Insuficiencia renal en México: 9 millones la sufren con la crisis en servicios de salud
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La insuficiencia renal crónica es una de las complicaciones de la diabetes y la hipertensión arterial, las principales causas de muerte en México, país en donde la cobertura de salud no es universal y los altos costos del tratamiento dejan sin atender a millones de personas. Y muchas de las que tienen acceso, no reciben un trato digno.
Pese a que alrededor de 9 millones de mexicanos padecen alguna enfermedad relacionada con los riñones, la cobertura de los seguros, el costo de los tratamientos, y la deficiente atención del personal de salud, dificultan atender un padecimiento que está entres las primeras causas de muerte, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), pues causa anualmente más de 12 mil 700 fallecimientos.
Cifras del 2013 del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) indican que la Insuficiencia Renal Crónica es además la tercera enfermedad que quita más Años de Vida Saludable, sólo detrás de la Diabetes Mellitus y la Cardiopatía Isquémica.
Sin embargo, las causas de éstas y algunos otros padecimientos comunes, como la cirrosis o las afecciones cerebrovasculares, se concentran en cinco principales factores que podrían tratarse o prevenirse con cambios en el estilo de vida: hiperglucemia, sobrepeso y obesidad, los relacionados con la dieta, hipertensión arterial y consumo de alcohol.
Las también llamadas nefropatías atacan los nefrones, es decir las pequeñas estructuras dentro de los riñones que filtran los desechos y el exceso de agua de la sangre, que se convierte en orina. Al ser dañados se vuelve imposible eliminar los desechos.
La más grave de estas enfermedades es la Insuficiencia Renal Crónica, que se trata con diálisis o en casos extremos con un transplante de riñón. Tal padecimiento es más común en personas que padecen diabetes y presión alta.
DESIGUALDAD, ALTOS COSTOS Y FALTA DE ATENCIÓN
El investigador Francisco Javier Mercado Martínez, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), elaboró un estudio a lo largo de 10 años para identificar la percepción de los tratamientos de enfermedades renales que se brindan en el país, para el que entrevistó a 500 personas, entre pacientes, familiares, e integrantes de los equipos de salud y donación.
“Lo que están ellos destacando es el hecho de que la atención médica que se les brinda no es de suficiente calidad, ni el trato es personalizado, de tal manera que hay muchas cosas que se podrían mejorar; de hecho, una de las recomendaciones, una de las propuestas concretas que se hace, es que se capacite más al personal de salud para mejorar su trato y mejorar la calidad de la atención”, dijo Mercado Martínez en entrevista con la Agencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
El también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) indicó que los pacientes insisten en que hay falta de recursos en los centros hospitalarios donde son atendidos, lo que los obliga a tener que conseguir los recursos a través de algunas vías para llevar a cabo el tratamiento.
“Yo solamente quisiera recordar que para una familia que no tiene seguridad social, el hecho de que tenga que utilizar medicamentos inmunosupresores le puede representar entre 10 y cinco mil pesos al mes, […] esto es una verdadera catástrofe, esto los está llevando a la ruina”, dijo a la Agencia.
Recordó que en términos generales, cerca del 50 por ciento de la población no tiene seguridad social, por lo que es urgente hacer constitucional el principio de que todos tienen derecho a una atención gratuita y digna.
Al respecto, en febrero de esta año, la Cámara de Diputados exhortó a la Secretaría de Salud a incluir la atención y tratamiento de la insuficiencia renal en el Catalogo Universal de Servicios de Salud del Seguro Popular, pues de los más de ocho millones de personas que padecen esa enfermedad, entre 100 mil y 130 mil personas se dializan, para lo cual erogan 250 mil pesos anuales.
La encargada de la propuesta fue la Diputada Rosalinda Muñoz Sánchez, quien señaló que de acuerdo con el último censo del Inegi, en 2012 hubo 12 mil fallecimientos derivados de insuficiencia renal, siendo el Estado de México el de mayor incidencia, con mil 487 casos, seguido de la Ciudad de México, 948, Jalisco 920; en Puebla 756, en Guanajuato, 604 y en Nuevo León, 392 pacientes.
Refirió que lo más grave de la insuficiencia renal crónica es la desigualdad, pues los pacientes de los institutos Mexicano del Seguro Social (IMSS), y de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), y de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) están cubiertos cien por ciento con terapia de reemplazo renal, mientras que los del Seguro Popular no.
El catedrático de la UdG refiere que éste no es sólo un problema económico, pues los pacientes y sus familias se quejan también del trato recibido en las centros de salud, “muchos de ellos dicen: no somos números, somos personas, tenemos nombres, por lo menos que nos llamen por nuestros nombres, cosas así del día a día que significan un cambio importante, y en donde para el enfermo puede resultarle entendible que ese médico en particular no puede resolverle todo el problema, pero por lo menos siente que lo están atendiendo, que se preocupan por él”.
Los resultados obtenidos se compararon con datos de Brasil y Uruguay, países con características socioeconómicas semejantes a las mexicanas, y encontraron que “la gran diferencia entre estos países y México es que ellos tienen un sistema universal de salud, dicho en otras palabras, la gente allá no tiene que pagar por el tratamiento, esto es de entrada. Entonces esto significa que por lo menos para la población en México que no tiene seguridad social hay una diferencia abismal, porque allá cualquier persona, por más pobre que sea, tiene acceso a la atención médica, tiene acceso al trasplante, sin costo, y aquí sabemos que los costos son sumamente altos, ya sea para el tratamiento dialítico, para el trasplante, o para los medicamentos postrasplante. Aquí lo que tenemos es, por un lado, la gran preocupación económica; segundo, la gran preocupación por los servicios de salud, como ya lo decía, se trata de una atención individualizada, de más respeto y, yo diría, más digna”, dijo a la Agencia Conacyt
Mercado Martínez dijo que estas deficiencias repercuten directamente en la salud de las personas, “contar o no con una atención gratuita por supuesto que tiene efectos directos en la salud, porque eso hace la diferencia entre tomar y no tomar medicamentos, y sabemos que si no tomo los medicamentos inmunosupresores, al corto plazo voy a tener un rechazo renal, eso es el gran efecto inmediato, y que a mediano y largo plazo se traduce en una mayor mortalidad.
Pero yo diría que lo segundo es que las personas, en la medida en que están con una atención más personalizada, con una atención más digna, refieren que hay mayor satisfacción con el tratamiento en general, o sea, habría que hacer investigaciones ahí para ver los niveles de neurosis o de depresión, pero son estudios que no se han hecho”, finalizó.