rechazado en 2002, por lo que podrá volver a reclamar su liberación en 2012. Apenas tiene oportunidades de lograrlo.
Los asesinatos de la "familia Manson" en agosto de 1969 fueron demasiado bestiales como para que se la concedan. El líder de la secta había armado a cuatro de sus seguidores -tres mujeres y un hombre- con bayonetas, pistolas y cuchillos y los envió a la mansión de Sharon Tate. El cadáver de la actriz de 26 años fue encontrado seriamente mutilado a la mañana siguiente. Había sido apuñalada decenas de veces, al igual que el bebé que llevaba en su vientre.
También fueron asesinados el peluquero estrella Jay Sebring y otros dos amigos. En el jardín se encontró el cadáver de un joven de 18 años que había pasado por allí de casualidad. Los asesinos escribieron en las paredes con sangre "Pigs" (cerdos). Un día después, volvieron a atacar. Esta vez, eligieron la casa del dueño de una cadena de supermercados, Leno LaBianca, y su esposa Rosemary.
El 15 de junio de 1970 se abrió el proceso contra Manson y sus "girls", Susan Atkins, Patricia Krenwinkel y Leslie Van Houten. Fue uno de los procesos más caros y largos en la historia criminal de Estados Unidos. Durante 225 días, los jurados fueron aislados del mundo exterior. Todo el mundo siguió de cerca el caso, tratando de entender con qué tipo de poder demoníaco un hombre había logrado convertir a un grupo de hijos de burgueses blancos en asesinos de sangre fría.
El proceso duró nueve meses. El papel más importante lo desempeñó la testigo y ex seguidora de Manson Linda Kasabian, que hizo de chofer a la banda en la noche del crimen. A cambio de su libertad bajo fianza, testificó contra los acusados. El mismo Manson afirmó que nunca mató ni indujo a nadie a ello. Si bien no estuvo presente durante los crímenes, el fiscal estatal Vincent Bugliosi lo presentó como un monstruo satánico y como el instigador al que las mujeres seguían como "robots sin cerebro".
Cuando Manson se grabó una X en la frente al inicio del proceso, las mujeres acusadas siguieron su ejemplo. El día de la lectura de las sentencias, todos se rasuraron la cabeza. Ninguna de las mujeres acusó a su líder. Se mantuvieron leales a Manson, al que veneraban como "Jesucristo".
El seguidor de Manson David Watson, que había tomado parte en los dos asesinatos, fue juzgado en Texas. También él fue condenado a muerte. Sin embargo, Allen no fue ejecutado ya que su condena fue transformada en una cadena perpetua. Susan Atkins pidió 13 veces ser liberada hasta que, en 2009, murió a los 61 años en la cárcel debido a un cáncer. Patricia Krenwinkel, de 63 años, obtuvo en enero su decimotercer "no" a su liberación. La mujer de cabello ya gris dijo ante la comisión correspondiente que sus crímenes la iban a perseguir por el resto de sus días. Leslie Van Houten, de 61 años, también volvió a pedir clemencia en vano en julio pasado, por decimonovena vez.
Manson, que a través de sus crímenes buscaba desatar una guerra racial entre negros y blancos, para luego erigirse en líder, nunca demostró arrepentimiento. En una entrevista televisiva en 1987 lamentó no haber matado a cientos de personas. Según dijo, para proteger la Tierra y la naturaleza había que diezmar a la población. Manson criticó la polución medioambiental, el derretimiento de los polos y la "debacle social".
El fiscal Bugliosi dijo alguna vez que Manson seguía teniendo admiradores, desde satanistas hasta skinheads. "Es un ícono espiritual, el sacerdote supremo del odio anti-establishment". Buglioso escribió la historia de Charles Manson. El libro, titulado "Hleter Skelter", vendió millones de ejemplares.
En tanto, un abogado italiano intenta conseguir la liberación de Manson. Giovanni Di Stefano envió en febrero un pedido al presidente estadounidense Barack Obama para que libere a su cliente. Según dijo, Manson sólo fue el líder de un culto, pero no un asesino. Di Stefano también tuvo entre sus clientes a Saddam Hussein y el ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic.