Meade, Anaya y AMLO son más opacos de lo que dicen

Nacional
/ 6 febrero 2018

Propiedades, dinero, intereses … No hay precandidato a la Presidencia que no opaque algo. En mayor o menor medida. Con discreción, cada uno se guarda datos sobre su fortuna, lo que abre el abismo de las dudas ante los ciudadanos

Por Linaloe R. Flores para Sinembargo

Ciudad de México.- Todos hablan de transparencia. Y el combate a la corrupción, han dicho, es una necesidad impostergable. De hecho, uno a otro, se critican por “opacos” o “corruptos”. Pero cada uno de los tres precandidatos que suspiran por la Presidencia de la República en este 2018 y cuyos nombres son los más seguros en la boleta electoral por ser contendientes únicos de las coaliciones que los postulan, tienen oscuros que no permiten ver cuál es su fortuna. Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Ricardo Anaya Cortés y José Antonio Meade Kuribreña han presentado sus bienes muebles e inmuebles en declaraciones patrimoniales en las que en muchos renglones, reina la opacidad o de plano, el vacío.

AMLO no detalla qué pasó con cuatro propiedades que tenía en 2000 y ahora ya no. Dice no tener bienes y ganar 50 mil pesos. De hecho, su declaración 3de3 arroja un “no” para casi todo. Ricardo Anaya Cortés declara dos casas de casi 500 metros cuadrados de construcción cada una y locales en Querétaro; todos obtenidos bajo donación sin decir de quién ni por qué. José Antonio Meade Kuribreña jamás aceptó que su fortuna se hiciera pública ante los ciudadanos durante los 17 años que estuvo en el servicio público y hoy, no es posible conocer cuánto dinero tiene.

Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya Cortés no fueron funcionarios públicos en los pasados dos años. De modo que no tuvieron la obligación legal de presentar declaraciones patrimoniales. Ambos lo hicieron en la iniciativa ciudadana 3de3 cuyo formato pide bienes, intereses, además de impuestos. Meade Kuribreña era Secretario de Hacienda antes de ser ungido como precandidato único del Partido Revolucionario Institucional y debió presentar su declaración ante la Secretaría de la Función Pública al inicio de cada cargo que tuvo y en mayo de cada año.

No hubo quien no dejara huecos antes de iniciar su precampaña política. De hecho, sus documentos corresponden a 2016. Ninguno lo ha actualizado. A ninguno se le ha ocurrido, tampoco, declarar su fortuna en un acto de campaña.

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¿Qué pasaría si en México los suspirantes a la Presidencia expusieran la verdad de la verdad en sus declaraciones patrimoniales? ¿Qué pasaría si compitieran por ser el más transparente? ¿Cómo sería la vida política si su esfuerzo de declarar su patrimonio fuera exhaustivo?

Especialistas en Transparencia y Rendición de Cuentas ven pocas esperanzas en que ello suceda porque en este sexenio, se desalentó a la declaración patrimonial como base del combate a la corrupción.

En 2015, después de una batalla de organizaciones civiles, el Presidente Enrique Peña Nieto vetó algunos artículos de la Ley General de Responsabilidades Administrativas para impedir que la iniciativa 3de3 (que iba a obligar a los funcionarios y al Jefe del Ejecutivo a hacer públicos sus bienes, intereses e impuestos) fuera aprobada. Así, el 18 de julio de 2016, promulgó la legislación del Sistema Nacional Anticorrupción sin esta obligatoriedad. Ese día, el Mandatario le pidió perdón a los mexicanos por el escándalo de la “casa blanca” con el que resultó dañada la figura presidencial, los gobernados, pero además, su familia. El Presidente dijo que no cometió un acto ilegal, pero admitió que la corrupción también era un tema de “percepción”.

Tras discursos y debates, la declaración patrimonial quedó tal cual está desde 2002. Para Ernesto Gómez Magaña de la iniciativa #YoContraLaCorrupción y uno de los impulsores en el Congreso de la Unión para que la declaración patrimonial se incluyera en la nueva normativa de la rendición de cuentas, si en lo legal, la forma de declarar no cambió, en el estilo de los políticos mexicanos tampoco.

“La manera de los políticos mexicanos de declarar sus fortunas escapa a los estándares internacionales. Y en este sexenio, no se logró nada. Más que clave de confianza, las declaraciones patrimoniales se volvieron fuentes de sospechas. Los funcionarios de todos los ámbitos generan más lagunas que precisiones cuando declaran sobre sus fortunas”, expresa.

La Ley Federal de Responsabilidades Administrativas ordena que los servidores públicos presenten sus declaraciones patrimoniales ante la Secretaría de la Función Pública. Esta dependencia, cuyo encargo legal es vigilar el buen desempeño de quienes ocupan el Gobierno, las coloca en el portal Declaranet plus para que puedan ser consultadas por cualquier interesado. Pero la misma Ley –el artículo 40- les da a los políticos el derecho a no hacer públicos sus bienes, su dinero o sus intereses, si así lo desean. De modo que la dependencia conoce sus declaraciones por completo, pero los ciudadanos sólo lo que los funcionarios deciden.

