Rick Perry, Norberto Salinas y el Grupo Atlacomulco, entre los "amigos" del 'Dragón'

Nacional
/ 6 mayo 2017

De sus "amigos" estadounidense destaca la sociedad política y de negocios con el alcalde de Mission, Texas, Norberto Salinas, del Partido Republicano, y con el ex gobernador texano Rick Perry

Luis Carlos Castillo, el empresario tamaulipeco de origen humilde, nacido en Anáhuac, Tamaulipas, no solo corrompió a autoridades mexicanas, sino que logró extenderse a los Estados Unidos.

Fue en Texas donde mediante contratos ilegales, sobornos, recursos públicos y negocios al margen de la ley logró amasar una cuantiosa fortuna con ayuda de sus "amigos", políticos tanto mexicanos como estadounidenses. 

De sus "amigos" estadounidense destaca la sociedad política y de negocios con el alcalde de Mission, Texas, Norberto Salinas, del Partido Republicano, y con el ex gobernador texano Rick Perry.

A partir de estas relaciones, vino a México para hacer sus primeros contactos con dos personajes claves: Enrique Martínez y Martínez, empresario y gobernador priísta de Coahuila de 1999 a 2005, y Alfredo del Mazo González, ex gobernador mexiquense.

Esto lo relata Salvador García Soto en su columna "Los otros amigis del Dragón" la cual se lee a continuación: 

Las redes de corrupción y los millonarios negocios de Luis Carlos Castillo El Dragón no sólo se extendieron desde el centro de la República mexicana, el Estado de México, Aguascalientes y el antiguo Distrito Federal hasta la frontera norte del país en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas; la capacidad de este empresario para mezclar los negocios privados con la política también traspasó el Río Bravo y alcanzó al sur de Texas, en donde sentó las bases de su emporio financiero, lo mismo como empresario constructor que como socio de un banco, el International Bank, donde lavaba el dinero —el suyo y el de sus amigos políticos— proveniente de contratos ilegales, sobornos, recursos públicos y negocios al margen de la ley.

De hecho fue la clase política texana, del Partido Republicano, la que primero ayudó a encumbrarse a este empresario mexicano de origen humilde, originario de Anáhuac, Tamaulipas, que, aprovechando sus relaciones políticas y su habilidad para corromper a funcionarios y gobernantes, primero conquistó el sur de Texas, desde Mission, McAllen y hasta Houston. Es conocida su sociedad política y de negocios con el alcalde de Mission, Texas, Norberto Salinas, del Partido Republicano, y con el ex gobernador texano Rick Perry.

Fue desde Estados Unidos, donde ya tenía una amplia red de relaciones con los republicanos texanos, de donde vino a México para hacer sus primeros contactos con dos personajes claves: Enrique Martínez y Martínez, empresario y gobernador priísta de Coahuila de 1999 a 2005, y Alfredo del Mazo González, ex gobernador mexiquense y uno de los líderes del Grupo Atlacomulco que hoy gobierna el país. Estos dos “amigos” lo conectaron con el resto de los gobernadores mexicanos que después formarían parte de sus redes: Humberto Moreira, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández, Egidio Torre, Natividad González, Rodrigo Medina, Enrique Peña Nieto y Armando Reynoso Femat. A varios de ellos los ha mencionado y acusado El Dragón en sus declaraciones como “testigo protegido” en la Corte federal de Corpus Christi.

Pero antes de cruzar la frontera, Luis Carlos Castillo ya había sentado sus reales en Texas. Su relación con el alcalde varias veces reelecto de Mission, Norberto Salinas, llegó a ser tan cercana que hasta se hablaba de una “sociedad” entre el empresario constructor y banquero y el político republicano. Con Salinas en Mission, Castillo vivió su mayor bonanza económica y de negocios. De hecho, actualmente en el juicio en la Corte del Sur de Texas, a donde fue presentado tras ser detenido en agosto de 2016, su abogado era Rick Salinas, hijo del alcalde Salinas. Sus vínculos estrechos con la clase política republicana de Texas también quedaron de manifiesto cuando, en 2005, el entonces gobernador Rick Perry asistiera a la inauguración de su lujosa mansión en el club de Golf Cimarrón 3 en McAllen, valuada en casi 10 millones de dólares y la cual hoy le ha sido confiscada por el gobierno de Estados Unidos.

En esa época de cercanía con los republicanos fue cuando logró hacerse socio del International Bank, institución financiera de McAllen, en donde abrió infinidad de cuentas para triangular y lavar el dinero que obtenía de sus negocios turbios con políticos tanto en México como en Estados Unidos.

La “reconquista de Texas”. Fueron esas relaciones políticas sólidas en Estados Unidos y su papel como socio de un banco texano importante, lo que llevó a muchos gobernadores de México a confiar en Luis Carlos Castillo Cervantes para hacer “negocios” de corrupción con él. ¿Si era bien visto en Texas, amigo cercano de encumbrados políticos republicanos y hasta socio de un banco del vigilado sistema financiero estadounidense, ¿cómo no creer que era un empresario “confiable” para aceptar darle contratos a sobreprecio, recibirle a cambio millonarios sobornos y además confiarle el dinero producto de esa corrupción para que él los ayudara a “lavarlo” con una sofisticada ingeniería bancaria y financiera que terminaba en cuentas de Estados Unidos?

Así fue que varios políticos mexicanos, Martínez y Martínez, Moreira, González Parás, Medina, Yarrington, Hernández, Egidio, Peña, Reynoso, no sólo aceptaron gustosos hacer “negocios” con El Dragón, sino que además comenzaron a comprar, con el dinero ilícito que obtenían de esos manejos financieros, casas y residencias de lujo en McAllen, Mission, El Paso y hasta en Houston. El 95% de los dueños de casas, negocios y desarrollos en la zona del Cimarrón 3 eran mexicanos, lo mismo gobernadores, empresarios y familias acomodadas de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas que se hicieron de propiedades en esa zona. Era tan fuerte la presencia mexicana en esa región, la de mayor auge económico en el sur texano, que El Dragón y sus amigos políticos solían decir en tono de broma que al comprar propiedades estaban llevando a cabo “la reconquista de Texas”.

La pregunta es si ahora que Castillo Cervantes declara como “testigo protegido” también hablará de sus negocios y relaciones con los políticos del Partido Republicano en Texas o si sólo denunció a políticos mexicanos. Porque hasta ahora, en las 79 hojas filtradas, de una declaración de 30 mil hojas, sólo han salido a relucir, en los interrogatorios que realiza el fiscal Keneth Madgison, nombres de políticos en México a los que El Dragón acusa de haberles ayudado a lavar dinero proveniente tanto de sobornos que él les pagaba por contratos inflados de pavimentación de carreteras, como del saqueo de recursos públicos de los presupuestos de los estados que gobernaban.

¿Será que los fogonazos que escupe el también llamado Rey de los Dragones alcanzarán a los políticos estadounidenses que pudieron ser parte de su red de corrupción o el fiscal Madgison —que ya parece más bien fiscal anticorrupción de México— sólo está interesado en perseguir a los gobernantes corruptos de origen mexicano y no a los de su país?

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