Fantasma a la vista

Opinión
/ 2 octubre 2015

Una vez más el futbol mexicano es presa de sus propios fantasmas, y no se trata de cualquiera, sino de uno que hace algunos ayeres puso en serios aprietos a varios futbolistas. El dopaje no es un asunto que deba tratarse con indiferencia o que deba guardarse celosamente en un baúl para que nadie hable sobre ello, sino que debe afrontarse con responsabilidad y con el compromiso que conlleva formar parte de una liga profesional de futbol. 

Ahora tocó turno a Julio César Nava de sufrir las desastrosas consecuencias tras haber tomado betametasona, una sustancia prohibida que le fue detectada tras un examen antidopaje en noviembre, luego del juego ante Cruz Azul de la jornada 15 del AP14. El jugador de Chiapas no podrá ver acción en los próximos ocho meses. 

Pero, ¿quién es el culpable? ¿a quién hay que responsabilizar? Lo cierto es que los médicos fallaron al no haber notificado sobre la sustancia que el futbolista ingirió. Ahora deberemos aguardar para saber si los médicos también serán sancionados por la Comisión Disciplinaria. 

El caso de Nava nos transporta a años atrás y es imposible no hacer un pequeño recuento de algunos de los casos más sonados. 

En 2005 se dio un hecho que no podemos dejar de lado. Fue en aquella Copa Confederaciones en la que Aaron Galindo y Salvador Carmona fueron sorpresivamente separados de la concentración y alejados de toda actividad, dejando al aire el porqué de la decisión. Ambos fueron suspendidos un año tras darse a conocer el consumo de norandrosterona. 

Pero si hubo una noticia que escandalizó fue cuando en la Copa Oro del 2011, cinco seleccionados dieron positivo por clembuterol. Sinha, el Maza Rodríguez, Christian Bermúdez, Guillermo Ochoa y Édgar Dueñas consumieron carne contaminada, situación que al final no les generó castigo alguno. 

Casos como estos solo ensucian la imagen de nuestro balompié.

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