Alcoholismo (3): Los paralelismos entre AMLO y Hitler
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No me cansaré de repetirle lo que en anteriores textos aquí le he platicado: la mano que mece la cuna no es la política, sino la economía. Esto, como mucho o todo de la vida actual, tiene su base precisamente en la economía (capitalismo desbocado). Aunque la política lo ensombrezca a su manera. Y la política, como todo quehacer humano, tiene su pie en la cultura (aunque no lo parezca), en el pensamiento, en la reflexión dilatada, en la polución y generación de ideas como llamaradas vivas.
Los libros clásicos lo son aún hoy, no obstante haber sido escritos hace decenios o centenas de años atrás, porque sus páginas son de palpitante actualidad y lucidez, se aplican sus enseñanzas en el ahora perfectamente y en un aforismo señero: son lectura obligada pues, aunque pueda ser diferente la forma, es válida en su esencia.
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Es el caso de un libro y su escritor, el cual he nombrado dos o tres ocasiones en sagas de texto anteriores. Sí, es “Mein Kampf”, “Mi lucha”. La primera parte escrita en 1924, deletreado por el abominable Adolf Hitler. Libro perseguido y condenado, pero también admirado. Contiene el pensamiento de Hitler, su filosofía y credo, su teoría y su práctica con la cual devastó y desapareció a sus enemigos políticos en apenas 13 años. Sí, como la eterna campaña de Andrés Manuel López Obrador en todo el país antes de llegar a la Presidencia de México. Cosa que hoy continúa con su hija Claudia Sheinbaum.
Hartos, hartos comentarios me han llegado. Hartos lectores como usted, el cual hoy me favorece con su lectura y atención, me han pedido abonar más letras respecto de un tema candente en este país de chocolate, puesto y calcinándose al sol del infierno vivo: el tema del alcoholismo en cualquier estrato de la sociedad.
He releído el libro de Hitler. Me ha gustado el doble a su primera lectura que le di hace años. Hoy lo hice bajo una sola arista: encontrar, subrayar algunos paralelismos entre Hitler y López Obrador a través de las letras del primero en cuanto a materias como populismo, propaganda, demagogia”, transformación y nacionalismo”. ¿Le suena lo anterior?
Sí, los puntos de contacto son brutales y claro que no es azar. Es plan milimétricamente diseñado. ¿Leyó AMLO a Adolf Hitler? No lo sé. Pero quien sí lo leyó, casi lo afirmo, es su esposa, Beatriz. O alguien de sus asesores. Insisto, sus puntos de contacto no son azar, es constatación severa de la realidad que hoy padecemos en México. Juzgue usted mismo. Anotaré brevemente cada párrafo transcrito. Pondré el acento en el tema de hoy: el alcoholismo en México. Lea usted a Hitler.
“Quería ser arquitecto, y como las dificultades no se dan para capitular ante ellas, sino para ser vencidas, mi propósito fue vencerlas, teniendo presente el ejemplo de mi padre, que de humilde muchacho aldeano, lograra hacerse un día funcionario de Estado”. Pues sí, es aquello de AMLO, el cual dice se creó a sí mismo y no necesita de nadie, salvo del “pueblo bueno”. Lea lo siguiente: “Del mismo modo, la masa se inclina más fácilmente hacia el que domina que hacia el que implora, y se siente más íntimamente satisfecha de una doctrina intransigente que no admita paralelo, que del goce de una libertad que generalmente de poco le sirva”. Es la necesidad de un cacique, de un macho alfa que guía la manada perdida.
ESQUINA-BAJAN
El siguiente párrafo de largo aliento habla de Alemania, pero... es México hoy: “A menudo la mujer y los hijos se contaminan de esa vida, especialmente si el padre de la familia es en el fondo bueno con ellos y los quiere a su manera. Resulta entonces que en dos o tres días se consume en casa, en común, el salario de toda la semana. Se come y se bebe mientras el dinero alcanza, para después soportar hambre también conjuntamente durante los últimos días”.
Sigue el párrafo: “La mujer recurre entonces a la vecindad y contrae pequeñas deudas para pasar los malos días del resto de la semana. A la hora de la cena se reúnen todos en torno a una paupérrima mesa, esperan impacientes el pago del nuevo salario y sueñan ya con la felicidad futura, mientras el hambre arrecia... Así se habitúan los hijos desde su niñez a este cuadro de miseria”. Y viene lo demoledor, si lo anterior es México en general, lo siguiente es un retrato a piel viva y sangrante...
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“Pero el caso acaba siniestramente cuando el padre de familia desde un comienzo sigue su camino solo, dando lugar a que la madre, precisamente por amor a sus hijos, se ponga en contra. Surgen disputas y escándalos en una medida tal, que cuanto más se aparta el marido del hogar, más se acerca al vicio del alcohol. Se embriaga casi todos los sábados...”. Pues sí, es nuestra fotografía fiel y cotidiana...
“Acelera ebrio y aplasta a su amigo. Ahora debe una calaca”. “Deja a cientos sin electricidad. Un sujeto en completo estado de ebriedad chocó contra un poste de la CFE y dejó cientos de ciudadanos sin electricidad por más de cinco horas”. “Un joven volcó a bordo de una camioneta tras circular ebrio y a exceso de velocidad...”.
LETRAS MINÚSCULAS
“¿Qué enfermedad se puede comparar con el alcohol?”: Edgar Allan Poe.