Caminante, no hay camino
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La mañana del 22 de febrero de 1939, el poeta español Antonio Machado apenas podía caminar; su madre, menos aún. 25 días antes, los Machado habían llegado a la ciudad de Collioure, Francia, huyendo de la guerra civil española. En 1936, él, su madre, Ana, y su hermano José, con su esposa, Matea Monadero, dejaron Madrid, entonces bajo bombardeo nacionalista, para ir a Valencia. Cuando ésta también fue atacada, se mudaron a Barcelona. En enero de 1939, esa ciudad también estaba a punto de caer, y se produjo un éxodo no muy distinto del de París en mayo de 1940. Se trataba de huir a toda costa del fascismo del generalísimo Francisco Franco.
Antonio Machado, una de las figuras más emblemáticas de finales del siglo XX, fue un poeta español nacido en Sevilla en 1875, cuya obra se situó en los escalones más altos de la escritura creativa en una época en la que los acontecimientos que se producían fuera de España condicionaban en gran medida el estilo de vida e, incluso, el estado de ánimo que prevalecía en el país. Machado creció en el ambiente cosmopolita de la capital española , donde se codeó desde con figuras centrales de la intelectualidad española, como Ramón del Valle-Inclán, Pío Baroja o Juan Ramón Jiménez.
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Igualmente edificante, y la última gran influencia en la construcción de la interpretación emocional y conceptual del mundo de Antonio Machado, fue su vinculación con París, la gran capital de la creación artística en Occidente en aquel momento. Entre 1899 y 1903, Machado pasó gran parte de su tiempo en París, trabajando como traductor para la editorial Garnier asistiendo a conferencias del filósofo francés Henri Bergson o conociendo las más audaces tendencias modernistas a través de la influencia de Rubén Darío.
Machado publicó su primer poemario en 1903, titulado Soledades. Profundamente personal y lírico, su obra buscaría continuamente las raíces populares de la tradición española, profundizando cada vez más en el saber de la España andaluza y desvinculando su creación de la vanidad de la vida en la capital.
Le siguieron otras publicaciones, y en 1907 fue Soledades. Galerías. Otros Poemas y en 1912 Campos de Castilla. Estaba claro entonces que al triunfo de Franco en 1939, no había ya lugar para Machado en la España fascista y fue así tal y como en su poema Caminante, no hay camino de su obra incluido en Proverbios y cantares, sin “Volver la vista atrás” vio la senda que nunca se ha de volver a pisar y se unió a la migración que huía de la represión. Viajó durante tres días de Barcelona a Collioure junto a un grupo de refugiados, pero antes de llegar a la frontera el convoy se quedó atascado bajo la lluvia. Los refugiados bajaron de los vehículos y comenzaron a caminar hacia la frontera.
Antonio, resignado y silencioso, contemplaba a su madre, con su fina cabellera blanca, pegada al pecho por la lluvia, que caía de su bello rostro como un velo de lágrimas. Al llegar a la frontera, tuvieron la suerte de encontrarse con el periodista Corpus Barga, también huido de España, que explicó al guardia fronterizo que era imposible que el grupo de Machado continuara a pie, pues el poeta era a España lo que Paul Valéry a Francia.
El grupo de Machado pudo pasar la noche en un vagón de tren, que al día siguiente los llevó a Collioure. A unos cientos de metros de la estación, una amable catalana que tenía una tienda les ofreció un refrigerio. Se instalaron en el Hotel Bougnol-Quintana, aunque a Machado le preocupaba cómo lo pagarían, pues su dinero español no valía nada. Su plan era llegar a la Unión Soviética, donde era muy apreciado, aunque no era comunista en absoluto. Los soviéticos probablemente lo habrían agasajado hasta matarlo de excesos, pero todo esto es una conjetura, ya que nunca iba a salir de Collioure.
Estaba enfermo de tuberculosis y era pobre, y aunque no fue una víctima directa de la guerra, como el gran Federico García Lorca, Machado ha sido considerado desde su muerte como una de las víctimas más destacadas de la guerra. Como muchos años después, el soñador de pelo largo lo describió en “Cantares”, a Machado lo cubre el polvo de un país vecino, pues murió a las tres y media de la tarde de un día como hoy, pero de 1939 en Francia, donde en el cementerio aún permanecen sus restos, es un lugar de peregrinación.
@marcosduranfl