Monterrey: zonas de recarga de agua se reducen por expansión urbana y agrícola
Tanto la expansión urbana como agrícola en la Zona Metropolitana de Monterrey han provocado la reducción de las zonas de recarga de agua en la región.
Un estudio científico desarrollado por el Foro Permanente de Aguas Binacionales (PFBW) reveló que las áreas destinadas para los acuíferos disminuyó en un 20 por ciento mientras que las zonas con bajo potencial de recarga aumentaron un 52 por ciento en los últimos 23 años.
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Particularmente, los municipios con mayor impacto hasta ahora son General Escobedo, El Carmen, Abasolo, Ciénega de Flores e Hidalgo, pues son aquellos que presentan porcentajes notables de sus territorios en condición de vulnerabilidad.
El estudio reveló que además de contar con mantos acuíferos limitados, “algunos presentan contaminación que no permite su uso para consumo humano”.
Datos compartidos a VANGUARDIA informaron que el municipio con la cantidad de territorio más vulnerable es Santiago con 133.8 kilómetros cuadrados, seguido de García con 129.2, Monterrey con 64, Santa Catarina con 63.8 y Mina con 60.6.
El PFBW se define como “una institución no gubernamental de expertos y científicos de México y Estados Unidos en temas de agua” y encabezó el proyecto junto a especialistas del Tecnológico de Monterrey y la Universidad Texas A&M.
La investigación titulada “Estudio de la Evaluación de los Sistemas de Agua Subterránea en la Región Metropolitana de Monterrey y sus Zonas Prioritarias de Recarga”, demostró que el cambio en el uso del suelo en área metropolitana de Monterrey ya afectó una superficie de mil 50 kilómetros cuadrados.
Lo anterior, de acuerdo al PFBW es comparable a 730 veces el Parque Fundidora, o aproximadamente un millón de campos de futbol.
En ese sentido, Rosario Sánchez, científica saltillense y directora del PFBW, explicó que lo anterior es útil “para que las autoridades responsables tomen decisiones basadas en datos y consideren la protección y conservación de las zonas de recarga en la planificación del territorio y la gestión de los recursos hídricos”.
Agregó que los resultados son un claro llamado a la acción pues consideró fundamental proteger las zonas de recarga y avanzar hacia una administración del agua estratégica y enfocada en la sustentabilidad a largo plazo.
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Sánchez añadió que la contaminación de las aguas subterráneas es un proceso “difícilmente reversible”, así como las afectaciones a las zonas de recarga de los mantos acuíferos por cambio de uso de suelo.
Por lo anterior, la científica mencionó que una de las medidas para evitar la contaminación de aguas subterráneas es mejorar el conocimiento sobre el acuífero, determinando las zonas en donde naturalmente ocurre la infiltración para alejar los focos contaminantes de ellas.
OBLIGA A MEJORAR PLANEACIÓN
Sánchez explicó en entrevista para VANGUARDIA que la situación de los mantos acuíferos en Monterrey obliga a las autoridades a generar incentivos para la planeación urbana en el largo plazo.
Además también pone foco en las estrategias de crecimiento urbano para priorizar la prevalencia de las zonas de recarga de agua.
“El estudio dice hacia dónde, cuánto y por dónde. Es muy claro, te dice cuáles son los municipios, incluso en kilómetros que han sido afectados y los que potencialmente podrían estar afectados”, agregó.
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También señaló que es una clara alerta sobre el crecimiento de la Zona Metropolitana, pues los servicios ambientales no corresponden a la capacidad del sistema de proveer agua.
Añadió que dichos servicios ambientales tampoco corresponden a las expectativas de crecimiento que se estiman en la región, siendo los planes de trasladar agua entre cuencas el indicador más claro.
Sánchez concluyó que lo compartido a VANGUARDIA es “un estudio serio de planificación urbana que indica fácilmente por dónde se puede empezar a proteger lo que queda del acuífero”.
Indicó que a partir de ese punto, se debe ir pensando estratégicamente sobre cómo utilizar los recursos de una manera más equilibrada, sostenible y limitada.
MAYOR RIESGO PARA SALTILLO
La científica explicó que al ser Saltillo una ciudad que depende exclusivamente de mantos subterráneos, la probabilidad de que suceda algo similar es mayor.
En ese sentido, señaló percibir un crecimiento de la mancha urbana hacia la Sierra de Zapalinamé, que cabe recordar alimenta a los mantos acuíferos que dotan de agua potable a la capital coahuilense.
Sánchez agregó que para Saltillo lo más urgente es un estudio técnico de disponibilidad de agua del Acuífero Saltillo con escenarios de cambio climático y demanda futura, mismo que integre tanto variables hidrogeológicas como sociales y económicas.