¿Existen avances en el abatimiento de la pobreza en Coahuila?

Opinión
/ 2 octubre 2015

Debe reconocerse el hecho de que el no disminuir la pobreza en forma sostenida año tras año representa una deficiencia que reclama prioridad...

La pobreza, en cualquiera de sus dimensiones, es un hecho que lesiona a la sociedad como un todo.
No sólo tiene implicaciones en aspectos de justicia, en sus múltiples dimensiones es una debilidad o incluso fractura en la cohesión o tejido social que vulnera su seguridad, es la expresión de una incapacidad relativa de todos los sectores de la economía, privados y público, en coadyuvar para elevar el nivel de bienestar de la población en forma continua. Sus efectos no sólo son contemporáneos, se prolongan en las generaciones futuras, dado que las limitantes de oportunidades que padecen actualmente los hogares determinan una alta probabilidad de que también limiten las oportunidades de los hijos. Ante este innegable hecho social, es necesario reconocer no sólo los alcances de los programas federales de abatimiento de la pobreza, es también necesario reflexionar que también es el resultado del desempeño de la economía de las entidades federativas como un todo.

En fecha reciente, el Coneval difundió los niveles de pobreza para el 2012 a nivel nacional. ¿Cómo ha evolucionado Coahuila en los últimos 4 años?, en 2008 el nivel de pobreza en el Estado era de 33%, en 2010 fue del 28% y para 2012 tuvo un incremento, aunque no significativo, respecto al porcentaje de 2010. Es decir, que en el lapso de 2008-12 la disminución fue de casi 10% pero sólo se concentró entre 2008 y 2010, no así en las estimaciones para los últimos dos años en los cuales se incrementó en 3%. En el caso de la pobreza extrema, la más lacerante en términos de justicia y de sus implicaciones económicas, el porcentaje en 2008 fue del 3.1%; del 2.9% en 2010, pero se incrementó a 3.2% en 2012; es decir, que se elevó en 8.4% entre 2008-12, pero en 13% considerando el bienio 2010-12, lo que equivale a tener actualmente al menos 93 mil personas en tal situación en Coahuila. Si bien los porcentajes correspondientes a nivel nacional son mayores para la pobreza y la pobreza extrema, en el caso de la pobreza extrema a nivel nacional se ha disminuido en 12.2% mientras en nuestro Estado la tendencia ha sido en sentido opuesto, al incrementarse.

De hecho, sólo 10 entidades federativas han incrementado su porcentaje de personas en pobreza extrema, entre ellas Coahuila, aunque con uno de los menores aumentos frente a otros estados que mostraron incrementos sustantivos. Lo anterior, no debe ser atenuante para reconocer el hecho de que el no disminuir la pobreza en forma sostenida año tras año durante un espacio de cuatro años representa una deficiencia que reclama prioridad. Coneval ha definido como pobreza extrema a la combinación de un ingreso menor a 25 pesos diarios en zonas rurales y padecer tres o mas de los siguientes aspectos: i) rezago educativo, ii) sin acceso a servicios de salud, iii) sin seguridad social, iv) baja calidad de vivienda, v) ausencia de servicios básicos en la vivienda y vi) carencia alimentaria.

Es necesario evitar que domine lo que se denominauna "trampa de pobreza", un nivel en donde existe un efecto circular en donde cierta población se encuentra "atrapada" por circunstancias diversas que no les permite superar el nivel de pobreza en el que se encuentran. Por ejemplo, en la pobreza extrema un deficiente nivel de alimentación les impide el elevar su productividad, sus oportunidades de aprendizaje y de trabajo, lo que a su vez les impide elevar su nivel alimentario, efecto circular que hace que persista su situación de pobreza. El aislamiento geográfico impide su integración a los servicios públicos y a los mercados, lo que provoca una falta de oportunidades de trabajo y por tanto de ingreso, lo que a su vez les impide superar los costos de transporte para abastecerse de lo mínimo necesario, lo que hace que persista la pobreza en tales loalidades. Romper el efecto circular o de retroalimentación de la situación de pobreza es la intervención deseable y debe de ser superior a sólo el transferir recursos a tales grupos poblacionales. ¿Qué puede romper tales inercias que hacen que ciertos grupos de población, e incluso regiones geográficas completas, sean dominadas por la pobreza extrema persistente?, programas de transferencias condicionadas como Oportunidades tienen tal objetivo al relacionar transferencias con escolaridad, pero no es ni debe de ser el único instrumento.

Toda inversión en infraestructura, de transporte, educativa, de salud, entre otras y la creación de empleo, todos ellos como factores de desarrollo regional, fracturan la inercia de la pobreza. La integración geográfica de las localidades llevan oportunidades de mercado a la población donde los costos de transporte son una barrera económica y que reducen el llevar los servicios públicos básicos y limitan o cancelan las oportunidades de aprendizaje y trabajo. La riqueza minera de nuestro estado implica que, por ejemplo, las empresas lleven recursos a los lugares de exploración y de extracción, inversiones que conllevan una externalidad positiva dado que llevan infraestructura física y oferta de servicios, a las zonas con potencial geológico, lo que contribuye a romper la inercia de la pobreza en tales localidades. El abatir la pobreza no es una responsabilidad exclusiva de los programas asistenciales gubernamentales, es también el resultado del desempeño de la actividad económica privada y pública, y de las decisiones de inversión de ambos sectores.

El ejercicio de los recursos públicos a nivel de los Estados y de los Municipios tiene efectos en los niveles de bienestar, que incluye el que se disminuya o el que persista la pobreza. La responsabilidad en el ejercicio del gasto, el sujetar los proyectos de inversión federal y estatal a un estricto análisis costo beneficio social, contribuyen a disminuir la situación de pobreza.

Un entorno de incentivos y de seguridad jurídica a las inversiones de los particulares necesariamente contribuye con tal objetivo social, reformas como la educativa, la deresponsabilidad financiera de los Estados, y como se espera sea la reforma energética en términos de participación de la inversión de los particulares así como el ampliar el sector formal de la economía, tendrán un efecto permanente en la disminución sobre los niveles de pobreza. La responsabilidad es de todos, empresarios, gobiernos federales, estatales y municipales, dado que no existe mejor forma de abatir el agravio social que es la pobreza, que por medio de la inversión en capital, físico y humano. Una planta manufacturera, una explotación minera, una
escuela, una carretera, una clínica en un lugar donde antes no existía es una contribución a romper las inercias que hacen que la pobreza en cualquiera de sus dimensiones persista. Los mercados no crean pobreza en su evolución, es su ausencia y los obstáculos a su crecimiento y profundización en el entorno humano lo que hace que persista.


El autor es maestro y Doctor en Políticas de Desarrollo Internacional (Duke University), Licenciado en Economía (ITAM ).

Actualmente es Asesor de Proyectos Especiales de la Oficina de Rectoría y Profesor Numerario del ITAM .

Email: rtovar@itam.mx

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