Alcoholismo (2): Excesos llevan a la muerte a los jóvenes

Opinión
/ 2 septiembre 2024

¿Qué comen y beben los genios para llegar a ser genios, inventores, científicos, mentes preclaras? ¿Qué beben los escritores y los músicos para crear obras portentosas inscritas en la historia? Somos lo que comemos y lo que bebemos. No pocas veces nos hemos detenido morosos, usted y yo, en lo que se han yantado y bebido escritores (Miguel de Cervantes, F. S. Fitzgerald), poetas (Pablo Neruda), músicos (W. A. Mozart), con los cuales hemos repasado sus vidas, su manera de alimentarse y hasta donde se ha podido, documentar la influencia de esos alimentos y bebidas en su arte.

Y su arte en su vida es lo esencial. Es lo mismo. En la vida de todo ser humano, los alimentos y bebidas, amén de otras pequeñas cosas, es lo esencial para vivir. De aquí la pregunta con la cual encabecé las primeras líneas de esta saga, ¿qué comen y beben los genios para llegar a ser genios? ¿Y la borrachera? Thomas Alva Edison celebraba con regocijo su sopa frugal. Se dice que muchos genios y científicos han sido vegetarianos. No del todo. Fama, pero no la verdad.

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Un héroe contemporáneo, del cual hay libros, películas y toda una parafernalia como si fuese santo, el físico teórico más reconocido en el mundo, Stephen Hawking, en una visita a España, y no obstante su aspecto frágil en su silla de ruedas debido a una esclerosis lateral amiotrofia que padecía desde la juventud, se recetó en su almuerzo con las autoridades de La Palma, como anfitriones, “un chuletón de res y paté, bien troceados, ha bebido champán...”, según la reseña de los medios de comunicación ibéricos.

Champán, cerveza, ron (el cual Ernest Hemingway bebía a mares), vino tinto, vino blanco, tequila, mezcal, burbon, coñac... cualquier bebida alcohólica es buena para embrutecerse y lograr un estado alterado de la conciencia, la cual y no pocas veces, ayuda a ciertos creadores a eso: crear. Pero el alcoholismo no tiene nada de romántico y sí es una enfermedad mortal la mayor parte del tiempo.

Y el alcoholismo y las drogas (blandas y duras, da igual) son un problema en Coahuila como en México y como en cualquier parte del mundo. Gracias por leerme, gracias por atender estas letras las cuales son suyas, no mías. Hartos, hartos comentarios recibí con la primera entrega de esta saga la cual se perfila, como las demás que abono, eternas.

Me regalaron letras y pensamientos el contador Rogelio Ochoa (lector empedernido). Ni se diga el académico, el cual lo sabe todo de su Universidad Autónoma de Coahuila, Martín Martínez Ávalos. El hidalgo saltillense ahora avecindado en Panamá, don Javier Salinas. Como buen empresario saltillense y conocedor de buena parte del mundo, aquí cerró su empresa e inició una nueva en Panamá. Si aquí en el bello y fiero desierto triunfó, ¿por qué no hacerlo en el ombligo americano? Allá anda, pero amén de regalarme dos botellas de ron, panameño y venezolano, me ha regalado ideas.

ESQUINA-BAJAN

Tengo una “bandera” de los diarios, los tabloides vespertinos de la ciudad. Voy a realizar, como siempre, un experimento: al azar los voy a tomar y vamos a explorar las notas donde se habla de alcohol, accidentes, violencia, suicidios, ira, demencia, asesinatos... sí, todo ello alentados o provocados por el alcohol. Pero ya son sinónimos: alcohol, “motonetos”, suicidas y los estados alterados por consumir sustancias psicotrópicas. Lea usted, y repito, es al azar. No hay orden ni concierto. Es el día a día...

“Salen proyectados 25 metros. Impactan en puente y se mata biker”. Ya luego moriría su acompañante. Uno de 39 años, el otro de 29. Es decir, en plena madurez de vida. Domingo 11 de agosto. “Le hacen al furioso y vuelcan en Coss”, “Avienta moto y lesiona a joven”, 12 de agosto. “Se apuñala en estado tóxico”, domingo 25 de agosto. “Muere otro motociclista tras accidente”, lunes 12 de agosto. “Ebrios le rajan el cuello en riña en el centro”, miércoles 14 de agosto. “Alcoholizado le pisa y vuelca en Fundadores”, sábado 17 de agosto... Puf. Mundo real.

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Hubo un tiempo de la vida antigua (ayer, pues) en que los nutriólogos, esos aguafiestas de la medicina y enfermedades, aún no existían. Eran tiempos de escritores en plenitud de facultades, entregados a libar generosas dosis de alcohol (Ernest Hemingway, Edgar Allan Poe; en su momento, Stephen King, Jack Kerouac, Kurt Vonnegut y un largo etcétera), café en jarras (Honore de Balzac, Walt Whitman, Marcel Proust, quien también apetecía buenas cervezas...) o fanáticos de postres y dulces como Lovecraft, Proust, Jean-Paul Sartre... Ellos eran genios y así murieron, atados al potro del alcohol, pero ¿y nuestros jóvenes?

Las anteriores noticias duelen. Son adolescentes, casi niños, pero ya muertos por la ignorancia y los excesos. Las cifras oficiales son igual de dolorosos y espantan. Lea: en uno de los últimos censos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), se estima que al menos 4 por ciento del total de lesiones causadas en accidente de tránsito podrían prevenirse si se elimina el consumo excesivo de alcohol en la población de 10 años y más.

LETRAS MINÚSCULAS

Lo anterior espanta por un motivo, el cual usted ya adivina: son menores de edad o niños, a los cuales en teoría, y sólo en teoría, el consumo de alcohol les está prohibido...

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