Burundanga morenista en Coahuila: Recargado

Opinión
/ 17 febrero 2025

A los jóvenes integrantes morenistas de Coahuila en pugna tribal: bájenle tres rayitas a su rabiosa y desesperada lucha por el poder. No son distintos o mejores que su contraparte

Escribo esta reflexión para puntualizar algunos aspectos sustantivos de la más reciente polarización morenista en Coahuila, protagonizada por dos tribus que pelean de manera encarnizada: una, la llamada guachichil, es liderada por Cecilia Guadiana Mandujano, senadora; mientras la otra, nombrada irritila, por Luis Fernando Salazar Fernández.

Sobra decir que su pelea, en Coahuila, alcanzó entre la clase política un rating similar al del “Super Boul LIX”, ganado por los Eagles el pasado 9 de febrero. Dos grupos de fanáticos observaron de manera distinta su espectáculo: en el primero, el más regocijado, por cierto, estaban Manolo Jiménez, Óscar Pimentel, Carlos Robles, Diego Rodríguez, Blas Flores y Gabriel Elizondo. Las risas eran coloreadas por palomitas de maíz (no transgénico, por respeto a la Presidenta −con a−), platos de charcutería fina, cervezas artesanales y dos botellas de tequila Dobel 50 Extra Añejo.

TE PUEDE INTERESAR: Coahuila y la Burundanga morenista: el clan Salazar vs. el clan Guadiana

En el otro grupo aparecían, con rostro serio, acompañado por una ligera sonrisa abrazada a la astucia de los viejos zorros, los otrora priistas hoy de corazón morenista: Javier Guerrero, director de Vinculación Institucional y Evaluación de Delegaciones del IMSS; Alfonso Cepeda, dirigente del SNTE, y Ricardo Mejía, diputado federal petista.

Los tres, sentados en sillas de lámina en torno a una mesa del mismo material con el grabado de la cerveza Corona al centro, compartían una caguama Corona Familiar en vasos de cristal. La botana era gratis: cacahuates cantineros, palomitas y totopos (los dos de maíz no transgénico) con salsa de chile y nada más.

Focalizados en el “reality chou” de los primíparos morenistas en Coahuila, sus respectivos asistentes con discreción tomaban fotografías de ellos para enviárselas a la Presidenta y asegurar su preocupación por el futuro de Morena en Coahuila; afirmar su perfil austero −con escenografía de cantina pueblerina− y sugerir su disposición para tomar las armas −en un sentido político− y al grito de “más sí osare aspirar un jovenzuelo atarantado...”, mejor un viejo ya calado para la elección por la gubernatura en 2029.

Definido el entorno, preciso cuatro aspectos de fondo:

1) Morena no es un partido de izquierda. Representa la peor versión del PRI y del PAN. Cuyos miembros conforman una mayoría −al interior del movimiento− y tienen, además, el poder del partido a nivel nacional.

Claudia y su fracción de izquierda trasnochada es minoritaria en relación con el poder político de los expriistas en el Congreso y el Senado; en 24 gubernaturas y en el partido. El jefe político es y no ha dejado de ser Andrés Manuel López Obrador, el expriista que observó con claridad el declive del PRI desde finales de los ochenta y fundó el PRD en 1989 para, eventualmente, traicionarlo.

2) En otro plano, la izquierda histórica murió con la caída del Muro de Berlín en 1989 con un dato empírico verificable: ningún país que abrazó al socialismo real, desde la revolución rusa de 1917, fue exitoso en términos económicos y políticos. China, bajo el liderazgo de Deng Xiaoping (1904-1997), crea el llamado “socialismo con características chinas” para disfrazar un capitalismo de Estado que en términos económicos y expansionistas ha sido fructífero en muchos sentidos. Porque como solía decir el mismo Xiaoping: “Qué más da si el gato es blanco o negro, lo importante es que cace ratones”.

3) Morena está apresada por la misma cultura política clientelar de los otros partidos políticos: PRI, PAN, PRD (antes de desaparecer), PT, MC y PVEM. El chiste se cuenta solo, con carcajadas de Andrés Manuel de fondo. El tabasqueño utilizó el presupuesto del Estado mexicano para edificar −mediante propaganda, programas sociales y transferencias económicas directas− un ejército clientelar de corte morenista. Con distinta cachucha, pero Morena no alcanza a distinguirse de sus pares.

TE PUEDE INTERESAR: Coahuila: Con este Morena, tenemos PRI pa’ otros 100 años

4) Morena también está asfixiada por la misma cultura de corrupción imperante a lo largo de la historia política del país, pero con una diferencia: no les importa destruir el país −a las instituciones, a la inversión y al crecimiento, al presente y futuro académico y científico, a la relación comercial con EU y Canadá, etcétera− con tal de instaurar un régimen populista autoritario sin rumbo. Moralmente, Morena, tampoco es distinto al resto de los partidos políticos.

Sugerencia para los jóvenes integrantes morenistas de Coahuila en pugna tribal: bájenle tres rayitas a su rabiosa y desesperada lucha por el poder. No son distintos o mejores que su contraparte. Ellos, sin embargo, tienen la disciplina e institucionalidad militante con un claro y unificado objetivo en mente: blindar a Coahuila de Morena. Y pensar, más allá de su ombligo, en nosotros, los coahuilenses.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM