Block de notas (47): El Diario de Ana Frank y las condiciones humanas

Opinión
/ 3 marzo 2025

¿Cómo vivir dos años en un medio, un entorno claustrofóbico, asfixiante, con los pelos y nervios de punta todo el tiempo al pensar ser descubiertos?

Todo mundo es mejor a su servidor. Todo mundo. No lo digo por modestia, es la verdad. Hace un par de lunas mantuve, como siempre, una tertulia con el hombre el cual más sabe de Derecho electoral en el norte de México, el abogado Gerardo Blanco Guerra. Nos emplazamos a tertulia muy de madrugada (él tiene el encargo de cumplir milimétricamente con su tarea en el Instituto Electoral de Coahuila, ya sin la presencia del hidrocálido, el cual jamás pudo hacer nada, Rodrigo Paredes). Fue entonces un café mañanero bajo un sólo palio: comentar “El Diario de Ana Frank” de Ana Frank.

Caramba, fue una tertulia memorable. Y sí, don Gerardo Blanco habló. Yo sólo escuchaba. El abogado se lo sabe casi de memoria. De hecho, lo sabe de memoria. Me citó todos los personajes (ojo, dije personajes), el entramado de la Segunda Guerra Mundial, la palidez de la muerte con la cual todos los integrantes del “Anexo” arrastraban en su frente como un eterno y perpetuo Miércoles de Ceniza. En fin, me puntualizó muchos puntos y aristas, los cuales a su servidor estaban escapando.

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Don Gerardo es una aplanadora de pensamiento y crítica. A vuelapluma y torpemente, aquí voy a dar cuenta mínimamente de la tertulia y sus puntillosas ideas. Otra cosa la cual he tocado anteriormente: ¿Es verdaderamente el Diario de una niña-mujer o una creación colectiva, o bien, las ideas de Otto Frank, el papa de Ana? Caray, eso ya no interesa al día de hoy porque el libro, las letras y sus palabras son fuego vivo, los cuales nos retratan no una etapa de la humanidad, no; nos retratan de cuerpo entero, y aquí, y no en otro lugar, bulle y hierve la condición humana.

Don Gerardo Blanco debería dictar cátedra sobre “El Diario”, pero imagino, su tiempo es poco. Amén de estar preparando todo en el IEC para eso llamado elección judicial, muy manoseada por Morena, usted lo sabe. Otra: dicta cátedra en la Facultad de Jurisprudencia, amén de atender a su musa de cabecera y vida familiar. ¡Puf! Hombre de honor, se dedica a lo suyo y jamás, jamás a eso lo cual los mexicanos hemos bautizado como “grilla”.

Nota 1: El huracán Trump no se ha degradado a tormenta tropical, al contrario, ha alcanzado categoría 7. Lejos de ser una lluviecita, amenaza con ser un tifón devastador. Muchos lectores como usted, el cual hoy hace favor de leerme, me dicen de lo anterior: ¿Cómo sabía su servidor de su victoria aplastante y con tanto tiempo de anticipación? Pues nada más por eso: observo, leo, anoto y no había pierde. Las sirenas cantaban, pero no seducían a nadie: Harris, Biden, Obama. Lo demás es historia.

Nota 2: ¿Cómo vivir dos años en un medio, un entorno claustrofóbico, asfixiante, con los pelos y nervios de punta todo el tiempo al pensar ser descubiertos? ¿Cómo convivir jóvenes (niños) con adultos y con gente la cual no es de la familia? ¿Y la sexualidad, el aseo personal, los hábitos muy, muy personales, como tirarse... un pedo? Fue mi mejor francés. Una flatulencia, pues.

ESQUINA-BAJAN

Nota 3: Mientras el huracán Donald Trump nos devora y devasta, se está perdiendo el ojo de lo principal: México, nuestro país y nuestra gente. Donald Trump ganó por un motivo sencillo: focalizó su arenga, su energía y su programa de gobierno en atender a sus ciudadanos. ¿Y aquí? Andrés Manuel López Obrador y sus claques devastaron todo. Su hija, Claudia Sheinbaum, va a culminar con el destrozo. Se reparte dinero a todo mundo y nada cambia. Los datos del Coneval son de infarto. Pero en el gobierno morenista nadie los respeta ni les hace caso. Hay un denominador común: la pobreza en México avanza.

Nota 4: Imagino usted, como todo mundo, se tira pedos en el retrete. Flatulencias, vaya. Somos humanos. Pero ¿cómo hacerlo ante personas desconocidas o cómo hacerlo o padecerlo con gente conocida? ¿A usted le da rubor y siente pena? Imagino sí. Pero es una cosa natural del cuerpo esto de las cochinadas. Si usted no hace o suelta este tipo de cochinadas, se muere. Los Frank y los Van Daan sufrieron al menos tres robos en los dos años en los cuales estuvieron ocultos en el “Anexo”. Cuando esto ocurría y por temor a ser descubiertos, cuenta Ana Frank, “quedaba entendido que no utilizaríamos el agua de los grifos, ni la descarga del W.C. pero la emoción causó el mismo efecto en cada uno de nosotros. Se hacía cola frente al retrete: puedes imaginar el olor...”.

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Nota 5: Hay más de 9 millones de mexicanos en la pobreza extrema: 5 millones de mujeres (¿y el “8M”, “ni una más, ni una menos”? En fin, las mujeres son manipulables, siempre), 4 millones de niñas, niños y adolescentes de menos de 20 años y 2.7 millones de mujeres de 18 a 64 años. Sí, son los desheredados de siempre, los hijos de Sánchez, los hijos de nadie. Sobra decirlo: para ellos no hay atención médica de ningún tipo. Bueno, AMLO llevó al cadalso todo el sistema de salud mexicano. En fin.

Nota 6: Prohibido toser. Esto era una regla en el “Anexo” por temor a ser descubiertos y escuchados. Lea usted uno de al menos una decena de referencias sobre ello por Ana Frank: “Una gripe fastidiosa me ha impedido volver a escribirte antes de hoy. Es horrible estar enferma en circunstancias semejantes. Cada vez que tenía que toser, me acurrucaba bajo las frazadas tratando de imponer silencio a mi garganta...”.

LETRAS MINÚSCULAS

Sin palabras. Don Gerardo Blanco, una aplanadora de pensamiento.

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