En el caso de la 3de3, una iniciativa sustentada por Transparencia Mexicana y el Instituto Mexicano de la Competitividad, se encuentra definida en su portal como “una iniciativa que busca reconstruir la confianza ciudadana a través del compromiso y transformación de la clase política en nuestro país: funcionarios y políticos que antepongan los intereses de México a los suyos”.

Alejandro González, director de Programa de Gestión Social (Gesoc), piensa que con los formatos actuales que apelan mucho a la buena voluntad del político, la declaración patrimonial no es un documento que contribuya con el ejercicio de transparencia necesario en México dados los niveles de corrupción detectados en todos los ámbitos de gobierno.

Al final, cada quien da a conocer lo que quiere y no dice lo que no quiere. Pero todos se acusan.

“Corrupción es Andrés Manuel López Obrador que viene aquí a defender a los narcos y a defender a los corruptos. ¿A dónde se va a ir? ¡Fuera! Corrupción es el que nos miente en su declaración patrimonial, el que nos esconde sus bienes en su declaración”, dijo Meade a AMLO en Xalapa, Veracruz.

“Ese asunto de la corrupción en Chihuahua, de Hacienda, donde está involucrado Meade, sería bueno que lo aclarara, que diga por qué mandó la cuenta pública de 2016 con un fraude que él sabía que se había cometido, porque habían entregado de Hacienda ese dinero al PRI nacional”, comentó López Obrador de Meade, también en Veracruz.

En la misma plaza, Ricardo Anaya sostuvo que lo primero que hará cuando llegue al Gobierno será acabar con el principal cáncer que hoy tiene el país, la corrupción.

“López Obrador representa ideas muy antiguas, ideas que no funcionan, como querer pactar con los narcotraficantes. Nosotros representamos un cambio inteligente, con visión de futuro”, asestó.

LAS FORMAS DE PRESENTAR LA FORTUNA

I.- RICARDO ANAYA: LA DONACIÓN, UN LUGAR COMÚN EN SU DECLARACIÓN

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La “donación” predomina en el patrimonio inmobiliario de Ricardo Anaya Cortés, precandidato único del Partido Acción Nacional y la coalición Por México al Frente, integrada por el Partido de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano. En 2015, cuando cumplió 100 días al frente del Partido Acción Nacional (PAN), presentó su declaración patrimonial, de intereses y fiscal; es decir la 3de3, ante el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) y Transparencia Mexicana.

El suspirante más joven a la Primera Magistratura, según su propia declaración, tiene una casa en Querétaro que mediante donación adquirió en 2005 y cuyo valor en ese momento (valor de las escrituras) era de cuatro millones 287 mil pesos. Su esposa, Carolina Martínez, tiene otra en la misma ciudad, que también recibió en donación el mismo año. La suya está en un terreno de 502 metros cuadrados y tiene 521 metros construidos. De la de su esposa, el aspirante a la Presidencia no brinda datos.

Su cónyuge, también por donación, tiene tres locales en la capital queretana.

El precandidato sostiene en su 3de3 y en una página alterna que sus propiedades inmobiliarias le fueron donadas. Pero omitió un dato y ese, fue señalado por la revista Proceso que en su edición en circulación relata que Anaya Cortés creó en Querétaro una fundación para “fortalecer la conciencia democrática de los queretanos y formación cívico-política”. El reportaje, bajo la firma de Álvaro Delgado, señala que la organización, registrada como Asociación Civil, fue usada para hacer un negocio inmobiliario con constructores amigos.

El semanario sostiene que cuenta con documentación oficial y financiera según la cual, en 2010, Anaya recibió en la cuenta bancaria de la fundación, un depósito de un millón 650 mil pesos del empresario Abraham Jaik Villarreal, dueño de JV Construcciones Civiles. Con ese dinero, el suspirante a la Presidencia adquirió un terreno donde edificó una construcción que luego, en 2016 (el año al que corresponde su 3de3) vendió en siete millones 854 mil pesos a la empresa Agacel Agregados y Asfaltos, copropiedad de Lorena Jiménez Saledo, presidenta de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Querétaro y exsecretaria particular del Gobernador panista Francisco Domínguez Servién.

Querétaro es el terruño de Anaya Cortés. Nació ahí en 1979 del Ingeniero Químico, Ricardo Anaya Maldonado y la Arquitecta María Elena Cortés del Palacio. Cuando tenía 26 años de edad, se casó con Carolina, quien es hija de un empresario queretano.

