El Santo Cristo de la Capilla

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La imagen de nuestro Santo Cristo añadió en los últimos años un misterio a las dos leyendas que se manejaban sobre su origen. La figura que siempre creímos de procedencia europea es orgullosamente mexicana, según afirmó su restaurador hace algunos años. La composición de la pasta de maíz en que fue modelada la imagen nadie la conoce, el secreto de su fabricación se extinguió con los hábiles artesanos mexicanos.
La primera leyenda, la romántica, cuenta que un día 6 de agosto del año de 1608 llegó la imagen en un enorme cajón de madera a lomo de una mula sin dueño ni guía, que se echó frente a la entonces humilde iglesia parroquial y no hubo quien la hiciera levantarse hasta que abrieron el cajón. La otra leyenda, más cerca de la historia, es la que narra la tradición y se basa en viejas crónicas nunca comprobadas: que la venerada imagen fue traída por Santos Rojo, comerciante español y uno de los primeros pobladores de la villa del Saltillo, quien hizo un viaje a la feria de Jalapa para adquirir allá "efectos de Castilla" para su negocio y labranza. A dicha feria eran llevadas las mercaderías europeas que llegaban al puerto de Veracruz en las flotas españolas, por eso se decía que la imagen era una de las muchas que mandara hacer el monarca español para ser distribuidas en las iglesias del Nuevo Mundo.
El folleto de la Novena al Santo Cristo de la Capilla impreso en 1794, el más viejo que se conoce, tiene una introducción a las plegarias, en la que se lee que la imagen la trajo Santos Rojo y la puso en el altar de una pequeña capilla llamada de las Animas que él mismo había construido en el lado norte de la entonces iglesia parroquial. Esta afirmación seguramente viene de la "Historia de la Villa del Saltillo", la primera crónica que se conoce, escrita dos años antes, en 1792, por el bachiller Pedro Fuentes, quien fuera el cura párroco de la iglesia de Santiago del Saltillo. El padre Fuentes añade que una vez colocado el Cristo ahí, comenzó a atraerse las voluntades de todos "por su particular belleza, y por sus favores, enamorándose los fieles de Él cada día más y más, y para distinguirlo de otras imágenes del mismo Señor que había en la iglesia, aunque no de tan particular hermosura, comenzaron a llamarlo el Señor de la Capilla...".
Algunos de sus incontables milagros quedaron narrados y consignados por el propio bachiller Fuentes en su historia y, según dice, fueron "tomados en forma judicial y por juez competente de las mismas personas que los vieron o a quienes sucedieron". Este es el listado: Tres veces ha sudado esta sacratísima imagen, Del mismo modo sucedió el año de 1722, Dio salud a un niño, Libró a dos mancebos y a una mujer del cautiverio de los indios, Libra a los trigos de los hielos y enfermedades, Salva a un hombre de la muerte por unos pocos días, Libra a un carretero, Media fanega de cal se aumenta milagrosamente, Libra de la muerte el Señor a unos peones de la obra, Libra el Señor de la muerte a un peón que cayó de la torre, Da salud a un pastor, En una gran seca dio copiosa lluvia, Da habla a un mudo, Caso milagroso, Libra de la muerte a un mozo que cayó de una casa, Libra de una peste a esta villa.
Y el mismo padre Fuentes hace, con lenguaje propio del siglo 18 en el que él vivió, una bellísima descripción de la venerada imagen: "...fue guiado o asistido el artífice con influjos particulares del cielo, según se advierte, acabada y proporcionada en todos sus tamaños, miembros, facciones y color; porque éste ni es blanco, ni es oscuro, sino medio entre estos dos extremos, tan hermoso y peregrino que no hay a qué semejarlo; porque Dios, con propiedad hablando, sólo es semejante a sí mismo".
Así es el Santo Cristo de la Capilla de Saltillo, que este próximo 6 de agosto cumplirá 405 años de estar entre nosotros.
edsota@yahoo.com.mx