¿A qué se debe la victoria de Trump en las elecciones?, la Revista Science lo explica
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La revista Science explica en su editorial que el éxito de Donald Trump en las elecciones estadounidenses “es haber sabido socavar la verdad en beneficio político”
En su editorial titulada “Time to take stock” escrita por H. Holden Thorp, quien es Redactor jefe, revistas científicas, la revista Science precisa que la reelección del candidato republicano, Donald Trump para “un segundo mandato no consecutivo” como presidente de estadounidense, evidencia una realidad: “si bien su éxito se debe en parte a su voluntad de aprovechar la xenofobia, el sexismo, el racismo, la transfobia, el nacionalismo y el desprecio por la verdad”
“Su mensaje resuena en una gran parte de la población estadounidense que se siente alienada de las instituciones gubernamentales, sociales y económicas del país, entre ellas la ciencia y la educación superior”.
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Con el fin de poder recobrar a “este grupo descontento”, prosigue Thorp, los líderes científicos deberán impulsar “un panorama científico” que sea “más inclusivo para todos los estadounidenses” y además, demostrar cómo es que la ciencia es capaz de tener éxito durante el mandato de Trump.
Por lo que va a ser “necesario que toda la industria científica cambie los comportamientos que hacen que la ciencia y sus practicantes sean susceptibles a ataques persistentes y futuros”, afirma Thorp.
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ATAQUES A LA CIENCIA
“No nos engañemos”, exhorta Thorp, debido a que las embestidas políticas dirigidas a la ciencia proceden “en gran medida” de aquellos que buscan debilitar la verdad con el objetivo de “obtener beneficios políticos”, siendo esta “dinámica es la principal causa de la pérdida de confianza en la ciencia”.
No obsta, “la ciencia necesita encontrar mejores formas de protegerse de estos ataques”, afirma Thorp.
Durante la administración anterior de Trump, los científicos respondían con frecuencia a los enfrentamientos “contraatacando en las redes sociales y en los noticieros por cable (yo participaba con entusiasmo, pero hace un año abandoné Twitter, ahora llamado X)”.
Si bien, este intercambio “animado y a menudo conflictivo” propició un sentimiento “de unidad entre muchos científicos” y a su vez, creo una plataforma destinada a “defender la ciencia”, sin embargo no consiguió convencer a las personas sobre que “los ataques eran infundados”.
Thorp cita un ejemplo, alrededor del 20% de los estadounidenses rechazaron a recibir la vacuna contra el COVID-19. Este fracaso puede achacarse “en parte a la naturaleza de las redes sociales y de los noticieros por cable”. Debido, añade a que “los algoritmos de las redes sociales evolucionan para crear división, y los noticieros por cable prosperan gracias al conflicto”.
De este modo, estas plataformas no coadyuvan a generar confianza, “por muy ingeniosa o apasionada que sea la retórica”. Sin embargo, derivado de la “consecuencia de la continua erosión de la confianza en la ciencia, el vigoroso rechazo, especialmente durante la pandemia, tuvo poco impacto”, explica Thorp.
COMO CONSECUENCIA DE ESTOS ATAQUES LA CIENCIA PIERDE CONFIANZA
En consecuencia a estos ataques, Thorp precisa que la ciencia “se vuelve vulnerable a la desconfianza”, y como resultado también es “susceptible a ataques cínicos, cuando se producen malas prácticas en la investigación y las revistas, las agencias federales y las universidades tardan en corregir los hechos”.
CAMBIAR LA FORMA EN LA QUE SE PERCIBE A LA CIENCIA
Por otra parte, las investigaciones revelan que es hay más posibilidades de que las personas “confíen en los científicos” cuando estas muestran su interés por “cambiar sus puntos de vista sobre la base de nuevos datos”, como se conjetura que así lo hacen los científicos.
Gracias a esta “apertura” es posible ayudar a “contrarrestar las percepciones negativas de que los científicos pueden estar sesgados por sus opiniones políticas”, explica Thorp.
“Pero las instituciones y muchos investigadores principales responden a las preguntas sobre sus investigaciones cerrando filas y escondiéndose detrás de excusas que podrían proteger a la institución de la responsabilidad”, detalla Thorp.
“De manera similar, como las instituciones intentan protegerse de la controversia política, a menudo no están dispuestas a respaldar artículos que son correctos si los hallazgos cuestionan las posiciones de algunos grupos”, añade.
Por lo que, en opinión de Thorp, no es extraño que las personas pierdan “la confianza en las instituciones, en particular las universidades y los organismos de financiación”.
Para Thorp “la confianza pública en la ciencia podría superar con creces la engendrada por instituciones opacas y burocráticas si la comunidad científica deja de actuar como ellas”.
“Eso significa ser más abiertos y accesibles, demostrar que los científicos efectivamente actualizan las ideas cuando aparecen nuevos datos y poner a las personas y al interés público por delante del dinero y el estatus de los poderosos”, prosigue.
Thorp concluye que “los ataques seguirán ocurriendo y probablemente se acelerarán durante los próximos cuatro años. Por doloroso que sea, la comunidad científica debe responder de manera que esos ataques tengan menos éxito”.
Con información de la revista Science.