Año nuevo, vieja monserga

Opinión
/ 2 octubre 2015

Antenoche la luna era un colosal trozo de queso incandescente sobre la serranía.

Bañaba todo con su luz magnífica, más gratificante que la luminiscencia del más bonito aparador de la tienda más exclusiva.

Y bajo aquel resplandor el perfil de Saltillo era otro: realzado pero sin traicionar su real fisonomía. Era con toda seguridad el tipo de estampa que a uno le gusta evocar cuando piensa en "su ciudad".
Hay algo renovador en el ambiente: nuevo año, nuevos propósitos, impuestos nuevos también.

La frescura de enero es preludio, obertura de un concierto de eventos que son cíclicos y a la vez irrepetibles. O bien como el jazz, quizás, en el que una misma pieza jamás se ejecuta igual dos veces.

En todo lugar del mundo regido por el calendario gregoriano soplará ese vientecillo esperanzador del Año Nuevo, que probablemente no dure mucho más que los propósitos de bajar las lonjas, pero al menos nos conforta y alienta a la hora de estrenar otro almanaque más. Y por todo el Estado, la renovación de ayuntamientos supondría un acento al espíritu de la época, pero sólo en los aspectos formales: cambio de imagen, cambio de eslogan, nuevo buró directivo, pero los mismos viejos, históricos y remasticados problemas.

Por ejemplo: no bien comenzó el año y la nueva gestión municipal de Saltillo exhibió orgullosa su propaganda en todos los paradores de autobuses. Pero más tardaron en ser colocados los anuncios que éstos mismos en ser objeto del vandalismo cruel que todo lo estropea. De manera que para el día 2 de enero no encontré uno solo intacto.

Válgame el comentario anterior para ilustrar simplemente lo que decía líneas más arriba: nueva administración, retos por demás consabidos.
El flamante Alcalde, de nombre Jericó o Yericó -con o sin acento, la verdad es que no entiendo- aunque de apellidos Abramo Masso para mayores señas, es por lo menos alguien que emana de un proceso electoral, con todas las aristas posibles, pero legítimo.

Él mismo ha citado algunos temas que figuran como relevantes en su agenda, y de éstos se destacan tres: el de la seguridad, agua y transporte.

En lo concerniente al agua mis preocupaciones son: 1.- que se continúa obviando la importancia de tratar el agua, de limpiarla antes de regresarla a su ciclo, y que no se dan visos de que vaya pronto a crearse conciencia entre los ciudadanos para que asuman su parte de la responsabilidad y el costo en ello implícito. 2.- que se tome como estandarte político la mera recuperación de las acciones de Agsal (ya la vendimos, ya la explotaron, aquí vamos a comprarla de nuevo). El eventual rescate de la administración del sistema de agua, mediante la compra de sus acciones, podría significar una victoria política, aunque sin beneficios para los usuarios de hoy y del futuro.

Para Humberto Moreira y para Fernando de las Fuentes siempre fue muy redituable adoptar una postura antagónica frente al socio español, Aguas de Barcelona, pues ello da una impresión de que así se está defendiendo a los saltillenses del temible "masiosare" (el extraño enemigo). Abramo Masso podría seguir en ese mismo tenor sin llegar nunca a tocar las cuestiones verdaderamente críticas relacionadas con el agua.

Destaco también el rubro del transporte porque el nuevo Alcalde ha hecho un compromiso -ya para variar- con una fecha establecida, 10 de abril, como plazo para que los ciudadanos podamos percibir una reestructuración profunda en el servicio de transporte público.

Algo mágico debe traer bajo la manga si es que de verdad piensa cumplir en este sentido, pues ha de negociar con los mismos concesionarios de siempre y son también los choferes de siempre en quienes empeña su palabra para que brinden un mejor servicio. Dejemos que este plazo se cumpla para comentarlo mejor en profundidad.

La seguridad, tema obligado, también está presente en el discurso del Presidente Municipal; por desgracia, al parecer reforzará a nuestra ciudad con puros lugares comunes, escuchados ya antes hasta el hartazgo.

Capacitación, equipamiento, elementos mejor remunerados, vigilancia en colonias... Quizás debió exponernos estas ideas con un número musical o bailable, para así darle al menos un cariz original a un montón de ideas ya muy trilladas.

En fin que Año Nuevo, discurso viejo.

Lamento no tanto que la nueva administración se avoque a la problemática usual (que al fin que no se ha resuelto), sino que lo haga con el enfoque acostumbrado, que está demostrado es poco eficiente.
Por igual, lamento no escuchar una palabra referente al rescate de los arroyos, la preservación ecológica, el control de la prostitución (desde el punto de vista sanitario, no simplemente administrativo, que sólo serviría como excusa para extorsionar sexoservidoras) y disposiciones realistas para la venta de alcohol, verificación vehicular, cabarets de encueratrices o table dance, entre otras.
Pero. por lo menos en cultura del reciclaje hay un avance notable, toda vez que por enésima ocasión nos recetan, como al inicio de cada gestión, la misma perorata.

petatiux@hotmail.com

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