Conoce a los tres hombres que narraron a millones de personas la tragedia el 11-S
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Tom Brokaw de NBC News, Peter Jennings de la ABC y Dan Rather de la CBS narraron el atentado terrorista contra Estados Unidos el 11 de Septiembre de 2001.
Esas palabras fueron repetidas en millones de hogares el 11 de septiembre de 2001. Amigos y parientes llamaron por teléfono: algo terrible sucedía. Tienen que verlo.
Antes de las redes sociales y con las noticias en línea en su infancia, la historia del día en que terroristas mataron a casi 3,000 personas se desarrolló principalmente en la televisión. Incluso algunas personas al interior del World Trade Center realizaron la llamada telefónica. Sintieron una sacudida, podían oler humo. ¿Podría alguien ver las noticias para averiguar qué sucedía?
La mayoría de los estadounidenses fueron guiados a través de lo inimaginable por alguno de tres hombres: Tom Brokaw de NBC News, Peter Jennings de la ABC y Dan Rather de la CBS.
“Fueron lo más parecido que tuvo los Estados Unidos a líderes nacionales el 11 de septiembre”, dice Garrett Graff, autor de “The Only Plane in the Sky” (“El único avión en el cielo”), una historia oral del ataque. “Fueron la autoridad moral del país en ese primer día, cumpliendo un papel muy histórico de básicamente dar terapia al país a través de esta tragedia en un momento en que su liderazgo político estuvo en gran medida en silencio y en gran medida ausente de la conversación”.
Los medios de comunicación han cambiado en los 20 años posteriores, y algunos expertos creen que la misma historia se sentiría incluso más caótica y aterradora si se reportara hoy.
Pero en ese día, cuando Estados Unidos se enfrentó a lo peor de la humanidad, tenía a tres periodistas en la cima.
Brokaw, Rather y Jennings eran los reyes de los noticieros el 11 de septiembre de 2001. El instinto competitivo y el ego los había llevado hasta ese lugar. En ese momento, cada uno era el presentador principal del noticiero nocturno de su cadena desde hacía unas dos décadas. Cada uno tenía una amplia experiencia para reportar noticias antes de eso, Brokaw y Rather en la Casa Blanca durante Watergate, Jennings como corresponsal en el extranjero principalmente.
Si bien no fueron los únicos periodistas al aire, Aaron Brown de CNN narró memorablemente la escena desde una azotea de Nueva York, por ejemplo, ABC, CBS o NBC eran las primeras opciones para las noticias.
A diferencia de hoy, donde es probable que un estudio de televisión esté repleto de gente cuando se produce una historia grande, en ese entonces era bastante claro quién estaba a cargo.
“Los tres éramos conocidos porque habíamos llevado al país a través de otras catástrofes y grandes eventos”, recordó Brokaw este verano. “El país no tenía que telefonear a todos lados para ver quién sabía qué, por así decirlo”.
Cada hombre estaba en Nueva York esa mañana. Se apresuraron a sus respectivos estudios y llegaron menos de una hora después de que el primer avión golpeara el World Trade Center a las 8:46 a.m.
¿Fue un accidente terrible? El segundo avión irrumpió en las torres con una bola de fuego y los informes aterradores del Pentágono respondieron esa pregunta, pero dejaron muchas más.
Los reportes iniciales de las cadenas fueron manejados por periodistas de una reputación considerable: Katie Couric, Matt Lauer, Bryant Gumbel, Charles Gibson, Diane Sawyer. Sin embargo, hubo una sensación inequívoca de que habían llegado los principales cuando Brokaw, Jennings y Rather tomaron las riendas.
“Estaba claro que era un ataque a los Estados Unidos”, dice Marcy McGinnis, quien estaba a cargo de las noticias de último momento en la CBS ese día. “Quieres a la persona más experimentada en esa silla porque aporta mucho. Aportan toda su experiencia de vida, aportan toda su experiencia como presentadores ancla”.
Es difícil transmitir la confusión y la ansiedad a las que entraron. En ese momento, Brokaw se preguntó en voz alta si los daños a las torres serían tan graves que tendrían que ser demolidas. Sin embargo, los espectadores pudieron ver que, momentos antes, la mayor parte de una torre ya se había derrumbado.
Las cosas sucedían demasiado rápido para seguirles el ritmo.
“El país necesitaba algún tipo de estabilidad, algún tipo de suelo bajo sus pies”, dice David Westin, presidente de ABC News en ese momento. “¿Dónde estamos? ¿Qué pasa? ¿Qué tan malo puede llegar a ser esto? Necesitaba un sentido de ‘hay algunas cosas que sabemos y algunas cosas que no sabemos. Pero así es como avanzamos desde aquí’”.
Esos son generalmente deberes a cargo de los políticos que salen al aire ante la primera señal de un incendio forestal, un huracán, una pandemia o algún otro desastre. Sin embargo, los líderes gubernamentales fueron mantenidos fuera de la vista durante gran parte del 11 de septiembre hasta que resultó claro que el ataque había terminado.
