Los sueños del arquitecto

Opinión
/ 2 octubre 2015

Para Alfonso Javier Sánchez

Piedra sobre piedra. O madera. O adobe. Materializados los sueños de protección. Casas que quisieran ser catedrales, catedrales que sueñan con ser bosques. Casas de hielo, casas de ocotillo, casas de bambú. Donde se duerme, donde se intima. Donde se gesta la conversación o el silencio.

Numerosas formas de las edificaciones que nos resguardan. Arquitectura de los sueños. Edificaciones que transforman a quien entra a un espacio pensado, meditado, y elevado con el conocimiento de la fuerza que imprime en el interior de una persona.

Recuerdo todavía la fuerza de las rocas pulidas en la basílica de la Sagrada Familia en Barcelona, España. Los ríos de gente entrando, horadando en el interior, tomando fotografías y video de los sueños materiales de un hombre, de Antoni Gaudi.

Inicialmente este espacio fue concebido como un templo de arquitectura neogótica, y estaba a cargo del arquitecto Francisco de Paula del Villar, con quien Gaudi había trabajado como ayudante. La Sagrada Familia estaba llamada a ser una obra gótica más, y fue iniciada bajo este espíritu en 1882. Azarosamente, por diferencias del arquitecto Francisco de Paula con colaboradores de Josep Maria Bocabella, librero quien legó el terreno, se abandonó la obra.

El proyecto fue retomado y modificado por Gaudi un año después, adscribiendo el concepto arquitectónico a la corriente modernista que él inauguraba como uno de sus más arriesgados integrantes. Así, a los 31 años de edad, Antoni Gaudi imprimió su genialidad en este templo expiatorio al que le dedicó el resto de su existencia, y sus últimos años casi en forma exclusiva.

Actualmente el proyecto sigue en construcción. Durante la guerra civil española, la mayor parte del espacio de trabajo de Gaudi fue destruido, con él se perdieron planos, maquetas y apuntes, por lo que los arquitectos que prosiguieron La Sagrada Familia, trabajaron intentando ser fieles a la estética y a las ideas de este innovador nacido en Reus, España.

Interesante saber que expertos de distintas nacionalidades han colaborado para dar continuidad a los sueños de un hombre, aportando incluso ideas que han sido cuestionadas pues, dicen, se alejan del espíritu gaudinista.

La íntima relación de Antoni con la naturaleza, queda expresada en esta sublime obra arquitectónica. Además, fue él quien acuñó el término de "construcción orgánica", dejando claro su filiación por la naturaleza, a la que acudía en largas incursiones durante su infancia, ya que debido a un problema de reumatismo, no podía jugar con otros niños.

Podemos decir que mucho de la geometría reflejada en esta edificación, también es el canto de su infancia.

El crítico de arte Daniel Giralt-Miracle, dice sobre Gaudi: "De la naturaleza aprendió que lo orgánico no tiene líneas rectas, que las formas naturales no tienen solución de continuidad y que responden a una geometría interna". Y contemplando La Sagrada Familia sorprende visualmente la explosión de formas y colores utilizados en las cubiertas y en las esculturas que en muchos de sus puntos están vinculadas estrechamente con la naturaleza que él disfrutaba.

Gaudi, muchas veces incomprendido por grandes pensadores de su época y también, por arquitectos actuales, fue un espíritu que desarrolló una arquitectura epidérmica, uniendo en La Sagrada Familia lo sacro y lo profano de las formas. Todavía recuerdo las amplias y esbeltas columnas de una de las naves, semejantes a largos troncos de árboles.

claudiadesierto@gmail.com

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