Ni que sí, ni quizá, ni que no

Opinión
/ 2 octubre 2015
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Don César Nava creó un lodazal en el que retozó con sus iguales los puerquitos. Luego que salió a flote el mugrero todos señalaron al que tenían enfrente: "¡el marrano es aquél!". Las circunstancias son muy claras. El Partido Revolucionario Institucional acordó con el Partido Acción Nacional un tenebroso pacto que nos agravia a los ciudadanos profundamente. No me refiero a que no deban o puedan pactar cosas de espaldas a los mexicanos, su libertad de asociación está asegurado por la Constitución, sino que lo que sus dirigentes, César Nava, Beatriz Paredes y Enrique Peña Nieto pusieron como estímulo por sus acuerdos fue aumentarnos los impuestos a todos los mexicanos, a cambio de subirse en el columpio del amor.

Lo que significa que todos los mexicanos somos y seremos sus rehenes por años de años mientras que ellos requieran de espacios, de seguridad, de "gobernabilidad"; en una palabra, de botines. Para que Peña Nieto asegure su trono los más pobres pagarán con hambre ese pacto inicuo entre dirigentes sin dirigidos. ¡La sangre de los pobres clama al cielo! Me apena caer tan bajo; había conservado mi integridad por tantos años. pero ni modo, debo confesar que estoy de acuerdo con Manuel Bartlett: lo que hicieron es una cochinada y Beatriz Paredes debe renunciar a la dirigencia de su partido. Por mi parte, aunque me llamen copión, propongo que César Nava renuncie a su vez por el bien de. ¿de quién?, bueno, aquí anote usted alguna idea porque ando un poco escaso de ellas. Y, de Peña Nieto, ¿algún pensamiento?, nada. Le paso el mío: primero ya no escuche Televisa; segundo, compre un hacha, están baratas en la Sieber, y dele en la madre a su televisión; tercero, aunque le digan que Peña Nieto ganará no vote por él cuando llegue el día, simplemente saque su dignidad doquiera que la tenga (aunque ya esté un tanto percudida) y vote por Raúl "El Loco" o por algún pariente al que no soporte, pero no por ese ruin sujeto que le metió a usted (a usted, no se haga el desentendido) un aumento en los impuestos.

¡Hasta dónde hemos llegado! PRI y PAN tomando decisiones para fregarnos; y todavía quieren que votemos por ellos.

El diputado Rubén Moreira en su comparecencia ante el Congreso de la Unión mató dos pájaros de un solo tiro. Dijo que no tenemos Presidente de la República. El que así se autonombra (Calderón) no ganó en las urnas. La cuestión es que si eso es cierto todo el aparato cae, es decir, todo el Estado mexicano está en el aire. Pues, como dijo Aristóteles, si tú pones una premisa (afirmación, proposición.) lo que se sigue de ella viene por añadidura. Si Calderón no es Presidente tenemos, por tanto, nada más dos poderes (de tres).

Pero automáticamente el Poder Judicial debe también caer, puesto que es el que legitimó al Ejecutivo (que es ilegítimo): se deslegitiman los magistrados. Por lo tanto (la conclusión del silogismo es): ambos poderes, Ejecutivo y Judicial, son ilegítimos. La consecuencia lógica es: de tres poderes no tenemos más que uno: el Legislativo.

Cuando se quejaban tan amargamente los priístas contra las alianzas yo creía ingenuamente que sus sollozos eran justificados.

La teoría irrecusable de que el agua y el aceite (PAN y PRD) no se juntan nos llevaba a la certidumbre de que en algo atinaban los dirigentes del PRI. Pero lo que nos ocultaron fue que ellos (el agua) sí hacían alianzas con el aceite.

Mire usted: uno batalla para creer en Dios porque, ¡hombre!, todo indica que no ha de existir, si toma uno en cuenta la maldad del mundo. Pero ahora sí que para volver a creer en los partidos, ¡joder!, nada más volviendo a ser engendrado y a lo mejor ni así.

Vivimos días difíciles. No sé a dónde nos conduzcan. Lo que sé es que nada parece estar de acuerdo con nuestros derechos. Triste época la que nos tocó observar: la de ver por los suelos, echa un trapeador, la grandeza de la Patria.

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