Hasta entrada la tarde de ese día, el presidente George W. Bush permaneció en el aire en el Air Force One; las comunicaciones entonces primitivas captaban las señales de televisión sólo de manera intermitente, lo que permitía al presidente ver la televisión abierta sólo cuando el avión sobrevolaba las grandes ciudades.
La ausencia del presidente acentuó la importancia de los presentadores principales y, de hecho, provocó la ira de algunos miembros de la administración Bush hacia Jennings que perdura hasta el día de hoy. Incitados por Rush Limbaugh, sintieron que Jennings menospreció a Bush por la forma en que señaló que el presidente estuvo fuera de la vista por varias horas durante la crisis. Westin dijo que Jennings fue malinterpretado.
Ese día, cada presentador principal mostró sus fortalezas particulares.
Brokaw, quien acababa de escribir “The Greatest Generation” (“La generación más grande”), un libro sobre aquellos que lucharon en la Segunda Guerra Mundial, pudo poner el evento en contexto instantáneamente: estábamos siendo testigos de la historia, explicó, y no sólo de las noticias.
Lo calificó como el mayor ataque en suelo estadounidense desde la Guerra de 1812, dijo que la cara de Manhattan había cambiado para siempre, que la vida cotidiana no sería la misma. “Esta ha sido una declaración de guerra a los Estados Unidos”, dijo a los espectadores.
Al mirar hacia atrás, Brokaw dice que sintió que su trabajo principal era brindar a los espectadores más de lo que podían ver por sí mismos en la pantalla.
“A lo largo de mi carrera, constantemente trataba de pensar ‘¿cuál es el panorama general aquí?’”, dice. “Creo que eso fue especialmente cierto ese día”.
Rather pondría el pie en el freno, y recordó a aquellos que miraban que distinguieran entre los hechos y las especulaciones. Antes de que Twitter y Facebook existieran, advirtió que los rumores “se esparcirían como moho en un sótano húmedo”.
Cuando se hizo cargo de la cobertura de CBS, dijo a los espectadores que “la palabra del día es firme, firme. Sí, han sucedido algunas cosas terribles, pero hasta que, y a menos que sepamos los hechos, es muy difícil sacar muchas conclusiones”.
Recordó a la gente que “no toda la ciudad está envuelta en humo y llamas, ni por asomo”.
A veces, su cautela lo engañó, ya que repetidamente hizo referencia a informes no confirmados de que la primera torre había caído. Para entonces, los espectadores podían verlo por sí mismos.
“Las emociones y las tensiones fueron altas ese día”, dijo Rather a The Associated Press recientemente. “Con el fin de destacar para ayudar a calmar el pánico, debes ser claro, conciso y transparente. La gente sabrá exactamente dónde está parada y podrá evaluarlo por sí misma”.
Sorprendentemente, se filtraron pocos reportes falsos en esas primeras horas, el más destacado fue que un auto bomba había explotado en el Departamento de Estado, en Washington. Un grupo se atribuyó falsamente la responsabilidad del ataque. La especulación se mantuvo en gran medida bajo control, aunque a la sombra del ataque al World Trade Center ocho años antes, el nombre de Osama bin Laden surgió rápidamente.
Jennings fue el presentador ancla consumado. Tejió hábilmente todos los elementos, relatos de testigos presenciales, análisis de expertos, boletines de última hora, y lo que los espectadores vieron con sus propios ojo, en una narrativa convincente.
“Nació para hacer eso”, dice Kayce Freed Jennings, viuda del presentador ancla de la ABC que murió de cáncer de pulmón en agosto de 2005. “Estaba en su zona. Fue un gran comunicador y, tal vez, una gran comunicación fue lo más importante que pudo ofrecer ese día”.
Cada uno de los presentadores principales, entrenados en la vieja escuela, mantuvo las emociones bajo control. La excepción fue Jennings, cuyos ojos estaban húmedos cuando la cámara regresó a él después de un reporte de Lisa Stark de la ABC.
Reveló que acababa de reportarse con sus hijos, quienes estaban profundamente estresados. “Así que, si usted es padre o madre y tiene un hijo en otra parte del país, llámelo”, aconsejó.
“Había más formalidad incluso hace 20 años de la que hay hoy, donde no hay límite de qué tan personales se vuelven los presentadores principales a veces”, dice ahora Brian Williams de MSNBC. “El hecho de que Peter hiciera eso como que instantáneamente nos incluyó a todos”.
Al principio, las menciones sobre bajas se mantuvieron al mínimo. Nadie sabía. Eso cambió cuando la segunda torre implosionó y se convirtió en el momento más impresionante de la mañana. Los presentadores ancla prepararon a los espectadores para lo peor.
“No hay palabras para describir esto”, dijo Rather entonces. “Es un momento para observar, absorber y pensar. Lo que habíamos esperado y orado para que no aconteciera, que no pudiera acontecer, aconteció. El World Trade Center de Nueva York, en efecto, ha sido destruido. La pérdida de vidas será alta”.
