Gen mariguano

Opinión
/ 30 marzo 2016
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¿Ya se le achicharró el cerebro a Miley Cyrus? En su participación en un programa de MTV salió con convulsiones pornográficas, vestimentas indecorosas y gestos francamente demenciales. Para rematar, a la hora del selfie todos participaron para echarle porras a la mariguana.

De por sí, uno de cada 17 estudiantes de universidad en los Estados Unidos fuma mariguana a diario. (Dato cadena FOX). Cuántos más lo harán aquí o allá deportivamente no lo sé. Lo que creo es que el contagio tiene muchos co-conspiradores como la Miley, quien desgraciadamente tiene como fans a niños desde los diez y doce años. Un verdadero crimen sin nombre.

Mientras esto sucede, el avance de la ciencia nos va revelando cuestiones que la propia comunidad científica consideraba imposibles. En el nuevo libro del talentoso científico mexico-americano de fama mundial, Juan Enriquez (Evolving Ourselves, 2015) expone con gran claridad que la genética humana es alterada por factores jamás imaginados.

Se sabía: el primer factor de alteración del ADN son mutaciones aleatorias. Darwin propuso la evolución de las especies a través de selección natural. La mutación beneficiosa es seleccionada por su capacidad de mejorar la adaptación de la especie. Pero ahora esta historia tiene un nuevo capítulo.

Juan Enriquez reporta descubrimientos que comprueban un elemento Lamarkiano en la evolución. No es que las girafas tienen cuellos largos de tanto estirarlos, pero definitivamente hay un factor epigenético (en el tipo de entorno) que está acelerando la evolución más allá de las mutaciones accidentales.

Además, existen un factor microbiótico y otro producto de los virus que acarreamos en nuestro cuerpo. La flora y fauna intestinal está conectada a los cambios de DNA. Y los virus que secuestran células para sustituir grandes cadenas de DNA. (Hubo un virus malévolo que nos enseñó a estornudar.)

En conclusión casi todo influye sobre nuestros genes. Nuestros hábitos, alimentos, nuestro estrés, el consumo de alcohol y drogas, incluida por supuesto la mariguana.

Se piensa que la problemática de la obesidad y hasta algunas formas de autismo que van creciendo a gran velocidad en forma inexplicable pudiera ser el resultado de mutaciones producto de estilos de vida de dos o tres generaciones previas. La chance de que un obeso produzca más niños obesos es casi una certeza.

Estos descubrimientos están ausentes de nuestras leyes que tratan la drogadicción como un problema de salud enfocado a individuos. ¿Qué tal si de papás mariguanos consuetudinarios van a salir hijos o nietos más propensos a caer en adicciones?

Yo puedo estar a favor de que se legalice la mariguana medicinal, si se tomaran medidas estrictas para controlar su venta y su receta médica. Sin embargo estoy totalmente en desacuerdo en que se apruebe, como existe en la ley, que el consumo individual se razone como derecho al entretenimiento y un riesgo individual.

Las consecuencias sociales serán cada vez peores. La sociedad tendrá que mantener y cuidar —hasta no sé que edad— a personas que optaron por escapar de sus responsabilidades en favor del placer inmediato artificial que producen las drogas.

En la actualidad se sabe que un 10% de los norteamericanos no es capaz de sostener un empleo por problemas de adicciones. ¿Qué tal si esa cifra eventualmente creciera en nuestro País a un 30 o más porciento?

Hay una posibilidad muy real de que una mutación produzca bebés que traigan un gen mariguano. Entonces el asunto del consumo adquiere una dimensión colosal. Podríamos estar alterando para siempre la conformación genética de la especie si las consecuencias del pecado afloran hasta dentro de 50 o 100 años.

Detener una posible explosión en el consumo de drogas debe ser una prioridad. Ninguna Miley mexicana debería tener derecho a salir en un programa de TV abierta sin pasar una prueba que verifique que está 100% limpia.

javierlivas@prodigy.net.mx

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