Tron, Tlön
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Porque el ser y el no-ser
se engendran mutuamente.
Tao Te King
Buscaba un libro de Borges, pues quería revisar algunos datos en su cuento "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", luego de haber visto la película "Tron Legacy" (Joseph Kosinski), cuyo despliegue digital me deslumbró. No encontré "Ficciones", pero me topé con un libro de Coleridge, poeta admirado por Borges.
Del célebre poema de Coleridge -"Kubla Khan"- los siguientes versos, en una versión de Màrie Montand: "En Xanadú, Kubla Khan / mandó que levantaran su cúpula señera: / allí donde discurre Alfa, el río sagrado, / por cavernas que nunca ha sondeado el hombre, / hacia una mar que el sol no alcanza nunca..." El "río sagrado" me llevó al "magno río civil de las historias", de Jorge Guillén, y a los indispensables estudios de Mircea Eliade.
No tuve que buscar a Guillén porque en la pesquisa borgesiana el poeta español asomó su cantarina cabeza, pero me puse a la tarea de encontrar algo de Eliade entre la balumba de mi habitat. Estaba en su busca cuando surgió Sergio Pitol. "Vaya, me dije, qué casualidad". Pitol incluye en el libro que tenía ante mí la narración de una anécdota muy divertida: el autor mexicano conoce a Mircea Eliade en algún país de Europa, pero no cae en la cuenta de que aquel hombre es el autor de "Mito y Realidad" sino horas después, cuando advierte que el nombre del mitólogo rumano se pronuncia "Micha".
"Ay, Pitol", pensé... ¿Quién dijo que la palabra "Pitol" le parecía el nombre de un medicamento para afecciones respiratorias? No lo recuerdo, pero sigo con mi búsqueda de alguno de los libros de Eliade... Vamos a ver... Eliade, Mircea Eliade, Micha Eliade... Aquí estaban "Lo Sagrado y lo Profano", el "Tratado de Historia de las Religiones" y algo sobre el mito del andrógino... Clásico: cuando busco un libro no lo encuentro; cuando busco otro, me topo con el que buscaba antes.
No, no doy con Eliade, pero ¿qué es esto? Nada menos que De Quincey: "Confessions of an English Opium-Eater" ("Confesiones de un Opiómano Inglés"). Vaya. Otro autor al que Borges rendía culto. Y al que leí gracias al autor del poema "El Golem". Sólo falta que me salgan Chesterton y "La Mil y una Noches"... Los libros son como coordenadas en una red sin fin. Me pregunto si nuestro encuentro con ellos es una casualidad.
Después de todo, y fuera de cualquier resabio romántico, estas pesquisas bibliográficas se parecen mucho a las que hacemos en Internet. Todo parece, en efecto, la interminable "biblioteca de Babel". Una vez dentro, uno se convierte en Teseo. "La metafísica es una rama de la literatura fantástica", escribió el argentino.
Pero ¿a qué viene esta divagación? ¿Al hecho de haber visto "Tron. El Legado"? Si es así, debería buscar a Einstein, Stephen Hawking, Heisenberg, Max Plank... O pensar en la tecnología digital aplicada al cine. ¿Por qué tendría que ponerme metafísico?¿Qué diantres busco en Borges, qué pretendo encontrar en la aleatoria aparición de ciertos autores y libros durante la búsqueda de "Tlön..."?
En todo caso, mi exploración debió irse por el camino de los súper héroes, la ciencia ficción y otras mitologías contemporáneas. ¿Fue la similitud de los nombres (Tlön, Tron) la que me confundió? Mm. La ilusión virtual, el juego electrónico: la otra realidad. La otra realidad que permea a la realidad real. ¿O es al revés? ¿No se parece esto al sueño? ¿Aurelia fue soñada por Nerval y traída a la realidad real por la gracia de la poesía, la estimulación y la locura?
"La realidad virtual ha eliminado la frontera existente entre realidad e irrealidad", instruye Wikipedia. En el "Tao Te King" Lao Tsé nos enseña: "Sin nombre es el principio del universo; / y con nombre, es la madre de todas las cosas. / Desde el no-ser comprendemos su esencia; / y desde el ser, sólo vemos su apariencia. / Ambas cosas, ser y no-ser, tienen el mismo / origen, aunque distinto nombre. / Su identidad es el misterio. / Y en este misterio / se halla la puerta de toda maravilla."
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