Arriesgar la ciudad para recuperar un estacionamiento
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El diputado Luis Gurza, legislador local en mi tierra, dice que cobrar por el estacionamiento daña a la economía, vulnera los derechos de los consumidores, y representa una forma de explotación del hombre por el hombre. Para este legislador, el estacionamiento gratuito es un derecho humano que debe defenderse. Por ello presentó una iniciativa de ley que obligará a todo aquel que establezca un comercio a proveer de estacionamiento gratuito a clientes y trabajadores. Quizá el diputado Gurza es un hombre bien intencionado, pero su idea es muy mala. Contrario a lo que piensa el Diputado, esta ley hará de las ciudades coahuilenses sitios cada vez más inequitativos y caros, y paradójicamente, más congestionados. Explicar por qué requiere de un análisis.
El primer paso es derribar el mito: Los estacionamientos nunca son verdaderamente gratuitos. Cuando el automovilista no paga una cuota de estacionamiento, alguien tiene que hacerlo. Un aspecto de este costo es obvio. Para tener estacionamiento el comerciante necesita mayor terreno, y eso implica rentas más elevadas. Cuando el comerciante no recupera este costo cobrando el estacionamiento, tiene que recuperarlo en la caja registradora, fijando precios más altos para todos. El problema es que en la mayoría de los casos solo una minoría de clientes llegan al comercio en auto. La ley que promueve Gurza obligará a TODOS los consumidores, incluidos los más pobres, a subsidiar un servicio que solo beneficia a unos cuantos. ¿Por qué obligar a la señora que viaja en camión o al joven en bicicleta a pagar el estacionamiento del dueño de un auto deportivo?
Los comerciantes conocen a sus clientes y encuentran equilibrios que funcionan. Un comercio en el centro, rodeado de infraestructura peatonal y conexiones a transporte público, no necesita estacionamiento gratuito para ser viable. ¿Por qué imponer los mismos requisitos a comercios como este, que tienen necesidades diferentes? Tampoco parece buena política pública exigir estacionamiento gratuito para los trabajadores que permanecen en el mismo lugar toda la jornada laboral -saturando espacios que necesitan los clientes. ¿No sería más razonable ofrecer a los trabajadores la opción de recibir un bono de transporte para gastarlo como quieran?
Hay otros costos del estacionamiento gratuito que no son tan obvios. Los seres humanos somos bastante racionales: Cuando el precio de algo baja hasta cero, la demanda sube. Con la expectativa de estacionarnos gratis, tendemos a manejar más. Quizá sea difícil percibirlo en las partes de las ciudades que aún no sufren tanta congestión, pero de aprobarse la ley que promueve Gurza, habrá más coches compitiendo por los mismos cajones de estacionamiento. Si perdemos la posibilidad de modular esta demanda con un mecanismo de precios, todos pierden. El problema no es solo que los que quieren pagar para estacionarse no podrán hacerlo, sino que los demás automovilistas tardarán más para encontrar dónde estacionarse.
El diputado Gurza ha señalado en entrevista la abundancia de estacionamiento en ciudades norteamericanas, y utiliza ejemplos de ese país para demostrar que el estacionamiento gratuito es viable. Coincido que EU representan una referencia apropiada, pues a juzgar por nuestras leyes, vamos para allá. Las ciudades coahuilenses exigen casi los mismos requisitos de estacionamiento que en el país vecino, a pesar de tener muchos menos autos per cápita. Según estimaciones de Eran Ben Joseph, EU cuenta con no menos de 4 cajones de estacionamiento por cada auto. Matemática pura: 75% de estos cajones están siempre desocupados. En ciudades como Houston, el estacionamiento alcanza hasta 35% de la superficie urbana. El estacionamiento podrá ser gratuito, pero vaya que cuesta: No hay niños corriendo en las calles, ni parejas paseando, ni canchas públicas, ni vivienda a precios accesibles, ni una red de transporte público que funcione. Eso sí, tienen mucho estacionamiento.
El diputado Gurza lamenta en su iniciativa que de un tiempo a la fecha los habitantes del estado de Coahuila hemos presenciado un fenómeno de desposesión de los espacios para estacionar nuestros vehículos. Supongo que se refiere a los tres centros comerciales de Torreón que cobran por estacionarse. Quizá el origen de la iniciativa de ley -que aplicará para todo el Estado- fue un coraje que hizo el diputado en uno de estos establecimientos.
Una sugerencia respetuosa para los diputados: No arriesguen la ciudad para recuperar la gratuidad de un estacionamiento.