Aulas sin armas

En época de violencia practicada y difundida en sociedades permisivas, las aulas han de vivir el rearme moral y el desarme total.
La revisión de mochilas y la palpación de bolsillos, así como el filtro de entrada que no permita acceso a extraños, equivale a la toma de temperatura, la desinfección de manos y el cubrimiento buco-nasal que se exige en tiempo pandémico.
Las masacres escolares -en el país vecino del norte- tienen detallada difusión mundial. No pocos adolescentes, inadaptados o perturbados, tienden a la imitación. Los juegos en que se dispara a seres humanos representados presentan, como punto bueno, como victoria regocijada, el asesinato.
Las películas de acción, con temas de venganza y oposiciones de odio, ponen delante de los ojos juveniles imágenes que quedan almacenadas como hazañas.
Ya en estos días, en CDMX, como eco de lo informado, un estudiante ha amenazado, como respuesta a burlas, el llevar pistola y disparar a todos para después suicidarse. Los padres de familia no enviaron al siguiente día a sus hijos hasta tomar decisiones defensivas.
Lo preventivo suele descuidarse. Sólo se reanima cuando hay reincidencias escandalosas. La atención especializada psicológica en los planteles podría ver, oportunamente, los síntomas de desequilibrios o desconexiones en los grupos.
Las aulas sin armas garantizan que están protegidas las vidas de docentes, de servidores y de alumnos. Ni lo punzocortante, ni lo explosivo, ni lo disparable puede ser permitido sin vigilancia ni auscultación.
La espiritualidad ha de subrayar el valor de la vida humana. La legislación ha de regular más estrictamente la compra de armas. Los medios de difusión y los productores de videojuegos tendrán que revisar los menús que sirven para alimentar la furia, la crueldad y el odio. Las familias son las que, desde la niñez, han de enseñar cómo se trata a un ser humano.
RIELES DEL FUTURO
De Derramadero a Ramos Arizpe. Cincuenta y cuatro kilómetros de vía. Transporte cotidiano de trabajadores y de gente que dejan autobuses y automóviles para viajar en vagones cómodos y modernos. Esperemos que progrese el proyecto.
Algunos ven otros rieles del futuro. Un tren rápido a Monterrey para que la carretera Sal-Mon no sea la única opción y se gane en comodidad y velocidad, aunque haya varios túneles en el trayecto.
Se añora mucho aquel tren regiomontano. El pasajero, ya con su boleto, llegaba temprano y se subía al vagón de Saltillo a esperar la salida. Iba al bar por un aperitivo y a cenar escogiendo entre los tres platillos de la cena, en el vagón comedor. Podía charlar en el vagón de convivencia y luego irse a dormir a su gabinete. Tomaba su desayuno antes de llegar a la Ciudad de México, perfectamente descansado.
¿QUINTA OLA?
Los casos detectados en Torreón (hasta 110), los 25 en Saltillo y ya cinco personas hospitalizadas (4 allá y una acá) parecen anunciar un repunte.
Nadie quiere que el semáforo deje su verdor y se vaya orientando hacia los matices de amarillo, naranja y rojo. China ha tenido sus subibajas y Corea del Norte, sin vacunas, está en rojo de crepúsculo.
Los meses veraniegos se quisieran ver sin olas, en calma total. Susana Distancia parece asomar de nuevo la cabeza. Cada quién tomará sus decisiones y aplicará su experiencia de surf acumulada en olas anteriores...