Oleada homófoba sacude al liberal Brasil

Internacional
/ 26 septiembre 2017

El colmo: un juez dicta ley en la que acepta como legales las pseudoterapias de reversión sexual

El 10 de septiembre, un grupo brasileño de presión online, el conservador Movimento Brasil Livre, logró que se cerrase antes de tiempo una exposición de cultura queer que se había inaugurado escasos días antes en Porto Alegre, alegando que mostraba imágenes "de zoofilia y pedofilia". A partir de entonces se han venido sucediendo similares denuncias por museos en todo el país. En Campo Grande la policía llegó a aprehender una obra.

Esta oleada de homofobia no solo afectó a los museos, sino que también se extendió al teatro. En una ciudad del Estado de São Paulo, un juez prohibió la representación de la obra El Evangelio según Jesús, reina del cielo, en la que Jesucristo vuelve a la Tierra travestido, pese a que ya se había visto en otras ciudades.

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La gota que ha colmado el vaso ha llegado esta semana, cuando un juez dictó un auto en el que acepta como legales las pseudoterapias de reversión sexual. Este auto se suma a la campaña protagonizada por un diputado del Congreso Nacional, Ezequiel Teixeira, quien lleva meses promoviendo un proyecto de ley que defiende las terapias para acabar con el "trastorno de orientación sexual" y garantizar el "derecho a la modificación de la orientación sexual en atención la dignidad humana".

La vuelta de la conocida como "cura gay" a los titulares ha provocado una espectacular reacción en redes sociales, con decenas de miles de mensajes en defensa de la libertad sexual. El hashtag #TrateSeuPreconceito ("trate su prejuicio") llegó a convertirse en tendencia mundial en Twitter. Artistas muy populares en el país, como las cantantes Anitta y Preta Gil, o la actriz Taís Araújo, publicaron vídeos de protesta. A esta campaña también se han sumado otras personas con repercusión internacional, como parte del reparto de RuPaul's Drag Race.

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En redes, algunos usuarios han compartido sus historias personales en esta nación que junta tanto colectivos LGBTQI rabiosamente militantes con otros ultrarreligiosos. Otros han comentado con rabia el retroceso implícito en ese auto (Brasil es, de hecho, uno de los tres países del mundo que prohíben expresamente estas pseudoterapias, junto a Ecuador y Malta). Otros han sacado su espíritu divertido para destruir al enemigo con bromas. Y todos, en fin, recuerdan que el amor nunca es enfermedad: solo puede ser la cura.

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