Adiós a la República

Opinión
/ 12 septiembre 2024

Hoy la pesadilla del poder absoluto sigue robando nuestra tranquilidad hasta despertarnos en una dictadura que pone por encima de todos los mexicanos a la locura y el capricho de un solo hombre. Hoy la bandera de nuestro México, la bandera de todos nosotros y no aquella que fue secuestrada para uso exclusivo del inquilino palaciego, ondea en nuestros corazones a media asta en señal de duelo por la pérdida de la República, y todo por el vergonzoso tributo de nuestros legisladores a un presidente que “ya se va” y que deja tras de sí una profunda destrucción institucional disfrazada de transformación. Y todo por una venganza contra todo aquel que se atrevió a señalar su injusto mandato y a frenar momentáneamente sus ínfulas de dictador. Hoy celebran aquellos que anhelaban destruir el Estado de derecho. Hoy celebran los delincuentes que recibirán un juicio a la medida mientras, cobijados por el abrazo presidencial, siguen llenando de balazos a todos los mexicanos. Hoy celebran los dictadores del mundo ante la llegada de un nuevo integrante del frente anti imperialista, anti democrático, anti propiedad privada, anti pueblo. Hoy nace oficialmente el régimen del terror justificado, de un autócrata incuestionable, hoy se establece oficialmente el régimen de la mentira y se encumbra el gobierno de los abusos y de los abandonos. Pobres de los más pobres que seguirán ignorando lo que significa justicia. Pobres de nuestros hijos que olvidarán a fuerza de los designios del autócrata en turno lo que significa libertad y democracia. Una pandilla rapaz y traidora decidió nuestro presente y nos condenó a un futuro en el que imperarán el abuso, la corrupción, el robo, la ilegalidad, y la pérdida de libertades.

Habrá quien opine que con Morena viviremos como se vivía en los tiempos de la dictadura perfecta del priato. Pero lo que estamos viendo ahora, ni en los peores años del presidencialismo tricolor se vivió. El senador Luis Donaldo Colosio Riojas coincide al decir:

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“Nunca antes en la historia de este país, dos poderes se unieron para destruir a otro, para someterlo. ¿Esta reforma (Judicial) es para quitar privilegios, excesos? Sí. Pero también es para tomar control del poder que funge como el árbitro de México y, por lo mismo, hoy queda más que claro el espíritu revanchista de esta reforma. Revancha que se busca a partir de la independencia que el Poder Judicial ha sostenido en contra de los excesos de un Poder Ejecutivo que claramente quiere una inédita concentración del poder, más peligrosa que la que jamás se haya visto en la historia democrática de este país. Requerimos una reforma que apoye la justicia y no una que privilegie, por encima de todo, castigar a los jueces. Tener venganza no es hacer justicia”.

Dentro de todo lo negro que pinta nuestro porvenir, quedó constancia del proceder inmoral de morenistas como Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum Pardo, Gerardo Fernández Noroña, Adán Augusto López y Layda Sansores, entre muchos otros, al presionar recurriendo a todas las bajezas a senadores opositores para que votaran a favor de la reforma.

Hoy los traidores a la Patria tienen rostro y nombre. Sólo queda preguntarnos por qué Acción Nacional convirtió en senador a un personaje tan cuestionable sobre el que pesaban acusaciones de enriquecimiento ilícito, corrupción, abuso de poder, nepotismo, asociación delictuosa y pederastia.

Hoy se ciernen sobre nuestro país los peores augurios. Inversionistas extranjeros dejarán de establecer sus empresas en México ante la poca certeza legal. Los empresarios que ayer adulaban al autócrata López y que se beneficiaban de los proyectos de obra por adjudicación directa, hoy llevan a destinos más seguros sus capitales.

Sólo una luz de esperanza brilla con timidez ahora: que la Suprema Corte revierta la reforma judicial a través de una acción de inconstitucionalidad por violaciones evidentes al procedimiento legislativo al aprobarse de manera express sin dar tiempo suficiente para la discusión y el debate legislativo.

Y otra señal nos permite advertir un futuro mejor, pues decenas de jóvenes estudiantes despertaron de un letargo indiferente y presentaron un digno frente ante los designios de López.

Lo peor que debemos hacer ahora es permitir que nuestro espíritu sea invadido por un sentimiento pesimista y de derrota. Nuestro México bien vale seguir levantando la voz, aun temerosos de las represalias oficiales. De peores momentos nos hemos levantado. Por nuestros hijos y por nuestra patria debemos permanecer en pie de lucha. Este no puede ser el fin de nuestra historia. Cuando mucho, permitamos a los abusos de Andrés el papel de obstáculos hacia el sueño de vivir en un México mejor.

aquientrenosvanguardia@gmail.com

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