Hasta antes de 2012, toda su trayectoria política se concentró en el Congreso local o del Partido Acción Nacional en ese estado. Ese año, fue electo diputado federal por representación proporcional para la Legislatura que debatió de 2012 a 2015. Anaya ganó la presidencia nacional del PAN en 2015 y entonces, compró al contado en 210 mil pesos un automóvil Tahoe 2009 de la Chevrolet. ¿Por qué contaba con esa cantidad en efectivo? Y si vendió un edificio adquirido mediante una fundación, ¿qué ocurrió? No puede saberse si él no lo dice.

II.- ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: “NO TENGO BIENES”

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De la declaración 3de3 de AMLO que presentó en agosto de 2017, surge un “no” para casi todo: no hay cuenta de cheques, no hay tarjeta de crédito, no hay regalías por conferencias ni libros. También se encuentra el vacío. Los renglones para llenar “Bienes inmuebles del declarante”, “Vehículos automotores, aeronaves y embarcaciones”, así como “Intereses diversos” se quedaron sin llenar.

La gran ausencia son sus intereses. Estos, según los parámetros de Transparencia Internacional, son nombres de empresarios con los que en el pasado se hizo negocios. También, familiares o amigos. En caso de llegar al Gobierno un contrato con ellos podría significar un conflicto de interés. Pero Andrés Manuel López Obrador no menciona ningún nombre como “interés”, con excepción de su esposa, Beatriz Gutiérrez.

Además, las propiedades presentadas en 2000, cuando era Jefe de Gobierno del Distrito Federal, han desaparecido de sus menciones. La declaración de aquel año contenía un departamento en el Distrito Federal adquirido a crédito en 1984, que ahora no está. También una casa ubicada en Villahermosa, Tabasco, adquirida en 1981, que tampoco está. También, una casa en Teapa, Tabasco, adquirida en 1985 que no está mencionada ni por asomo. Otra en Teapa, adquirida en 1998, por donación o herencia que no está, y un predio rústico en Teapa, Tabasco, adquirido en el 2000 que tampoco se encuentra.

La justificación de no tener nada de nada, Andrés Manuel López Obrador la dejó clara en un video publicado en Facebook. Dijo que después de la muerte de su primera esposa, Rocío, le heredó en vida a los hijos. “Realmente no tengo bienes materiales; ya lo que tenía lo cedí, lo entregué a mis hijos, a los hijos mayores, desde que falleció Rocío, se les entregó lo que les correspondía. Y a Jesús Ernesto también ya le entregué la casa que me heredaron mis padres en Palenque”.

III.- JOSÉ ANTONIO MEADE: “A MEDIA LUZ”

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El hombre que completó 17 años en el servicio público y que fue cinco veces Secretario de Estado, entre los  Gobiernos de los panistas Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012), así como del priista, Enrique Peña Nieto (2012-2018), se ha resistido siempre a hacer público su peculio por completo.

Durante los gobiernos panistas, fue muy discreto y presentó declaraciones patrimoniales cerradas ante los ciudadanos y después, a partir del peñanietismo decidió hacerlas públicas, pero “de manera parcial”.

DE 2000 a 2012, Meade le pidió a la Secretaría de la Función Pública que sólo publicara su currículum escolar y laboral. En 2012, el PRI ganó las elecciones presidenciales. Enrique Peña Nieto recibió la banda presidencial el 1 de diciembre de ese año. Dos días después nombró a su equipo de trabajo. En la baraja de nombres, José Antonio Meade Kuribreña era el único funcionario que también había trabajado con el antecesor de Peña Nieto, el panista Felipe Calderón Hinojosa. Político sobreviviente del enroque, se convirtió en Secretario de Relaciones Exteriores, dependencia desde la que promovió las reformas estructurales impulsadas por el Jefe del Ejecutivo ante el mundo.

Fue en ese momento político cuando José Antonio Meade Kuribreña empezó a hacer públicos sus bienes ante los ciudadanos, pero a medias. Cuando en enero de 2013 tuvo que presentar su declaración “inicial”, expuso por primera vez que poseía un terreno de 254 metros cuadrados que había comprado al contado el 1 noviembre de 2012 y un coche Honda FIT modelo 2007, el 13 de febrero de 2007. No contaba con casas, pero sí con esculturas y cuadros que compró también al contado en 2008 y 2009. En mayo del mismo año, añadió ante el público su seguro de separación individualizado, una cuenta bancaria, cuatro tarjetas de crédito y un préstamo personal que adquirió en noviembre de 2011.

Un año después, en 2014, declaró que en el terreno que compró al principio de la Administración, había construido 145 metros cuadrados.

Si bien aceptó que sus bienes fueran publicados, no informó a los ciudadanos cuánto dinero tenía y cuánto valían sus posesiones.

En 2016, tras la visita de Donald Trump a México, Luis Videgaray Caso, quien era Secretario de Hacienda y Crédito Público presentó su renuncia (fue el costo por asesorar al Presidente de recibir al que aún era candidato) y fue sustituido por Meade Kuribreña.

Ese año, el suspirante presidencial vendió su Honda FIT 2007. Le pagaron al contado. En agosto adquirió también al contado otro Honda FIT, modelo 2017.

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