Breve nota sobre Xóchitl, la candidata que cayó en manos de delincuentes
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Estamos viviendo momentos anormales y quiero referirme al presente proceso electoral, que es diferente a los vividos en años anteriores. Creo que el espacio no dará lugar más que a generalidades. Quiero destacar datos sin señalar una orientación electoral. Dedico comentarios a una de las mujeres que desea ser presidenta.
Cuando apareció Xóchitl Gálvez, hace muchos meses, me pareció sencilla, alegre, dicharachera, valiente, entrona, maldiciente y provocadora. Era una especie de retoño que anunciaba algo diferente, novedoso, de gran ingenuidad por momentos, pero no en el sentido de torpeza, sino de transparencia. ¡Estaba anunciándole al mundo que se anotaba para presidir el país! Me pregunto si ella pensaba en que todos vieron lo que yo veía. Somos subjetivos.
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De inmediato la rodearon el Partido Acción Nacional (PAN) y el Revolucionario Institucional (PRI). Quizás me equivoque, pero quienes la adoptaron (y ella se dejó llevar) fueron personajes que tenían intereses individuales muy concretos y, evidentemente, urgentes. Marko Cortés, Alito Moreno y dos más, se apropiaron de Xóchitl. Éstos tenían o podrían tener ganas de que ganara las elecciones, pero más les interesaba apoderarse de un espacio para seguir ganando dinero, usando el poder, vendiendo votos en la Cámara y, sobre todo, el precioso tesoro del fuero. Y se colocaron los cuatro. Pronto disminuyó su afecto, pasión y entusiasmo por Xóchitl Gálvez.
Estamos viviendo algo que no habíamos experimentado. Noventa años de PRI y otros muchos de PAN nos acostumbraron a un sistema democrático sin democracia. Hay partidos, hay votaciones, hay lucha por el poder, pero todo es nada más que escenario. Ahora vemos las garras del lobo bajo la piel de oveja.
Esas cuatro personas no sólo no ayudaron a Xóchitl, sino que la sometieron a pruebas cada día más complicadas. De ser una mujer con ideas propias y un desparpajo atractivo y gracioso ahora la pusieron a contestar (recurro al origen latino: responder testimoniando), contradecir (a AMLO y Sheinbaum) y refutar todo lo que cree haber escuchado.
Pongo un ejemplo simplísimo: condenó las refinerías de Cadereyta y Tampico porque son las empresas federales que están contaminando el aire, en especial de Monterrey. No hay refinería en Tampico; queda descartada la amenaza. Y acerca de la contaminación sobre Monterrey, sus cuatro asesores del más alto nivel no le avisaron algo: hace ya 21 años que sabemos que se hicieron estudios de la contaminación el aire en muchas urbes; apareció que las tres ciudades más contaminadas de América Latina estaban en México. Le paso el orden, de la más a la menos: primero Monterrey, en seguida Guadalajara y en tercer lugar la Ciudad de México. Nada más la última medía su aire y comunicaba resultados y controles (hoy no circula, etcétera). La burguesía regiomontana prohibió que se midiera su contaminación. Xóchitl está nadando en la ignorancia, rodeada de cuatro “asesores” a los que no les interesa si gana o pierde.
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Una mujer que tenía su propia forma de lucha cayó en manos de delincuentes como Cortés y Alito. Todavía podría contravenir su dominio. Lo primero consistiría en ser sí misma; luego en tener su propio proyecto, en vez de antiproyectos contra AMLO y Sheinbaum. Saber que está en malas manos ya le resta votos. Parece tener carácter: ¡qué lo muestre en la práctica y no en palabrerío!