Mientras Trump se acerca a Rusia y va contra Ucrania, los republicanos guardan silencio
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La mayoría de los republicanos del Congreso han moderado sus críticas o han cedido ante el presidente mientras este ignora lo que una vez fueron los principios básicos de política exterior de su partido
NUEVA YORK- Mientras el presidente Trump gira bruscamente hacia Rusia, trastocando generaciones de política exterior estadounidense, también desafía a los miembros de su propio partido en el Congreso, muchos de los cuales han pasado su carrera defendiendo una postura de mano dura contra Moscú y un fuerte respaldo a los aliados en Europa que se enfrentan a sus amenazas más inmediatas.
Sin embargo, la respuesta de los republicanos en el Capitolio ha sido débil, en algunos casos hasta el punto del silencio. Los republicanos apenas han reaccionado ante los esfuerzos de Trump por acercarse al presidente ruso Vladimir Putin o culpar a Ucrania en su intento de poner un rápido fin a la guerra que comenzó cuando Rusia invadió el país.
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Aunque algunos republicanos han expresado su consternación por los movimientos y declaraciones de Trump, no ha habido ningún esfuerzo concertado para desafiarlo por parte de los líderes del Partido Republicano o de los senadores que desempeñan papeles fundamentales en la supervisión de la política militar y exterior en el Congreso.
“Ahora mismo, hay que darle espacio”, afirmó el senador John Thune, republicano por Dakota del Sur y líder de la mayoría, en una rueda de prensa en el Capitolio el miércoles, tras un almuerzo a puerta cerrada del Senado con el vicepresidente JD Vance.
La reunión semanal suele brindar a los senadores la oportunidad de limar asperezas internas. Algunos senadores expresaron su deseo de utilizar al menos parte de ese tiempo para presionar a Vance sobre la aparente voluntad de Trump de abandonar a los aliados estadounidenses, acercarse a Putin y calificar al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, como un “dictador”.
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Pero cuando llegó el momento, el tema no salió a colación, según varios asistentes.
“Lo que apoyo es un desenlace y un resultado pacífico en Ucrania”, dijo Thune a los periodistas tras la reunión, “y creo que ahora mismo el gobierno, el presidente y su equipo están trabajando para conseguirlo”. Sobre el hecho de que Trump calificara a Zelenski de dictador, solo dijo: “El presidente habla por sí mismo”.
Thune formaba parte del considerable contingente de senadores republicanos que pasó los últimos tres años respaldando la legislación para enviar decenas de miles de millones de dólares en ayuda a Ucrania para su esfuerzo bélico. Ahora que Trump está en la Casa Blanca, oponen poca resistencia a medida que el presidente se vuelve contra Kiev.
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Incluso el senador por Kentucky Mitch McConnell, el antiguo líder del partido que trabajó para establecerse como la principal voz republicana en apoyo de Ucrania y un contrapeso al enfoque de Trump de “Estados Unidos primero” en política exterior, ha permanecido públicamente en silencio ante el acercamiento del presidente a Rusia.
Es un giro sorprendente para los republicanos, quienes durante décadas se definieron como el partido de una defensa fuerte y argumentaron que Estados Unidos tenía un papel fundamental que desempeñar como faro de la libertad y defensor de las democracias en todo el mundo.
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Algunos legisladores del Partido Republicano han dejado claro que no están de acuerdo con el planteamiento de Trump, pero la mayoría lo ha hecho esforzándose por no criticar al presidente. El senador Roger Wicker, republicano por Mississippi y presidente del Comité de Servicios Armados, dijo que no estaba de acuerdo con la idea de una reunión en persona con Putin.
“Mi consejo al presidente, si me lo pidiera, sería que no concediera a Vladimir Putin el beneficio de sentarse con un jefe de Estado elegido democráticamente”, dijo Wicker, calificando al dirigente ruso de “rufián internacional y criminal de guerra de la peor calaña”.
Pero aunque dirige la comisión del Senado que supervisa la seguridad nacional, Wicker dejó claro que Trump no lo ha consultado.
