Alza de alimentos, un `tsunami silencioso'

Internacional
/ 2 marzo 2016

    Políticas estadounidenses al parecer bien intencionadas, como reducir el consumo del petróleo extranjero o proporcionar viviendas nuevas, han tenido además el efecto de encarecer la comida y hundir más en la pobreza a más de 100 millones de personas en todo el mundo

    WASHINGTON.- Mientras los estadounidenses se preparan para los días de campo por la conmemoración hoy del Día de los Caídos, tendrán más de qué preocuparse que sólo las hormigas y la lluvia. Ahora, el aguafiestas es la inflación.

    Así es que no lleven ensalada de huevo -el precio del huevo subió en más de 30 por ciento en el último año en todo el país. ¿Queso en la hamburguesa? Lo siento, aumentó 12 por ciento. ¿Jitomate? Se incrementó más de 8 por ciento.

    Las razones del aumento en los precios de los alimentos incluyen una demanda creciente en el ámbito mundial, costos de los energéticos en ascenso, especulación en el mercado y mal tiempo en muchas regiones agrícolas el año pasado.

    Sin embargo, algunas políticas gubernamentales estadounidenses también están ayudando a que suba el precio de los abarrotes. Las políticas están orientadas a lograr objetivos importantes, como la reducción en la dependencia del petróleo extranjero o en proporcionar viviendas nuevas, pero tienen la consecuencia no deseada de hacer que las comidas sean más caras.

    "Somos un productor de alimentos tan significativo que las políticas que establecemos tienen un papel real en cómo la gente en todo el mundo tiene acceso a los alimentos", dijo el senador republicano por Nueva Hampshire, John Sununu, en una audiencia conjunta del Senado y la Cámara de Representantes sobre los precios de los alimentos realizada este mes. Mientras que la inflación alimentaria está provocando que muchas familias estadounidenses reduzcan las porciones de las comidas o dejen de hacer alguna, el impacto en los países más pobres ha sido mucho mayor.

    En los últimos meses han estallado disturbios en Haití, Bangladesh, Egipto, Indonesia y otros países donde los precios de los alimentos son de casi el doble de los de hace tres años. En un informe reciente de Naciones Unidas se dice que son más de 100 millones de personas las que se están hundiendo aún más en la pobreza por el "tsunami silencioso" del aumento drástico en los precios de los alimentos.

    Aquí se presentan algunas de las políticas estadounidenses que dicen los expertos que aun cuando pueden ser bien intencionadas, están contribuyendo a elevar más los costos de los alimentos.

    Subsidios para el etanol
    Para ayudar a sustituir el suministro extranjero de energéticos, el Congreso ofrece un crédito fiscal de 51 centavos de dólar por cada galón de etanol que se mezcle con la gasolina. El impulso ha sido tan exitoso que el consumo de maíz de la industria del etanol se ha duplicado desde 2005, engulléndose una tercera parte de la cosecha estadounidense de este año, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos

    El año pasado, la fanega de maíz costaba alrededor de 4.10 a 4.40 dólares. Este año, el DA está proyectando 5.50 dólares. Bruce Babcock, director del Centro para la Agricultura y el Desarrollo Rural de la Universidad Estatal de Iowa,dijo al Congreso este mes que los precios del maíz bajarían 13 por ciento si los legisladores eliminaban los subsidios y las protecciones comerciales para el etanol.

    A su vez, "la baja en los precios del maíz reduciría el costo de alimentar el ganado vacuno en 5 por ciento de los ingresos, los cerdos en 7 por ciento del ingreso, las gallinas ponedoras en 4 por ciento, y el ganado lechero en 3 por ciento", dijo. "Esta disminución en los costos de producción se traduciría finalmente en precios al consumidor que serían más bajos".

    Algunos partidarios del subsidio al etanol dicen que la demanda creciente de maíz no está causando aumentos significativos en los precios. El senador republicano por Iowa, Charles Grassley, emitió una declaración este mes en la que dice que los críticos "están haciendo del etanol el chivo expiatorio de todo: los altos precios de la gasolina, la escasez mundial de alimentos, el calentamiento global y la deforestación".

