Acciones de Omar García Harfuch: ¿Una nueva estrategia de seguridad?
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La fórmula de la operación ‘Enjambre’ debería repetirse en muchas otras entidades para limpiar las corporaciones policiales, comenzando por los estados de alta infiltración criminal
Si bien la gestión de Omar García Harfuch como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana apenas comienza, lo cierto es que hay algunos destellos que nos hacen pensar que la estrategia de seguridad del Gobierno Federal está cambiando para bien. Obviamente dicha afirmación se debe tomar con cautela porque es muy pronto para generar conclusiones o evaluaciones, y tampoco puede entenderse como cheque en blanco, sino como la esperanza de que las cosas cambien en materia de combate a la violencia en el país.
En estos dos meses de gestión hemos presenciado la incautación más grande de fentanilo, el aumento en la cantidad de arrestos de integrantes del crimen organizado (aunque no del más alto nivel), la operación “Enjambre”, que detuvo a jefes de policía y a una alcaldesa del Estado de México coludidos con el crimen organizado, el desplazamiento del propio secretario al territorio de mayor conflicto en la actualidad, como es Culiacán. Sin embargo, también ha habido un incremento del 6.5 por ciento en la cantidad de homicidios dolosos.
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De estos hechos, en particular me gustaría destacar la operación “Enjambre”, porque detrás de la misma hay dos buenas señales subyacentes. La primera de ellas es que se está utilizando la inteligencia para desmantelar a las redes criminales, es decir, hay una investigación previa, seguimiento y arrestos coordinados para evitar poner sobre alerta a los implicados. No se trata, por tanto, de dar un solo golpe, sino varios a la vez, y esto tiene un mayor potencial de hacer daño a las estructuras criminales.
El segundo factor es que toma en cuenta que las redes criminales no sólo se conforman por actores operativos, sino también por un esquema de protección de funcionarios y agentes de la seguridad corruptos, y que para combatirlos debe haber arrestos de los políticos y policías que protegen a los criminales sin distingo de partidos, lo cual fue evidente en la operación “Enjambre”, porque lo mismo se detuvo a personas de municipios gobernados por Morena, PRI, PAN y Movimiento Ciudadano, de forma que queda claro que no hay una motivación política en las detenciones.
De hecho, la fórmula de la operación “Enjambre” debería repetirse en muchas otras entidades para ir limpiando a las corporaciones policiales, comenzando por los estados de alta infiltración criminal, como Sinaloa, Michoacán, Guerrero, Guanajuato, Zacatecas, Tamaulipas, Jalisco, Chihuahua, San Luis Potosí, Veracruz y Baja California.
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De lo anterior se deriva una de las críticas que se le pueden hacer a García Harfuch, porque si lo que desea es disminuir la violencia en Sinaloa, debe comenzar por atacar el aparato político que protege a los Mayos y a los Chapitos, en donde hasta el gobernador es sospechoso, porque aún no ha logrado presentar pruebas que descarten los dichos de “El Mayo” Zambada, que lo implican en su secuestro y posterior entrega a Estados Unidos, lo que lo hace parte del problema y no de la solución.
victorsanval@gmail.com