‘¡Cárcel a los Moreira!’, ¿nadie está dispuesto a romper el pacto de complicidad?
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Entrecomillo necesariamente el título de esta colaboración por varias razones. La más importante es que no quiero que el infame docente de la danza, cholo con suerte y “master of disaster”, el ex desgobernador Humberto “Colombia” Moreira, me demande como hace con cualquiera que ose manchar su “honor” con la indeleble mácula de la verdad.
Mire que el muy truhán tiene ya más de un lustro haciéndole la vida imposible al pobre de don Sergio Aguayo, insigne intelectual, destacado investigador e ínclito periodista, quien en mala hora tuvo la ocurrencia de mencionar, en uno de sus impecables artículos, algunos de los calificativos que mejor describen al también ex líder del PRI nacional.
Aclaro entonces que con el enunciado no oracional e imperativo con el que intitulé este texto, estoy citando a una vieja consigna sin mayor valor intrínseco que sus propiedades eminentemente electoreras y proselitistas.
Es un reclamo, sí; una exigencia, también; pero totalmente hueca, vacía, carente de sentido o de real significado.
La han utilizado como consigna política, durante más de una década, todos los candidatos que han contendido en Coahuila en contra de nuestro amo y Señor, el Cthulhu de los partidos, el Revolucionario Institucional.
Lo utilizan básicamente panistas y otros comparsas cuando buscan darle cierto toque de autenticidad a sus postulaciones, ya sea que quieran convencernos de que tienen en verdad una mínima posibilidad de acceder al cargo; o convencernos de que, en el improbable caso de acceder al poder, de verdad irían en contra de los autores de nuestra catástrofe.
El “¡Cárcel a los Moreira!” es al día de hoy solo una pancarta, una camiseta como la del Che Guevara, totalmente “fashion”, siempre “in”, siempre a la moda, siempre a la mano. No significa nada, no compromete a nada; no es una declaración de principios, no obliga legal ni moralmente a nada ni a nadie. Sólo es algo para usar y verse lindo; para estar “chic” en época de elecciones, que es cuando mejor luce esta prenda-consigna. Y dado que en Coahuila el sexenio ya comienza oler a desahuciado, dado que ya se barajan posibles contendientes a la gubernatura, dado que los más ansiosos ya incluso se autodestaparon, es momento de desempolvar esta vieja infalible de la arenga política: “¡Cárcel a los Moreira!”.
Para ser honestos hay que decir que el PAN choteó de más esta consigna, la utilizó como su cantaleta de batalla, repitiéndola hasta perder todo significado; como cuando se pronuncia una palabra una y otra vez hasta que termina por sonarnos rara, ajena y desconocida.
Ello no obsta sin embargo para que ya la estén ensayando los probables participantes en ese entretenido juego de las sillas que tenemos por sistema democrático.
Ya comienza el morenismo a pronunciar el apellido maldito de los innombrables de Coahuila con cada vez mayor frecuencia y vehemencia.
Váyase acostumbrando, pero le advierto, más vale que no se emocione ni deposite sus esperanzas de justicia en ningún candidato que, de aquí al día de las elecciones del año próximo, le venga con la consabida monserga de “¡Cárcel a los Moreira!”.
Ya le digo, lo que solía ser el “greatest hit” de los panuchos, está siendo ahora versionado en moderno “cover reggaetonero” en voz de la Cuarta Transformación.
Pero, pero, pero.... A diferencia de un panismo que dice que quiere, pero no puede -y en realidad tampoco quiere-; la Cuarta, que sí está en posición de ganar nuevas posiciones de poder y promover causas legales en contra de nuestros verdugos, reserva su carpeta para sacarla a orear con sospechoso oportunismo.
Ahora que la Fiscalía General de la República de Gertz Manero -un hombre demasiado comprometido con sus venganzas personales como para ocuparse en minucias, como las causas de interés nacional- abrió un expediente en contra del contador del hampa moreirista, Ismael “Lito” Ramos, podemos asegurar sin que nos tiemble la voz ni la mano que no se trata de la justicia mexicana tratando de saldar las añejas deudas que el viejo régimen tiene con los ciudadanos, sino que es sólo el lopezobradorismo tal y como se nos ha venido mostrando desde que asumió el Poder Ejecutivo y sus contrapartes Judicial y Legislativo: Un mero golpe mediático con un propósito inequívocamente populista; populismo que a su vez busca tener un impacto electoral.
Es una misiva intimidatoria dirigida al PRI coahuilense y a toda nuestra élite política, no en plan justiciero, sino en son de guerra electoral.
“¡Cárcel a los Moreira!”, pregón que escucharemos con cada vez mayor insistencia y emotividad, como el obstinato de aquella sublime pieza de la música regional mexicana, el Op. 5 en Do Mayor de Hechizeros Band: “El Sonidito”.
Todo el objeto de esta sobada cantaleta es avivar en nosotros los rescoldos de aquel enojo y aquella indignación que solíamos sentir y tener a flor de piel, pero optamos -por higiene mental- ignorarla para poder vivir en relativa tranquilidad, sin que nos mate un infarto prematuro o una úlcera galopante, de tantos canijos entripados.
Somos presa fácil de quien sea que nos endulce el oído con lo que más anhelamos escuchar: “¡Cárcel a los Moreira!”, aunque no sea sino una seductora mentira que nada tiene de piadosa, sino que vuelve cómplice y encubridor a cualquiera que la profiera en vano, porque no está dispuesto a romper el pacto de complicidad vigente con que se cubren todos, absolutamente todos los partidos en México.