    Sin embargo, los economistas en general están de acuerdo en que la producción de etanol ha ayudado a incrementar el precio del maíz usado como alimento y como forraje para los animales.


    Mandatos para biocombustible
    Los Estándares de Combustibles Renovables de la Ley de Independencia Energética y Seguridad de 2007 establecen los niveles mínimos de consumo estadounidense de biocarburantes. Este año, la ley manda 9 mil millones de galones e incrementa el nivel a 10.5 mil millones de galones para 2009. Además del etanol a partir del maíz, otros biocombustibles se hacen de cultivos como frijol de soya, caña de azúcar, remolacha, trigo y cebada.

    Conforme aumente el uso de biocarburantes también lo hará el costo de los alimentos, según Rachel Smolker, experta en estos energéticos del Proyecto para la Justicia Mundial y la Ecología, un grupo no lucrativo con sede en Hinesburg, Vermont. "Se requiere mucho terreno" para sembrar suficientes cultivos para producir cantidades significativas de biocombustibles, dijo Smolker. "Sólo tenemos una cantidad determinada de tierra que se puede usar para la agricultura".

    Barreras comerciales, cuotas y sostenimiento de precios Estados Unidos ha proporcionado de tiempo atrás protección a ciertos cultivos. Por ejemplo, un sistema de interbloqueo con sostenimientos de precios y cuotas de importación ha mantenido artificialmente altos los precios del azúcar. Tan sólo este mes, el Congreso aprobó una ley agrícola por la cual se incrementa la proporción de préstamos de azúcar, que funciona como un precio mínimo garantizado por el Gobierno para los productores, de 18 centavos la libra a 18.75 dólares la libra.


    La mayoría de los economistas dice que el uso generalizado de tarifas, subsidios y cuotas agrícolas en todo el mundo provoca el alza en los precios, y con frecuencia niega a los agricultores en países pobres oportunidades de vender a clientes acaudalados en Europa y Norteamérica.

    Sin embargo, eliminar tales restricciones en el comercio mundial ha sido una tarea difícil, en gran medida porque "casi cada país tiene barreras comerciales de algún tipo", dijo David Anderson, un economista especializado en agricultura de la Universidad A&M de Texas.


    Políticas agrícolas
    Los críticos dicen que el Congreso ha invertido poco en investigación y tecnología agrícolas, así como en infraestructura rural, como sistemas de irrigación y redes de transporte.

    Patrick Westhoff, codirector del Instituto de Investigación de Políticas Agrícola y Alimentaria de la Universidad de Missouri, dijo que la mayoría de los expertos en política cree que un incremento en el gasto gubernamental en investigación de semillas, en particular las del trigo, produciría mayores cosechas y precios más bajos.

    "Hay un papel tanto para la investigación pública como para la privada", dijo, pero la parte gubernamental ha estado descendiendo drásticamente en los últimos años. La investigación que se llevó a cabo hace décadas está produciendo más alimentos hoy, explicó. "Hemos visto que reditúa en el pasado", dijo.

    Políticas de uso de suelos
    Las políticas para el transporte y el uso de suelo han alentado a los agricultores a convertir terrenos agrícolas en subdivisiones habitacionales y centros comerciales. Estas políticas pueden ayudar a bajar los precios de la vivienda, pero restan superficie para uso agrícola.

    "Hay ciertas políticas que conducen al crecimiento urbano", dijo Lori Lynch, una catedrática de economía agropecuaria de la Universidad de Maryland. "Entre 1982 y 1997 la población estadounidense creció 17 por ciento, pero la superficie total urbanizada, 47 por ciento", dijo. "Hemos convertido mucha tierra de alta calidad en vivienda".

    La pérdida de superficies agrícolas en favor de la urbanización no tiene un impacto mundial significativo, como el de elevar el precio del arroz en Indonesia, comentó. Sin embargo, puede hacer que los productos agrícolas sean más caros para un estadounidense en el mercado local.

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