Compra de gasolinas y saqueos en el Golfo obligan a la reforma energética

Opinión
/ 1 agosto 2013

Es el saqueo cuantioso, permanente, realizado por el imperio del norte -por debajo de los límites fronterizos- pero ni los congéneres de su partido de hoy, ni los exacerbados perredistas han reclamado en dos décadas ese latrocinio.

El informe médico del nódulo tiroideo extraído al presidente Enrique Peña Nieto, de no mostrar ninguna malignidad, es excelente noticia en el actual maremagno de calamidades.

Si al menos tuvieran idea del desastre petrolero nacional, que el año pasado costó a México 19 mil 56 millones de dólares la importación de gasolinas -alrededor de 250 mil millones de pesos-, ciertos vociferantes de la presunta izquierda se preocuparían un poco por el país, en vez de promover consultas pueblerinas baladíes.

Ni han de saber los gritones de todos los días que en el Golfo de México, del lado de Estados Unidos, se localizan 35 mil pozos de extracción de petróleo crudo, contra sólo mil en territorio mexicano.

Es el saqueo cuantioso, permanente, realizado por el imperio del norte -por debajo de los límites fronterizos- que denunció un bien recordado panista, José Angel Conchello, pero ni los congéneres de su partido de hoy, ni los exacerbados perredistas han reclamado en dos décadas ese latrocinio.

Tan defensores de los recursos nacionales como se ufanan, López Obrador y sus ex compinches del PRD se pasaron el sexenio pasado en reclamos al panismo, debido al robo presidencial imputado a Felipe Calderón, sin echarle en cara que, entre los años 2007 y 2011, las importaciones petrolíferas aumentaron 86%, al pasar de 15 mil millones de dólares anuales a 29 mil 403.6 millones de billetes verdes.

Sucedieron otros hechos detestables en el sexenio azul: en 2007 Pemex vendió petróleo barato a la trasnacional Shell. El valor real era de 61.6 dólares el barril, pero se le entregó por largo tiempo a 20 dólares y la misma empresa cobró cada barril de gasolina a 74 dólares.

Si diputados y senadores del PRD y de otros partidos se hubiesen molestado en investigar esas transacciones ominosas y cuestionar a Pemex sobre la realización de las mismas, habrían hecho un servicio a la nación, pero no sucedió.

Sobre el gas natural, Estados Unidos incrementa la llamada explotación shale, en formaciones geológicas de rocas. Así eleva su producción energética, al punto de que disminuyó sus compras de crudo a México en 8.3% durante el primer semestre de este año, respecto al mismo periodo del año pasado.

En la era panista, entre los años 2005 y 2012, la producción de petróleo descendió de 3.4 millones de barriles por día a 2.5 millones. ¿Eso conmovió al ex incendiario de pozos petroleros de Tabasco, López Obrador?

Ahora el PAN propone la reforma energética y en ella abre las puertas al capital extranjero en exploración y explotación de petróleo, lo mismo que hará el PRI. Pero no hay de otra, vistos los saqueos del crudo en el Golfo de México y la carencia de tecnología de Pemex.

No podía faltar el grito de Chucho Zambrano, adicto a las frases ajenas. Esta vez se fusiló la del mejor director general en la historia de Pemex, Jesús Reyes Heroles, sobre el peligro de que "despierte el México bronco".

Lo dijo Reyes Heroles en los días de la Liga 23 de Septiembre -a la cual perteneció Zambrano- cuando propuso la inclusión de disidentes al sistema, además de darles voz en la Cámara de Diputados.

Así nacieron las plurinominales que hoy defienden con ardor los miembros de la partidocracia, porque así dormitan en las curules y dicen tonterías, sin hacer campañas ni ser capaces de ganar con votos mayoritarios.

Otra vez, los presuntos de izquierda se quedaron colgados de la brocha. El panismo los utilizó en alianzas como la reciente de Baja California y a la hora de presentar la propuesta energética azul, les dieron con la puerta en el rostro. El colmo: el gran perdedor de la pasada jornada, Jesús Zambrano, afirma que su partido no decreció. Cinismo puro.

El blanquiazul Gustavo Madero se vistió de luces. Merced a dicha reforma se le plegó el bando del calderonista Ernesto Cordero y se repetirá la historia del Fobaproa: unidos de nuevo PAN y PRI.


Por Félix Fuentes
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