Migrantes mexicanos y su lucha por el derecho al voto

Internacional
/ 15 noviembre 2017

Asociaciones de migrantes exigen facilidades para ejercer un derecho que la ley les reconoce, pero que en la práctica no pueden ejercer

“Sufragio efectivo, no reelección”, el lema de campaña de Francisco I. Madero en la campaña de 1910 contra Porfirio Díaz es hoy un grito que recorre Estados Unidos de costa a costa.

Las principales asociaciones de migrantes de California a Nueva York se han movilizado para poder votar el próximo año en las elecciones presidenciales de julio y este martes dieron un paso importante. Representantes de casi todos los Estados (Conago) y los responsables de migración, del Instituto electoral (INE) y de Gobernación escucharon de su propia boca las reivindicaciones para poder ejercer de forma real el voto al que tienen derecho. Según ellos, los motivos que frenan el sufragio en el exterior tienen que ver con logística y costes, pero no solo.

“No entienden el valor del voto del mexicano en el exterior y lo ven como un peligro porque no lo pueden controlar. Ellos, algunos, nos miran como tontos, como si no supiéramos qué queremos. Pero son ellos los que no saben qué hacer….o saben de más”, dice decepcionado, en referencia a los funcionarios, Raúl Macía, vicepresidente de COFEN, una asociación de migrantes con sede en California que aglutina a unas 20.000 personas. “Nos echan porras y reconocen nuestra aportación al país pero queremos respuestas concretas”, añade.

El voto en el exterior está permitido en México desde 2005, pero las trabas burocráticas para lograr una credencial de elector hacen imposible ejercerlo. De los casi 18 millones de personas que podrían votar, en 2006 solo lo hicieron 33.000 personas y en 2012 apenas 40.000.

Para las elecciones de 2018, el Instituto Electoral (INE) se ha comprometido a emitir al menos 500.000 credenciales, pero las asociaciones de migrantes exigen que abarque a los 20 millones de mexicanos que podrían votar (legales o no). Para ello piden que se flexibilicen los requisitos y permitan acudir a la urna con otro documento, como un pasaporte o el acta de nacimiento.

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Actualmente, obtener una credencial para votar es un rosario de trabas que desaniman hasta al más voluntarioso. El migrante debe identificarse en el consulado con su acta original de nacimiento, una identificación con fotografía y un comprobante de domicilio y para ello es necesario una cita previa en el consulado.

En el mejor de los casos, la credencial llegará cuatro semanas después al domicilio registrado. Si nadie la recoge estará disponible en la oficina más cercana durante 30 días y si nadie acude el interesado deberá regresar a México y solicitar nuevamente su envío. Una vez completados todos los pasos hay que activar la credencial con otra visita al consulado, un requisito que no es necesario en México.

Para facilitar el trámite, el movimiento A vote to remember exige poder votar con el pasaporte o el alta consular y ha comenzado una campaña a través de redes sociales y eventos multitudinarios en las 10 principales ciudades de Estados Unidos, para la promoción de los derechos de los migrantes. Para ello recurrirán también a cantantes y actores populares.

“Queremos lograr el voto para defender a nuestros migrantes en Estados Unidos y para poder trabajar y aportar en el futuro de nuestro México. No solo queremos servir para enviar dinero, también queremos influir políticamente para cambiar el rumbo”, explica Miguel Ángel Pérez, al frente de 17 organizaciones en la costa Este, que aglutina a unas 15.000 personas.

Para lograr un cambio legal que permita votar en el exterior con requisitos más laxos que los que tienen el resto de mexicanos la Conago debe impulsar en el congreso un cambio de ley para permitir el conocido como "voto mocho".

“Después de cien años de lucha de los migrantes sabemos que las cosas van despacio, pero ha comenzado una nueva batalla para la que tenemos que estar unidos en Estados Unidos. Si lo hubiéramos estado tal vez habríamos logrado no hacer presidente a Trump”, señala.

México es uno de los principales receptores de remesas en el mundo; en 2016 recibió 26.970 millones de dólares estableciendo cifras récord. En este mismo año, las remesas superaron en 44% a los ingresos petroleros y a los propios del turismo. De los ingresos de divisas a México, las remesas ocuparon el tercer lugar. Igualmente, estas significaron una cuarta parte del crecimiento del PIB (0, 5%) y más del 98% se realizaron a través de transferencia electrónica.

Según el INE, cada credencial en el exterior cuesta 8.000 pesos (unos 400 dólares) pero el bloqueo tiene más que ver con el temor de los grandes partidos a una irrupción electoral sin control más que a problemas logísticos.

Políticamente los migrantes se sienten “decepcionados” y los estudios demoscópicos confirman que ese voto sería de castigo hacia el Revolucionario Institucional (PRI), el partido que gobernó de forma ininterrumpida durante casi ocho décadas, y al que responsabilizan de no frenar su salida del país que dejaron siendo niños. Reprochan que en el país continúe la “corrupción descarada, la falta de oportunidades o la inseguridad”.

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