Asuntos económicos del mercado laboral: la ley para reducir la jornada de trabajo
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Hay un tema que tiene preocupados a algunos, y a otros los tiene a punto de saltar de felicidad. Es nada menos que la iniciativa de ley para la jornada laboral de 40 horas. Para los empresarios y empleadores en general significa un duro golpe a su nómina.
A simple vista significará un 20 por ciento más de costo de mano de obra en un momento en que se avecinan toda una serie de incrementos desde una mayor contribución patronal a las afores de los trabajadores, hasta el aumento de salarios que cada inicio de año tiene que otorgarse a los que perciben el mínimo.
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Para los trabajadores que sí laboran los sábados esto implicará una reducción de la jornada laboral y más tiempo para descanso, diversión y esparcimiento. Los eruditos de la economía laboral argumentan que una jornada con dos días de descanso incrementará la productividad y los empresarios, en consecuencia, no tendrán nada de qué preocuparse.
Sin embargo, es necesario ver un poco más a detalle cuáles serán las consecuencias, si es que esta medida pasa. Siendo muy honesto, no creo que esta propuesta de ley que se encuentra en la Cámara de Diputados para análisis pueda pasar a revisión en la Cámara de Senadores que sería el siguiente paso, no al menos en lo que queda de este 2023.
En el lado de los empresarios, la medida es cuando menos amenazante porque implicaría más gasto en nóminas lo que incrementa el costo productivo.
Si a eso se le agrega que este año, el tipo de cambio ha estado muy bajo para la conveniencia de los que invierten y exportan, el asunto es más que complicado.
Además, para apretar la situación, en 2024 aumentan las contribuciones al sistema de retiro de los trabajadores, ocasionando más presiones, y por si fuera poco, no hay que olvidar que en Coahuila hay una propuesta de aumentar de 2.5 a 3.5 por ciento el impuesto sobre nómina. De incentivos gubernamentales no hay nada que comentar pues simplemente no los hay.
En el caso de los trabajadores, la medida es más que aplaudida y va en línea con lo que está sucediendo a nivel internacional en las economías desarrolladas. Aclarando, México no pertenece a esta “liga”, está todavía lejos de serlo.
En Francia y Alemania la jornada laboral es de 32 a 35 horas de trabajo por semana más toda una serie de prerrogativas que apoyan la ausencia laboral en caso de nacimientos de hijos (para ambos padres), enfermedades crónico-degenerativas, atención a padres y abuelos en edad avanzada, por mencionar solo algunas.
En el caso de nuestro país, la propuesta va simplemente a reducir la jornada laboral que para muchos trabajadores estén libres los sábados o dejen de recuperar horas entre semana como sucede con muchos trabajos administrativos en algunas empresas.
El argumento para esta propuesta radica en que además de dar más descanso a los trabajadores de esfuerzo físico que son los que más horas dedican a laborar casualmente (en proporción), se tiene la idea de que al disponer un día más libre, lo dedicarán al consumo, lo que dentro del ciclo económico ocasionará una mayor demanda y habrá dinero en las empresas para poder contratar más empleados, lo que en el mediano plazo ayudará a que el volumen de la actividad económica se mantenga y crezca con trabajadores más descansados y felices que es el argumento complementario.
Los economistas europeos modernos sostienen que los empleados que trabajan menos horas son más felices y gastan más. Insisto, esto en Europa y no necesariamente la sociedad mexicana tendrá el mismo comportamiento.
Para el gobierno esta medida es muy atractiva sobre todo en épocas electorales porque manda una señal de preocupación por los trabajadores y se apuesta por una medida que a todas luces, será muy atractiva para la base electoral.
Quitando lo político, los trabajadores al tener la oportunidad de tener más tiempo libre para gastar su dinero incentivarán la economía lo que a su vez, generará más impuestos y sobre todo, creará una nueva sociedad, donde el 40 por ciento de los trabajadores tendrá dos días libres.
El sector turismo será beneficiado, sobre todo ahora que la aerolínea del gobierno y militar (mexicana de aviación) empezará operaciones y dará facilidades para comprar boletos en cómodos pagos. Junte ambas acciones y podrá ver también esta parte, pero para todo el sector.
Los destinos turísticos tendrán mayor ocupación, el comercio crecerá de manera acelerada o al menos, eso se espera y que lo haga en un año en al menos un 4 por ciento. Un número adecuado a lo que potencialmente puede hacerse con los recursos económicos actuales. No olvidar que el turismo representa el 6 por ciento del Producto Interno Bruto.
Como en todo, hay puntos de vista a favor y en contra en una iniciativa de ley como la propuesta para trabajar menos. En una perspectiva crítica tendría que argumentar que esta medida requiere ir acompañada de incentivos fiscales que hoy no están sobre la mesa.
Se le está dejando mucha carga financiera a los empresarios que forzosamente tendrán que repercutir en aumentos de precios en los mercados que atiendan. En consecuencia, para el 2024 la inflación seguirá siendo uno de los problemas principales. Para 60.8 millones de trabajadores habrá cambios importantes para bien en el 2024, pero me preocupa el desempleo que se pueda generar por el aumento de los costos laborales.
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Es evidente que habrá empresas que no podrán vender más productos en sus mercados o aumentar los precios, por lo que tendremos serios ajustes económicos en los mercados de trabajo. Mi otra preocupación es que por este mismo efecto de reducción de la jornada laboral, el salario real disminuya, los salarios de contratación de los trabajadores jóvenes que apenas se incorporan al mercado caiga, al menos en la misma proporción, un 20 por ciento en el curso de un par de años.
Aunque la población económicamente activa creció 1.4 millones, demostrando que en México hay oportunidades de empleo, nunca es un buen momento para implementar una medida de este tipo. No me desagrada que haya una oportunidad de reducir las horas de trabajo, lo que no me gusta es que las empresas carguen con todo el peso de los ajustes al alza, mientras el gobierno no participa en absolutamente nada en dicha propuesta de ley.
Si la ley fuera bien pensada, tanto trabajadores como empresarios y el gobierno seríamos copartícipes de una medida que a todas luces, nos daría mejores oportunidades de convivencia social, que en estos tiempo modernos, hace mucha falta.