Coahuila: Con este Morena, tenemos PRI pa’ otros 100 años
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La pelea interna de los últimos días entre integrantes de Morena es el reflejo de un partido sin rumbo ni estrategia en lo local. Es un partido de tribus independientes
Coahuila es el último bastión del PRI. En cuatro años cumplirá 100 años ininterrumpidos gobernando el Estado, único caso en todo el país. Y con la pobre oposición, podrán pasar otro siglo sin problema.
La pelea interna de los últimos días entre integrantes de Morena es el reflejo de un partido sin rumbo ni estrategia en lo local. Es un partido de tribus independientes que llevan agua a distintos molinos.
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La guerra desatada desde las acusaciones de la regidora morenista en Saltillo, Alejandra Salazar, ya ha escalado hasta el grado de meterse la madre de una de las involucradas.
Salazar denunció un presunto desvío de recursos por parte del delegado de la Secretaría del Bienestar, el tamaulipeco Américo Villarreal Santiago, en favor de la senadora Cecilia Guadiana, su novia, y del diputado local Alberto Hurtado.
Inmediatamente aparecieron videos del senador Luis Fernando Salazar y el legislador local, Antonio Attolini, quienes aseguran que esas prácticas siempre las han combatido en contra del PRI y que están haciendo lo mismo que los priistas.
La regidora había mostrado la entrega de tarjetas de la delegación con presencia de camiones con propaganda de la senadora Guadiana y del diputado Hurtado. Además, se denunció la entrega de propaganda impresa.
Este rompimiento abierto no es otra cosa que la punta del iceberg de un problema que arrastra Morena desde hace años en Coahuila, sin nadie que haya podido poner orden a las tribus.
Hay que recordar, por ejemplo, la ruptura de Armando Guadiana, la primera vez que fue candidato a la gubernatura, con liderazgos como el de Miroslava Sánchez, quien inclusive alguna vez interpuso una denuncia por violencia de género en contra del excandidato, ya fallecido.
Después, en la elección para gobernador de 2023, el rompimiento entre Armando Guadiana y Ricardo Mejía, que terminó en una derrota contundente de ambos y el distanciamiento abiertamente de Luis Fernando Salazar por la suma de ciertos personajes a la campaña que se llevaba a cabo.
Vino la elección de 2024 y surgió la guerra entre Cecilia Guadiana, hija de Armando Guadiana, y Luis Fernando Salazar porque el segundo peleó el primer lugar en la fórmula de la candidatura a senador.
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Las fibras del morenismo coahuilense continuaron con golpes bajos cuando se suponía que cambiarían la dirigencia estatal. Al final se mantuvo a Diego del Bosque como dirigente estatal, y quien ante el último capítulo de guerrilla salió con clásicos clichés políticos: “llamado a unidad”, “ponen en riesgo al partido”, “la ciudadanía quiere funcionarios de altura”, “no hay fracturas, sino diferencias naturales”.
Es así como Morena en Coahuila se la ha pasado en disputas internas, pensando más en las aspiraciones personales que en el trabajo estratégico.
AL TIRO
La guerra de las tribus es clara. Ante dos grupos representativos, desde ya hay una pelea por definir candidaturas, sin que haya un liderazgo que los apacigüe.
La unidad no llegará porque las heridas arrastran tiempo y ya son profundas. Y eso que no se cuentan las grillas de otro perfil, las de regidoras y regidores en los Cabildos, por ejemplo, o las de los morenistas de cepa que critican las incorporaciones de políticos provenientes de otros partidos.
Así, con un PAN convertido en un partido morralla aliado del PRI y un Morena más enfrascado en sus guerras internas, que no nos sorprenda que el PRI dure otros 100 años.