No me parece justo que quienes tienen relaciones con hombres casados, no sufran las consecuencias.

Opinión
/ 2 octubre 2015

QUERIDA ANA:

El otro día leí un mail de una mujer que no sabía si exigir que se le reconociera su hija recién nacida de una relación con un hombre casado, y tú lo llamabas desobligado y mal hombre. pero Ana, déjame decirte que a mí, en lo personal, me hubiera gustado más que mi esposo hubiera sido un mal hombre y no haber registrado y no sólo eso, estar involucrado al cien en la crianza y educación de un hijo que tuvo fuera del matrimonio.

No me parece justo que las mujeres que se meten con hombres casados no tengan ninguna consecuencia por sus malos actos. Ellas saben que son hombres ajenos y aún así no les importa causar dolor, no sólo a la esposa, también a los hijos involucrados, y ese dolor nadie lo ve, ni siquiera el hombre en cuestión, sólo piensa que tiene un problema que arreglar a toda costa y que nadie salga lastimado.

Sin embargo no se dan cuenta que han hecho una herida muy grande que seguirá doliendo a pesar del paso del tiempo. Yo creo que las mujeres que tienen ese problema deberían de pensarlo dos veces. Es verdad que su hijo (a) no tiene la culpa, pero tampoco la tenemos los que estamos del otro lado y somos los que al final del camino pagamos las consecuencias.

Tanto ellas, como los hombres que hacen eso deberían de recibir su justo castigo y no andar por la vida lastimando a los demás.

SIN FIRMA

QUERIDA SIN FIRMA: Mis respuestas, cuando un hombre, soltero o casado, da la espalda a un hijo, ya sea que no lo reconozca y le dé su apellido o se olvide de él (o ella) para continuar con su vida como si nada hubiera sucedido, han sido siempre de que se trata de un hombre malo y desobligado.

Comprendo y respeto su punto de vista porque usted y sus hijos han estado involucrados en esa triste situación. Debe ser algo muy penoso enterarse que su esposo tiene un hijo con otra mujer, pero usted misma dice que el hijo o hija no tienen la culpa por haber nacido como producto de una relación extra marital.

Tengo la certeza de que usted estaría sufriendo de igual manera si su esposo no hubiera reconocido a su hijo y estuviera al pendiente de su vida. Él, al hacer eso que a usted le parece tan mal, a tal grado que dice habría preferido que fuera un mal hombre, demostró ser una persona responsable y de buen corazón.

Si eso le ha traído a usted más sufrimiento, también tengo la certeza de que es porque no ha podido perdonarlo. Debe ser muy difícil hacerlo, pero el hecho existe, no puede borrarse y lo que sí puede hacerse es que usted haga lo posible por perdonar a su esposo, perdonar su infidelidad, perdonar a la mujer y aceptar la situación. Si usted lo hace, va a ver diferente lo sucedido. Si usted es creyente le sugiero que recuerde las palabras del Padre Nuestro que dicen: "Y perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Nadie somos perfectos, todos cometemos errores y hasta pecados, pero si queremos obtener perdón por ellos, también debemossaber perdonar. Y hacer labor con sus hijos para que igualmente perdonen a su padre. Si ellos ven en usted una actitud diferente, van a cambiar ellos también y sentirán menos dolor y menos rencor.

Si no lograra, por usted misma, perdonar, le sugiero que acuda con un sacerdote, si es católica, o con su pastor, si practica otra religión, para pedir consejo, para pedir consuelo, para poder dejar atrás esa pena que la está lastimando tanto.

Hay una frase que dice: "Lo que resiste, persiste". No se resista al perdón, no le digo que al olvido, porque eso es muy difícil, pero recuerde que Dios nos dio un don que nos hace dioses, y ese don es el perdón. Perdonar es divino.

La saludo con todo respeto y afecto.

ANA

QUERIDOS LECTORES: Este pequeño espacio para un hermoso pensamiento:

EL TIEMPO

El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan.
Demasiado veloz para aquellos que temen.
Demasiado largo para aquellos que sufren.
Demasiado corto para aquellos que son felices.
Pero para aquellos que aman, el tiempo es una eternidad.

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