Asesinan a Juan Ontiveros, el segundo líder ecologista baleado en México en menos de un mes
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El activista fue capturado por dos hombres armados mientras viajaba en su coche, su cadáver apareció un día después
El municipio rural de Guadalupe y Calvo, ubicado al sur de Chihuahua (México) pero en lo más alto de la Sierra Madre Occidental, dos líderes indígenas han sido asesinados a tiros en menos de un mes. El ecologista Juan Ontiveros, fue capturado por dos hombres armados el pasado 31 de enero ante la presencia de su hermano, que logró huir, según cuentan vía telefónica desde la Fiscalía. Desde lejos escuchó los balazos que acabaron con la vida del jefe tarahumara, cuyo cadáver fue encontrado un día después. El crimen ha retumbado en toda la zona, convertida desde este año en el lugar más mortífero del país para defender el bosque.
Las autoridades insisten a este diario en que se trata de un crimen personal. "Los hombres que mataron a Juan no iban por él", señalan desde la Fiscalía de Chihuahua. Según el testimonio del hermano que iba con Ontiveros en el coche, los agresores intentaron sonsacarle al activista dónde se encontraba su yerno, quien según los homicidas había matado a un familiar de ellos. Todo se trata de una venganza, según la investigación todavía abierta. Pero el brutal asesinato de otro líder ecologista en la misma zona de Chihuahua, Isidro Baldenegro, a mediados de enero de este año ha levantado las sospechas de las organizaciones ecologistas sobre los verdaderos motivos del crimen.
"En varias ocasiones, [Ontiveros] había presentado al gobierno mexicano información sobre las preocupaciones y los problemas a los que se enfrentaba su pueblo respecto a la criminalidad, incluida la delincuencia organizada en la región. Con este fin, el 20 de enero había participado en una reunión de alto nivel con autoridades estatales y federales", señala en un comunicado Amnistía Internacional. Las autoridades niegan a este diario que haya un vínculo entre este crimen y el de Baldenegro, además insisten en que los agresores tengan alguna relación con el crimen organizado, que debido a la zona se traduce en cárteles de la droga. También rechazan que la víctima hubiera presentado alguna demanda por amenazas.
La organización alerta de que el pueblo rarámuri o tarahumara —los indígenas que habitan las comunidades de esa zona— se encuentran en riesgo. "Amnistía Internacional tiene información de que otros miembros del pueblo rarámuri han sido blanco de ataques tras haber informado a las autoridades o haber hecho declaraciones públicas sobre su preocupación por su seguridad", se lee en el texto que denuncia el asesinato de Ontiveros. Algunos líderes y sus familias han huido de la comunidad en años anteriores tras haber sufrido amenazas y ataques por parte de individuos armados, según denuncian las organizaciones ecologistas. El organismo añade que otros miembros de la comunidad Choréachi (ejido que lideraba Ontiveros) corren peligro.
En octubre de 2015, Juan Ontiveros ofreció su testimonio sobre la problemática en las comunidades indígenas de la Sierra Tarahumara en un texto que se entregó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), durante una reunión de implementación de medidas cautelares. Estaba encargado del ejido Choréachi, que está ubicado dentro de una localidad minera de poco más de 3.000 habitantes —en su mayoría indígenas dispersos en diferentes comunidades—, Baborigame. "Todos los que viven allí son los grandes defensores del bosque, 100% ecologistas", explican desde la Fiscalía.
El pasado 15 de enero, asesinaron de seis balazos al reconocido activista Isidro Baldenegro en el mismo municipio. Lo encontraron en una casa remota de la sierra donde había ido a esconderse por las decenas de amenazas de muerte que había acumulado. Todo apunta a que al que recibiera en 2005 el prestigioso premio Goldman —igual que la ecologista asesinada Berta Cáceres de Honduras— lo mataron brutalmente por defender el bosque. Era el segundo líder ecologista reconocido con el mismo galardón internacional al que matan en menos de un año.
AMÉRICA LATINA, MORTAL PARA EL ECOLOGISMO
Las comunidades locales de Latinoamérica que se han enfrentado a la minería, al sector energético, a los negocios agrícolas o a los intereses forestales por defender sus tierras, han resistido los golpes más duros. Un estudio del observatorio británico Global Witness concluyó que América Latina era la región más mortífera del mundo para la lucha por el Medio Ambiente. Del total de los asesinatos a ecologistas en todo el mundo (185 en 2015), un 66% se dio en esta zona. 33 de ellos fueron en México.