Hace un año, casi dos decenas de senadores republicanos desafiaron los deseos de Trump y votaron a favor de seguir enviando decenas de miles de millones de dólares en ayuda militar y de otro tipo a Ucrania para luchar contra Rusia. Pocos de esos legisladores se han pronunciado en contra de su postura actual, y quienes lo han hecho han formulado en su mayoría críticas cuidadosamente redactadas, dirigidas a Putin, pero no a Trump.
“Bueno, parece que ésa es la dirección que tomarán”, dijo la senadora republicana por Alaska, Lisa Murkowski, sobre el impulso del gobierno de Trump para restablecer los lazos diplomáticos con Rusia.
Murkowski, quien parecía hablar con cuidado para evitar criticar directamente a Trump, dijo que esperaba que el país no “perdiera de vista el hecho de que Rusia, Putin, invadió Ucrania descaradamente y sin consideración por la vida o las fronteras”.
“Creo que debemos tener mucho cuidado”, añadió.
Trump ha dicho en los últimos días que Ucrania tiene la culpa del inicio de la guerra. Desde su residencia de Mar-a-Lago, le dijo a los periodistas que los dirigentes ucranianos “podrían haber llegado a un acuerdo”. El miércoles, agudizó sus críticas, calificando a Zelenski de “dictador sin elecciones”.
El senador republicano por Carolina del Norte, Thom Tillis, quien regresó recientemente de un viaje a Kiev en el que él y otros dos senadores reafirmaron su apoyo a Ucrania, se mostró reacio al comentario de “dictador”.
“No es una palabra que yo utilizaría”, declaró a la prensa el miércoles.
“No hay equivalencia moral entre Vladimir Putin y el presidente Zelenski”, dijo Tillis sobre los comentarios de Trump en una publicación en su red social.
Pero Tillis, quien hace poco se planteó un enfrentamiento con Trump sobre su secretario de Defensa y luego se retractó, también tuvo cuidado de evitar criticar directamente el planteamiento del presidente. Tillis dijo que creía que, en última instancia, Trump escucharía a sus asesores y tomaría nota del malestar de los republicanos del Capitolio, quienes en privado podrían estar instándolo a evitar apaciguar a Putin.
Cuando se le preguntó si apoyaba la idea de que Trump celebrara una reunión en persona con el presidente ruso, la senadora republicana por Iowa, Joni Ernst, se limitó a encogerse de hombros.
El año pasado, Ernst formó parte del contingente de republicanos que votó a favor del envío de miles de millones de dólares en ayuda militar a Ucrania. En aquel momento, dijo que su apoyo era para proyectar la fuerza estadounidense en el escenario mundial, algo que, según ella, no estaba haciendo el presidente Joseph R. Biden Jr.
“Al reforzar y equipar a Estados Unidos para que haga frente a la agresión de nuestros adversarios, el Congreso ha dado un paso adelante para hacer el trabajo que este presidente no hará”, dijo entonces Ernst en un comunicado.
Ahora que Trump está en el poder, muchos republicanos han abandonado sus posiciones más belicistas sobre Rusia y Putin para apoyar el impulso de Trump de poner fin a la guerra.
El senador republicano por Carolina del Sur, Lindsey Graham, calificó en una oportunidad a Putin de “matón” y criminal de guerra, y afirmó que “hay que ocuparse de él”. Pero poco después de que Trump anunciara que Putin había extendido una invitación para que el presidente viajara a Moscú, Graham cambió sustancialmente de tono.
“No me importa si se reúnen con Putin en Cleveland”, dijo en los últimos días sobre los planes de mantener conversaciones de alto nivel entre la Casa Blanca y el Kremlin. “No me importa si hablan, no me importa si se van de vacaciones. No me importa lo que hagan mientras lo hagan bien”.
El miércoles, Graham escribió en las redes sociales que Trump “es la mejor esperanza de Ucrania para poner fin a esta guerra de forma honorable y justa”, y añadió que cree que el presidente “tendrá éxito y logrará este objetivo a la manera de Trump”. c. 2025 The New York Times Company.
Por Robert Jimison, The New York Times.