¿Ya se perdió la guerra?

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A juzgar por los resultados de la encuesta levantada ayer por el Gabinete de Comunicación Estratégica, la respuesta es sí: la guerra está perdida.
Es cierto que la encuesta (nacional, 600 entrevistas telefónicas) recoge el ánimo de una secuela de 50 días de infierno: la masacre de jóvenes en Villas de Salvárcar, la matanza en el bar de Torreón, la "crisis del Twitter" en Reynosa, el sangriento fin de semana largo en Acapulco, los muertos en el consulado de Ciudad Juárez, los bloqueos de Monterrey y el fuego cruzado en el Tec.
Aun así, las cifras son demoledoras:
¿Quién va ganando la guerra? El crimen organizado, 59 por ciento; el Gobierno, 21 por ciento; en julio del año pasado, la proporción era: crimen organizado, 51 por ciento; Gobierno, 28 por ciento.
¿Ha aumentado la violencia por la guerra contra el crimen organizado? Sí, 89 por ciento.
¿A qué se debe el aumento de la violencia? 50 por ciento, a que el crimen organizado está tomando control de la situación; 34 por ciento, a que el gobierno está combatiendo con mayor fuerza a los criminales.
¿Las capturas de los líderes del narco acaban con esas organizaciones? No, 79 por ciento, porque las organizaciones se dividen y forman nuevas bandas.
Quizá también producto del momento, 39 por ciento de los entrevistados afirman que no se deben respetar los derechos humanos ni la vida de los criminales. Una cifra de horror: cuatro de cada diez mexicanos quieren justicia en caliente y que los "malos" paguen con sufrimiento el mal que ocasionaron.
Ni un paso atrás en esta guerra, insiste el presidente Calderón. Pero ni se recuperan territorios, ni se limpian las policías ni mejora la vida cotidiana.
Esto parece, sabe y huele a derrota. Aterradora derrota.