China y la Iniciativa de Civilización Global
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A la conclusión de la bipolaridad EU-URSS en 1991, la arrogancia caracterizó a occidente hacia todas las regiones del mundo, con sus pretensiones de imponer un solo modelo económico y político, sin respeto a la historia y tradiciones específicos de cada país y provocando conflictos bélicos de amplio espectro.
Sin embargo, la inflexión hacia la multipolaridad mundial fue el ascenso al poder de Vladimir Putin en Rusia en el 2000 y de Xi Jinping en China en 2013, el primero para reposicionar económica, política y militarmente al país eslavo, el segundo para continuar el proceso económico abierto-dirigido iniciado en la década de los 70 del siglo pasado.
La planificación hacia el mercado del gigante asiático dio resultados en los años 90 pasados, cuando el Tercer Mundo se inundó de mercancías de menos calidad para poblaciones con menos ingreso agregado; ya en la segunda década del presente siglo la producción china también se dirigió a mercados de países desarrrollados, en cadenas de valor y productos finales.
Esta expansión de inversión privada directa -con subsidios salariales- generó excedentes y aumento en recaudación fiscal. Así, el banco central chino ha colocado alrededor de un billón 200 mil millones de dólares (mmdd) en bonos del tesoro de Estados Unidos, además de otras inversiones financieras.
La soberbia cegó al capitalismo occidental y sus gobiernos dictaminaron que el posicionamiento económico de China es un peligro mundial que se debe contener y bloquear; más con la declarada alianza chino-rusa con alcances políticos, económicos y militares (con lo cual no ha colapsado la economía eslava, con más de 11 mil sanciones económicas antes y en guerra contra la OTAN en Ucrania). Así, la nueva ruta de la seda se fortalece; además, el bloque económico con Rusia, India, Brasil y Sudáfrica (BRICS) y el Nuevo Banco de Desarrollo para estas y otras naciones.
Según el Banco Mundial, en 1999 las reservas de dólares de bancos centrales eran de 71%, ahora se ubican en 59%. Así, el comercio internacional ya se realiza con otras divisas no tradicionales, en mayor medida con el renmimbi chino, con amplia influencia en lejano oriente y países africanos. Por la globalización, el escenario sería la fragmentación operativa de divisas, con pérdida de influencia del dólar estadounidense.
Ante la inestabilidad económica y política -provocada en parte por Estados-, el 15 de marzo pasado el primer ministro Jinping presentó su Iniciativa de Civilización Global, para respetar las diversas civilizaciones del mundo, promover valores de la humanidad, con intercambio y cooperación cultural internacional.
Antes, el Gobierno chino presentó la Iniciativa para el Desarrollo Global y la Iniciativa para la Seguridad Global. No extraña que, en meses recientes, visitaron China siete jefes de Estado y gobierno (Singapur, Malasia, Francia, España, Brasil, Uruguay y Gabón) y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen; aparte, la propuesta de paz del gobierno chino en Europa oriental y su mediación diplomática en el histórico restablecimiento de relaciones Irán-Arabia Saudí.
En diciembre del 2022 el Gobierno estadounidense realizó una cumbre con países africanos, para una nueva relación. Sin embargo, el Gobierno y la Iniciativa Privada de China van por delante en el continente: créditos por alrededor de 700 mil millones de dólares; amplia inversión en infraestructura de comunicación; intercambio comercial de 254 mmdd en 2021, 35% más que en el 2020 (Cechimex-UNAM).
Similar en América Latina: de 2012 al 2022 la inversión directa china ascendió 589%, A 172 mmdd (Banco Mundial); asimismo, se ha potencializado el intercambio comercial, inclusive con México. Lo anterior con acuerdos de cooperación y sin injerencia política, contrario a la histórica posición gringa en su “patio trasero”.
En este panorama, por su situación geográfica y económica, México puede mediar entre las potencias asiática y norteamericana, para estrechar lazos comerciales y de inversión y evitar peligrosas confrontaciones de impacto geopolítico.
La China imperial se posiciona como eje de redireccionamiento del sistema capitalista, con propuestas de igualdad y apoyo entre naciones, sin imponer una civilización sobre las otras, para mantener la estabilidad y la paz. Mucho está en juego.
Encuesta Vanguardia
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