¿En Rayados saben lo que quieren?

Opinión
/ 2 octubre 2015

Los directivos de Rayados hace meses que están corriendo detrás de un técnico y aún no lo alcanzaron. Entre tantos nombres apuntados y perfiles diferentes, es lógico que se hagan bolas.

Lo que habría que preguntarles es si en realidad saben lo que quieren. La última vez que salieron a la caza de un entrenador terminaron por donde empezaron: Carlos Barra. Desde que le bajaron el pulgar a Víctor Vucetich hace más de un año, los directivos se han dedicado a parchar el puesto sin un proyecto definido.

Para muestra de lo indeciso que están, sólo es necesario poner sobre la mesa las ideas de José Guadalupe Cruz y Barra, los dos DT post era Vucetich. Definitivamente, las propuestas son antagónicas. Rayados lleva tres torneos jugando a nada, sin un patrón táctico amalgamado.

Está claro que Barra se hizo cargo de una transición. Cumplió hasta donde pudo, le fue bien en los números, le debe dar gracias a Dorlan Pabón, pero es candidato a huir después de la Liguilla. Decir que ya se ha vaciado de conceptos, sería absurdo. Quizás los traiga intactos, pero evidentemente desordenados.

El problema en el Monterrey es que no ha sabido resetearse a tiempo. Cuando el momento se lo pedía. Han dejado pasar dos buenas oportunidades para refundar futbolísticamente al club: después del ciclo Vucetich y tras la debacle con Cruz. La reincidencia condicionó el futuro y el futuro es hoy.

La directiva no ha captado los diferentes mensajes y a la luz de las últimas campañas, ha improvisado en busca de ese sentido de pertenencia extraviado.

Lo que es peor, Rayados no tiene identidad y más que contratar a un entrenador mediático para encandilar a los aficionados, deberían apostar a una ideología que se replique en las fuerzas básicas y que contribuya a un proyecto integral, no pasajero.

Pedro Caixinha, técnico del Santos, señaló en entrevista hace unos días, que cuando llegó a Torreón fue necesario encuadrar su metodología de trabajo a la filosofía e historia del club.

Rayados tiene historia, pero ¿cuál es su filosofía? Cualquiera que llega impone su sello, el club se adapta al entrenador y por lo mismo, ante tanto manoseo de estilos, el equipo se queda sin rumbo y librado a una buena racha y, principalmente, a la suerte, como ahora.

Por lo tanto a los directivos les urge atinarle al próximo entrenador, pero antes que nada les urge tener en claro a qué le tiran como juego distintivo. Ya han cometido el error de incorporar muchos jugadores a ciegas sin tener una estrategia sustentable.

Porque para incorporar jugadores también es necesario contar con un director técnico que, mínimamente, sepa cómo explotarlos dentro de un plan que previamente sea diseñado. Es común que se sumen futbolistas porque están de moda o lucen en otro lado, pero no se contemplan muchos factores.

Uno de ellos tiene que ver con el entorno del jugador en su club, cómo lo arropan, qué función tiene y bajo qué esquema. Lo que se acostumbra es traer eslabones sueltos y los tiran a la cancha para que resuelvan.

Hay que pensar en las sociedades, si el refuerzo es compatible con el grupo que hay y en la utilidad que pueda tener el ejecutor en la función colectiva. Pensar en un balance del plantel.

El presente obliga a Rayados a frenar de raíz la viciada tendencia. Lo primero que debe hacer es depurar a gran escala, después, ordenar sus ideas. Traducido a la cancha, ello significa solidificar un modelo de juego y de una vez por todas, dejar de experimentar.










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