Amor de marinero
Los marineros son el antecedente de lo que ahora se conoce como la ausencia de ‘Responsabilidad afectiva’
Platicaba con Amiga por WhatsApp de la mala experiencia que tuvo con Fulano, que después de mostrar mucho interés en ella de pronto, sin motivo aparente, desapareció.
Le aconsejé no tomarlo de manera personal, que quizá el individuo tenía complejo de marinero.
-¿Cómo es eso?
-Así como lo dice Pablo Neruda en su poema, que los marineros besan y se van... ”dejan una promesa, no vuelven nunca más”.
Yo estaba en la fila del súper y, a pesar del contexto poco inspirador, me puse a releer el poema en el celular. A mitad de la lectura me interrumpió un abrazo. Me sobresalté. Un niño de cuatro o cinco años me estaba abrazando la pierna.
-Papiiiii- dijo y volví a sobresaltarme porque nadie me había dicho “papi”, al menos no en este contexto (guiño guiño).
-Me compras un... en ese momento volteó hacia arriba, me vio y frunció el ceño.
-Tú no eres mi papi... me soltó y se fue.
Ese abrazo tan intenso se deshizo al ver que no era el objeto de su afecto y, además, no era para nada auténtico, sino una manera de obtener lo que deseaba. Corrió y fue a abrazar a su verdadero papá, que físicamente no tenía nada que ver conmigo (no entiendo por qué la confusión).
Es un niño marinero, pensé; igualito a como lo describe Neruda: “Los marineros besan (abrazan) y se van”.