Historia de la asistencia social en México
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Sara Sefchovich
Con López Portillo se unificó a las instituciones de salud (se creó el Sistema Nacional de Salud) y a las de asistencia (dando lugar al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia), y siguiendo la lógica de moda que era la de planificar, hasta la asistencia social privada se empezó a coordinar desde las instituciones del gobierno.
En ese sexenio surgieron varios programas de ayuda a los pobres, como el de zonas deprimidas y grupos marginados (Coplamar), el Sistema Alimentario Mexicano (SAM), el de desarrollo regional (Proder), el de desarrollo rural (Pider) y se establecieron "mínimos de bienestar", lo que significaba la intención de proporcionar a los grupos marginados un nivel apropiado de alimentación, salud, vivienda y educación.
Con de la Madrid todo eso cambió. El desastre en que estaba sumido el país cuando tomó posesión, hizo que se abandonara la concepción del Estado intervencionista y se asumiera la del Estado adelgazado y eficiente: "El nuevo gobierno replanteó los principios de asignación de los bienes y servicios que proveía; por una parte, se estableció el control de precios y subsidios a ciertos productos básicos (tortillas, leche, pan) y por otra, la política social desplazó al sector obrero del centro de la escena para ocupar los recursos en atender a los grupos marginados (a los que se llamó "vulnerables") que componían casi 55% de la población", escribió Teresa Incháustegui. En el primer año del gobierno el gasto social disminuyó al 17% del gasto público y para 1988 a apenas 10%.
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, DIF, pasó a ser un brazo especializado, autónomo y desconcentrado del sector salud y se formó el Sistema Nacional de Asistencia Social que además de los sectores tradicionalmente atendidos de niños y mujeres agregó a los jóvenes y a los viejos (Centros de Integracion Juvenil, Instituto Nacional de la Senectud) y creó filiales en todo el país, a nivel estatal y municipal, con manejo propio de recursos. La asistencia social se convirtió en un sistema complejo con compromisos, estrategias, leyes y convenios.
El presidente Salinas, jugó un doble juego: por una parte creó la Secretaría de Desarrollo Social, a la cual correspondía formular, coordinar y llevar a cabo la política social del gobierno federal, y cuyo objetivo central era lograr la superación de la pobreza y alcanzar niveles suficientes de bienestar ("nadie podrá decir de ahora en adelante que hay un solo mexicano olvidado en México" dijo el mandatario) y programas como Procampo, Pronasol y Progresa destinados a la ayuda directa a los pobres, pero por otra, se mantuvo en el marco del neoliberalismo que significaba la disminución del interés en lo social. Esto no solamente se debía a la ideología neoliberal sino a la convicción de que el desarrollo llevaría a la desaparición de la miseria, idea que ya habían afirmado los liberales de principios de siglo y según la cual los beneficios del progreso terminarían derramándose hacia toda la sociedad.
Con Zedillo se cambió la faz de la asistencia social, cuando se decidió repartir a los beneficiarios apoyos monetarios. Según cifras oficiales, se le dieron a poco más de dos y medio millones de familias de los 23 millones que según el Consejo Nacional de Población vivían en pobreza extrema.
Pero al mismo tiempo, las instituciones de seguridad social y de asistencia sufrieron recortes tan severos, que los ciudadanos se quejaron repetidamente de la falta de atención y hasta de medicinas en aquellas y en estas se dio apenas lo suficiente para mantenerlas a flote, lo cual las hizo quedar debilitadas al punto que rayó en su desmantelamiento. De hecho solo se dejó en pie la ayuda alimentaria, y aún así, según el entonces director del DIF "900 000 niños dejarían de recibir leche y un millón se quedarían sin tortillas."
sarasef@prodigy.net.mx
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