Jean Cusset

Opinión
/ 2 octubre 2015

Jean Cusset oía sin querer la conversación de sus vecinos de mesa en el restorán. Eran dos hombres que veían a dos mujeres, madre e hija. Uno de ellos exclamó:

-¡Qué muchacha tan hermosa! Lástima que dentro de algunos años se verá como su madre.

Respondió el otro:

-Yo prefiero pensar que hace algunos años la madre se veía tan hermosa como ahora se ve su hija.

Jean Cusset, con la innegable autoridad que su cinismo le concede, le dijo al que había hablado primero:

-Lo compadezco, amigo. Nunca disfrutará usted de la vida. Le falta la imaginación que se requiere para ser generoso.

Al salir echó una mirada a la madre. La señora se puso nerviosa, y se sintió de pronto como si tuviera la misma edad de su hija.

¡Hasta mañana!..

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