Hablemos de Dios 216: Ratzinger, el papa que fue más un intelectual
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Le platicaba hace algunos textos pasados y en este espacio dedicado a escudriñar y buscar a Dios y todo lo que lo rodea, de haber repasado someramente mis notas de lectura a un libro de entrevistas con el entonces Papa Benedicto XVI, el intelectual Joseph Ratzinger. Y es que con justa razón se le nombró a él, “el Papa de la razón”. El libro destila buenas ideas, bagaje pesado y fluidez de pensamiento en cada respuesta. Al repasar mis notas de lectura, pues sí, muchas me siguieron interesando, pero aleatoriamente igual, leí completos varios párrafos o si no y de plano, entrevistas completas. El libro le recuerdo que tiene más de 340 páginas donde aborda lo mismo lo humano o lo divino. El libro se disfruta enormidades.
Todo viene a cuento, pero siempre todo tiene que ver con todo, por la salud harto deteriorada del Papa Francisco. Y claro que usted lo recuerda, el Papa Benedicto XVI, el intelectual Joseph Ratzinger, renunció en su momento a eso, “hablar con Dios”. En fin, crisis en la religión católica, no en la creencia y fe en Dios. El buen escritor Ratzinger fue más un intelectual que sacerdote, arzobispo, cardenal y claro, Papa.
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Hoy se empieza repetir la misma historia con la salud quebrantada del Papa Francisco. El ex Papa se dedicó a estar atento a la polución de sus ideas y dejarlas por escrito. Sin duda, ganamos un hombre de letras como siempre, y el perder un sacerdote, cardenal y Papa fue intrascendente. A inicio de milenio, mejor dicho, en la transición del milenio (2000), en una amplia entrevista concedida a un medio de comunicación italiano, la batería de preguntas se enfocaron a desplumar la magia, la superchería, la hechicería, el yoga, el espiritismo, las fuerzas ocultas (el diablo incluido), el “New Age” y todo lo que cabe en ese concepto tan vago como incluyente es la vez, el “esoterismo” el cual lo encontramos en todas partes.
Con sobrado dominio del tema, el intelectual Joseph Ratzinger fue contestando todas las preguntas y clarificó las zonas oscuras a las cuales acuden los humanos en su búsqueda de soluciones rápidas, mágicas y expeditas. Amuletos y superchería van a existir siempre. Eso llamado superstición acecha en cada esquina. Al parecer, sólo yo lo recuerdo: los panistas siempre han estado entregados a la superchería religiosa de más fuerte tufo mágico que se pueda imaginar en pleno siglo XXI, supuestamente un siglo de avanzada y pensamiento científico. En una pretérita campaña para elegir diputados locales, un candidato panista encabezó su primer acto de precampaña con una misa en una iglesia del norte de la ciudad. En ese entonces otro panista que ahora es pejista, qué le vamos hacer, así andamos de seguros con la “ideología” de nuestros políticos de vecindario. Este tipo se calzaba diario como “amuleto” para competir en ese entonces por la Alcaldía, los tenis con los cuales había ganado su elección como diputado federal. Puf, patético.
ESQUINA-BAJAN
Amuletos, superchería, nada de razón. Estos políticos panistas replicaron lo que se dice en los Hechos de los Apóstoles con aquel viejo personaje de Simón, el Mago: “Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero diciendo, dadme a mí este poder...” (Hechos. 8). Tenis mágicos, misas, casas embrujadas, corbatas de la buena suerte (Ricardo La Volpe en su momento), amuletos en la ropa, rosarios colgados en el retrovisor del auto... la ignorancia no tiene fin. En el libro arriba citado, cuando el reportero italiano le comenta a Joseph Ratzinger de que en Italia hay más de diez millones de llamadas al año al horóscopo telefónico (el que llama paga), cien mil magos y sólo 38 mil sacerdotes, éste responde. Sólo transcribo algunas partes. Lea por favor al intelectual de rancia prosapia.
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“Es la señal de que estamos ante una amenaza de paganismo profundo... Lo mismo ocurría con las religiones pre cristianas, que creaban un mundo temeroso. Hoy en día, en algunas partes del mundo... se puede ver como el miedo hacia los demonios y a los brujos crea un clima de miedo e inmovilidad. En los albores del cristianismo quedaban entre la gente elementos mágicos, con una presencia reducida... ahora vemos que estos pequeños ‘residuos’ que parecían inocentes no lo son en absoluto...”. Buenas ideas del intelectual. Debidamente contabilizados y con toda su parafernalia, templos, adoratorios y doctrina, hay más de 2750 dioses creados por nosotros los humanos, alrededor del mundo. Un estudio de la UNAM estima que hay más de 30 mil brujos en México. El investigador Elio Masferrer Kan, antropólogo, deja caer una cifra de espanto: hay 100 brujos por cada 3 mil 500 ciudadanos. Más leña al fuego del debate sobre amuletos y hechicería: según la última Encuesta sobre la Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México, elaborada por Conacyt y el INEGI, 83.6 por ciento de los mexicanos reconocen confiar más en la fe y “poco en la ciencia”. En la encuesta, 57.5 por ciento de los mexicanos considera que “debido a sus conocimientos, los investigadores científicos tienen un poder que los hace peligrosos”. Dice Ratzinger: “La trampa (de los magos y hechiceros) se tiende con promesas, a través de una experiencia de poder, de alegrías, de satisfacción...”. Es decir, la satisfacción inmediata en épocas de “comunicación en tiempo real”.
LETRAS MINÚSCULAS
¿Qué es el diablo? Según la Biblia, el “padre de las mentiras” y todo mundo cree en él a pie juntillas. Sin existir, claro. Hoy Internet es la eterna y brutal mentira.