El empresario Donald Trump va de viaje de negocios a Davos

Internacional
/ 27 enero 2018

El discurso, de unos 15 minutos, fue decepcionante respecto a las expectativas y el contenido. Trump ofreció lo predecible.

El presidente que se presenta como luchador por las mujeres y hombres olvidados en realidad busca la aprobación de las élites"...

Cuántas veces maldijo en el pasado Donald Trump a los círculos elitistas que se reúnen en el Foro Económico Mundial de Davos... En su campaña a la Casa Blanca arremetía contra ellos, asegurando que eran hijos de la globalización que se llenaban los bolsillos a costa de los trabajadores estadounidenses.

Pero dos días en la idílica localidad suiza parecen haber servido para amansar al presidente estadounidense, y los malvados globalizadores incluso aplaudieron educadamente al nacionalista económico.

"El presidente que se presenta como luchador por las mujeres y hombres olvidados en realidad busca la aprobación de las élites", criticó la organización humanitaria Oxfam.

El aplauso para Trump fue más bien modesto en comparación con el que recibió, por ejemplo, el presidente francés, Emmanuel Macron. Pero aun así, el mandatario estadounidense recibió la aprobación de los presentes.

"Su reforma fiscal reduce notablemente la carga impositiva y supone un gran impulso para la economía mundial", dijo el fundador del Foro de Davos, Klaus Schwab, en referencia a la medida de Trump. El inquilino de la Casa Blanca fue incluso agasajado en el escenario con una marcha especial tocada en directo.

En sí, el discurso transcurrió sin incidentes y no fue nada espectacular. Hubo algún ataque a la prensa, por si acaso lo escuchaban los votantes estadounidenses. También aseguró que no se puede tener "un comercio justo y libre cuando algunos países rompen las reglas" y que "Estados Unidos primero no significa Estados Unidos solo”.

$!El empresario Donald Trump va de viaje de negocios a Davos

Pero más allá de eso, se vio poco del estilo combativo mostrado por Trump poco antes de viajar a Davos, cuando generó indignación al anunciar nuevos aranceles. Incluso dejó entrever una vuelta al libre comercio y no descartó que su país vuelva al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), de donde lo sacó hace un año en una de las primeras decisiones de su mandato.

Apenas hubo alguna referencia a temas conflictivos de política exterior como Corea del Norte, y ni una palabra sobre Europa, que parece haber vivido una resurrección en Davos como potencia político-ecónomica con renovada confianza en sí misma.

El discurso, de unos 15 minutos, fue decepcionante respecto a las expectativas y el contenido. Trump ofreció lo predecible. "Le gusta alabarse, así que hablará sobre la subida de las Bolsas, sobre la reforma fiscal, sobre el crecimiento económico", había precedido un relevante político estadunidense.

El ambiente era tenso en la abarrotada sala cuando Trump subió al escenario poco antes de las 14:00 horas (13:00 GMT), acompañado por Schwab. Más de mil personas se apiñaban en la sala, entre ellas muchos representantes de la élite financiera y económica, mientras que algunos tuvieron que quedarse fuera.

Schwab se dio cuenta pronto de que esa última comparecencia no sería una más. Cuando defendió que el "fuerte liderazgo" de Trump es propenso a los malentendidos y prejuicios, se escuchó un murmullo en la sala.

El ejemplo de Siemens muestra lo delicada que puede ser la cercanía a Trump para los líderes empresariales. El presidente de la empresa alemana, Joe Kaeser, anunció que gracias a la rebaja fiscal de Trump se harán inversiones en la fábrica de turbinas de gas de Carolina del Norte. No pasó mucho tiempo antes de que los sindicatos alemanes se le echasen encima y le preguntasen por los puestos de trabajo allí.

La reforma fiscal de Trump, con una drástica bajada de impuestos a las empresas, llenará los bolsillos de las compañías. Siemens, por ejemplo, consigue una cuarta parte de su facturación en Estados Unidos.

Pero a muchos les preocupa el creciente aislamiento en el comercio, la tozuda postura de los estadounidenses respecto a los aranceles y sobre todo, el tono en el que se presenta todo ello. Algunos analistas económicos auguran daños colaterales ya sólo por el hecho de que Trump entorpece el diálogo internacional.

Incluso Klaus Schwab, que fue extremadamente amable con Trump, escribió lo siguiente en el libro de visitas: "Las naciones fuertes y soberanas no sólo coexisten, también trabajan juntas".

COMENTARIOS

Selección de los editores