Los culichis. Y -sobre todo- las culichis.
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Nadie se alarme, nadie se sofoque, nadie se inquiete ni se exalte nadie. La palabra "culichi" sirve para designar a los nacidos en Culiacán, o a quienes se han avecindado ahí. Sirve a los dos géneros la voz: culichi para el hombre, culichi para la mujer:Mucha nalga y poca chichi, de seguro que es culichi.En los Estados del noroeste hay una variadísima laya de adjetivos que hacen las veces de nombres gentilicios. A los habitantes de Mexicali, por ejemplo, se les llama "güevosfríos", por la costumbre que tienen de llevar en la entrepierna, cuando van manejando, la botella o lata de cerveza helada.Los culichis son dueños de travieso ingenio. "Culiacán -dice Chuy Andrade- es ciudad de las 6 de la tarde pa' delante". Eso quiere decir que ahí gustan las tertulias, los saraos, las noches de bohemia y farra. Como consecuencia de esa alegría nocturnal se ven cosas de gran efecto. En cierto periódico de Culiacán se publicó una noticia con este titular:Navolato a oscuras por falta de luz.El modo de hablar de los culichis es sabroso. Dicen: "le echó agua sucia", por decir que lo calumnió. Dicen "topón" por "encuentro inesperado". Llaman "anclada" a la que nunca se casó. "Tiene angora" significa que alguien es persona de mucha calidad. Si alguien te pregunta muy serio: "¿Está usted arranado, licenciado?'", es porque quiere saber si estás casado."Aperingarse" algo quiere decir robárselo. A los Josés no les dicen Pepe, sino Chepe. Estudiante chilutero es el que aquí llamamos "machetero". Las urracas son "cachoras". Al muy gordo le dicen "buenpalrastro". A la muchacha en edad de merecer, pero soltera aún, la llaman "cuerpodioquis". Y oigan esto:-Fulano de Tal es afaltepán."Afaltepán" es síncopa de "a falta de pan". Con ese nombre, "afaltepán", son designados los gays.Antiguo resto de lo español: en las carreras de caballos en los ranchos -"parejeras"-, la voz de arranque se da con este grito:-¡Santiago!Un señor don Vidal, viudo y añoso él, vecino de Ahome, quedó prendado de una muchacha pechisacada y caprichosa que se llamaba Lica, o así le decían, porque ése no es nombre de cristiana. "Bailaba" la muchacha. Eso quiere decir que trabajaba en el zumbido, en la zona de tolerancia. Tan en locura vino don Vidal, se obnubiló de tal manera, que le propuso casorio a la tal Lica. Ella aceptó el pedimento, seguramente porque don Vidal añadía el din al don. No conocía la perendeca aquella copla que dice: No te cases con viejo por la moneda:la moneda se acaba, y el viejo queda.Tampoco don Vidal se sabía esta otra copla:El viejo que se casa con mujer niña,él mantiene la parra, y otro vendimia.Fueron inútiles los empeños de sus hijos, y de sus hijas más, por disuadir del intento al carcamal. Un día le dijeron:-Pero, papá: esa vieja está toda agujerada.Respondió categórico don Vidal:-No la quero pa' trair agua.¡Cuán cierto es el lépero poema que mano anónima escribió en el mingitorio de la cantina del Hotel Central, en Mazatlán! Rezan así esos versos impublicables que ahora publico:Dice un doctor de Boliviaque los males del amorno los cura el alcanforni los baños de agua tibia;que al que padece de amorsólo un -ulito lo alivia.