Jorge Torres López

Opinión
/ 2 octubre 2015

Entrevisté por primera vez a Jorge Torres López en el año 2000 cuando asumió la tesorería municipal, durante la administración que encabezó Oscar Pimentel González; después, como reportero, repetidamente conversé con él y la constante fue un tono de voz débil y una actitud titubeante, esos rasgos hacían pensar en una personalidad insegura.

Licenciado en Administración de Empresas, egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Torres López nació en el seno de una acomodada familia saltillense, en el corazón de la iniciativa privada local, hijo de Jorge Torres Casso, un hombre de negocios reconocido por su participación en acciones filantrópicas, y de María Esther López del Bosque, hermana de Isidro y Javier López, herederos del Grupo Industrial Saltillo, fundado por Isidro López Zertuche.

El origen de Torres López y su personalidad lo convirtieron en una pieza de singular valor, en teoría, en el ajedrez político jugaba el papel de enlace con la clase empresarial, le permitía al grupo del que formaba parte mantener una puente con el sector privado y atenuar o incluso eliminar las críticas provenientes de ese ámbito.

En el 2003 ocupó la Contraloría Municipal, su jefe inmediato era el alcalde Humberto Moreira, a partir de entonces, ambos personajes avanzaron juntos, cuando Humberto fue Gobernador, Torres López fue Secretario de Finanzas, luego Presidente Municipal de Saltillo en sustitución de Fernando de las Fuentes, después Secretario de Desarrollo Social y por último Gobernador interino cuando su jefe dejó el cargo para ocupar la dirigencia nacional del PRI.

El martes de la semana pasada fiscales federales de Estados Unidos presentaron una demanda en Corpus Christi, buscando decomisar 2 millones 762 mil dólares depositados por el exGobernador interino en una cuenta del banco de inversión Old Mutual, ubicado en Hamilton Bermudas, mediante cuentas abiertas por Torres López en dos bancos de Texas.

De acuerdo con la información publicada en diversos medios nacionales e internacionales, el pasado 20 de febrero Torres López intentó sacar el dinero de Bermudas para transferirlo a su cuenta en Deutsche Bank en Hamburgo, dos semanas antes, Estados Unidos presentó una demanda similar para incautar los fondos de Héctor Javier Villarreal, exSecretario de Finanzas de Coahuila.

La novela sigue, los fiscales estadounidenses acusan a Torres López de haber mentido para acreditar el depósito del dinero, las versiones periodísticas aseguran que dijo ser dueño de Cemex e incluso haber vendido aeronaves al Gobierno del Estado.

Ante el escándalo Torres López ha respondido con cartas aclaratorias en las que asegura el origen lícito de su fortuna. No reconozco en esas cartas al extesorero municipal de voz débil y titubeante, pareciera que su posición surge de otra inspiración y no la suya.

Pero ya que está en plan de aclarar, surgen algunas preguntas que valdría la pena respondiera, no solo a los fiscales estadounidenses, sino a la población de Coahuila, a la de Saltillo y en particular al estrato social al que pertenece.

¿Por qué abrir cuentas en Estados Unidos y no en México? ¿Por qué abrir una cuenta en las Bermudas y en Hamburgo? ¿Si no provienen del erario público de Coahuila los 2,7 millones de dólares, de dónde salieron? ¿Cuenta con la documentación que compruebe a detalle el origen de los recursos? ¿Habrá algún otro exfuncionario público de muy muy alto rango que haya dispuesto de recursos de esas cuentas bancarias? ¿Tiene otras cuentas similares en el extranjero?

Lo que en Estados Unidos es una demanda civil en Coahuila podría ser una responsabilidad penal y el Gobierno debe estar interesado, de ser el caso, en restituir recursos a las arcas públicas.

El empresario local fue un alfil que en el servicio público se movió a voluntad de quien dirigía las piezas del ajedrez político, hoy la partida se tornó adversa y Torres López pareciera estar colocado en el tablero para proteger a una pieza más importante, en tanto, los sabuesos del Gobierno Federal estadounidense parecen estar más cerca, cada vez, de quien mueve las piezas en el tablero.

hmedinaf3@gmail.com

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