Va a ser horrible, dijo Brokaw a los espectadores. El daño va más allá de lo que podemos decir.
“Todos somos humanos”, dijo Brokaw este verano, “incluso aquellos de nosotros que somos periodistas y que pasamos nuestra vida tratando de poner las cosas en contexto y contribuir a la comprensión de los espectadores. Tenemos que ser tanto empáticos como ayudar al espectador a través de lo que está viendo”.
Esa noche, después de más de una docena de horas al aire, Brokaw regresó a un apartamento vacío; su esposa y su familia estaban fuera de la ciudad y sin poder regresar. Se sirvió un trago y recibió una llamada telefónica con la noticia de que un amigo de la familia había fallecido, sin relación con los ataques.
Durante 40 minutos, se sentó en el borde de su cama y lloró.
Brokaw dejó su cargo en el Noticiero Nocturno de la NBC (NBC Nightly News) después de la elección de 2004. Ahora enfermo y de 81 años, se mantiene activo escribiendo libros, pero rara vez aparece en televisión. Rather dejó CBS News tras los efectos colaterales por un reportaje de 2004 sobre el servicio de la Guardia Nacional de Bush. Ahora de 89 años, es un tuitero activo sobre la política y los medios.
Los nuevos presentadores principales están en sus viejos roles en la ABC (David Muir), la CBS (Norah O’Donnell) y la NBC (Lester Holt).
Si ocurriera un ataque al estilo del 11 de septiembre en el mundo de los medios de comunicación de hoy, ¿a dónde acudirían las personas en busca de noticias? Las cadenas de noticias por cable están mejor establecidas ahora como un lugar al que acudir por las noticias de última hora, sin embargo, también están mucho más impulsadas por sus opiniones. ¿Cuántas personas instantáneamente querrían que sus noticias fueran vistas a través de un prisma ideológico?
Muchos probablemente irían primero a las redes sociales, dijo Graff. Los presentadores principales de televisión ya están muy conscientes, durante las noticias de última hora, de que muchas personas que los miran también monitorean Twitter.
“Tengo el presentimiento de que dedicaríamos mucho de nuestro tiempo eliminando la desinformación en las redes sociales”, dice Williams.
Además de las opiniones y la especulación, Internet albergaría a más reporteros, aficionados o no. La primera palabra de que algo andaba mal podría no ser sobre un avión que chocó contra el World Trade Center, sino el tuit de alguien que decía que su avión había sido secuestrado.
Se recrearon escenas de pasajeros que corrían a la cabina de mando del vuelo 93 de United Airlines para afrontar a los secuestradores antes de que el avión se estrellara en Pensilvania y se convirtiera en parte del acervo del 11 de septiembre. Hoy en día, alguien podría publicar fotos del suceso real en Instagram.
El mundo seguramente vería con detalles gráficos el horror de lo que ocurría en el World Trade Center, los cuerpos mutilados, los incendios incontrolables y las decisiones sobre si saltar o quemarse.
Las noticias de televisión tenían guardianes que tomaron las decisiones editoriales el 11 de septiembre, la más destacada, la decisión de no mostrar imágenes de personas que saltaban o caían hacia su muerte. Las cadenas finalmente detuvieron las repeticiones de los aviones que chocaban contra las torres, preocupadas de que los niños traumatizados pensaran que la misma tragedia estaba sucediendo una y otra vez.
En las redes sociales, no existen tales barreras.
“Desafiaría la censura”, dice David Friend, autor de “Watching the World Changes: The Stories Behind the Images of 9/11” (“Observando los cambios del mundo: las historias detrás de las imágenes del 11-S”). “Por más que provocara el pánico y fuera una experiencia tan trágica históricamente en este país, si la tecnología actual hubiera existido en 2001, creo que usted habría tenido algo mucho más desgarrador”.
El paso del tiempo y el trabajo actual de David Westin, es ahora presentador ancla de Bloomberg Television, le han dado una perspectiva de lo que hizo Peter Jennings el 11 de septiembre de 2001. Él cree que Jennings fue el mejor presentador de noticias de televisión de todos los tiempos, y aunque el día haya sido tan terrible, fue el logro que lo coronó.
“Los tres estaban preparados ese día”, dice Russ Mitchell, presentador ancla de WKYC-TV en Cleveland. Hace dos décadas, era un sustituto de Rather si necesitaba ayuda el 11 de septiembre. “La totalidad de sus carreras los había llevado a ese punto”.
Hay otra cosa que los hombres parecen tener en común.
Freed Jennings dijo que ella no cree que su esposo haya visto alguna vez las grabaciones de su desempeño ese día. “Esa no era su costumbre”, dijo. Brokaw dijo que no lo ha hecho, sobre todo porque teme detectar un error que lo carcomería. Rather tampoco lo ha hecho, y su razón es la más simple. Sobrevivir una vez ese día fue suficiente.