Coahuila: La administración en agonía
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La administración de negocios de Riquelme agoniza; en los últimos tres meses de su encargo moreirano, los eventos lo han trascendido.
En septiembre, por ejemplo, dos muestras evidenciaron su soberbia: la primera, ante el temor que le genera el movimiento magisterial que lo hizo encerrar la plaza. La segunda con la francachela organizada por su secretaria de festejos y próxima huérfana, que despertó a los muchachos del tecnológico, quienes dieron muestra a la sociedad y le embarraron en la cara con el pastelazo de la rebelión ante el atropello oficial.
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La falta de infraestructura para seguir creciendo, el abandono al campo coahuilense, la ausencia de planeación en materia de turismo, el desapego en el desarrollo humano y la grave crisis económica que generó ausencia de obras, fueron la constante durante seis años que terminan en un mes.
Con un gasto de 15 millones de pesos diarios para el pago de la deuda y de 3 millones de pesos en publicidad en medios, el derroche da evidencia de un abandono de la función pública y de gobierno, que estuvo entregado siempre a la búsqueda de negocios para sus patrones, los Moreira, y siguiendo el consejo de que nadie trabaja de oquis, pues se quedó con los cambios.
En el análisis de su administración podemos encontrar dos fases, siendo la primera generada por la imposición de Rubén en la elección de su gabinete, misma que repercutió en los parcos resultados de su administración; la segunda fase llegó con un personaje que trabaja en las sombras y es el encargado de detectar propiedades con el fin de incrementar el pecunio del gerente de negocios que salió más listo que sus patrones.
La falta de infraestructura para que los negocios fluyan y el abandono de ésta por parte de Riquelme, quedó de manifiesto con la visita de Caroline Mays, directora de Planeación y Programas Modales de Texas, que fue invitada por Manolo Jiménez Jr.
Esta funcionaria señaló que ese estado invertirá más de 100 millones de dólares para adecuar los efectos del nearshoring, pero ante la evidente falta de infraestructura de Coahuila: “Si no se hace del lado coahuilense, seguirá siendo un reto para ustedes como comunidad de negocios seguir siendo capaces de usar los cruces fronterizos”. Otro pastelazo en la cara del gobernador entrante a la incapacidad de Riquelme y, por ende, fuego amigo. Haya cosa, diría mi abuela.
Para estos días y ocupado en su precampaña para llegar al Senado, los gastos se han incrementado en publicidad en forma exponencial y se ha apropiado de la inauguración de obras municipales, tanto en Torreón como en Saltillo y Piedras Negras.
Le urge tener fuero debido a las denuncias en su contra por los delitos cometidos en el proceso electoral en la administración de los dineros federales etiquetados y que fueron usados para otros fines, además de los desafíos al Gobierno Federal ordenados por su patrón desde la casa nevada de Las Lomas en la Ciudad de México.
Riquelme sabe que cuando Rubén huele peligro, con tal de salvar el pellejo, entrega hasta a su hermano, literalmente, y viendo lo que le sucedió a Jorge Torres, surge la necesidad de buscar el fuero, aunque con una trampilla que le colocó su mentor, tendrá que jugársela por mayoría y todavía falta negociar con Jericó, quien ya la tenía pactada.
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Por último, el análisis se detiene en una constante de la administración saliente y es la frivolidad, no solamente para encarar los asuntos públicos, sino para convertir cada fin de semana en una fiesta de derroche con funcionarios y funcionarias en Parras, su lugar favorito entre los humos etílicos del ron Zacapa XO. Válgame.
Mientras los coahuilenses sigamos pagando los excesos, esta pléyade hundirá al estado aún más. Sin embargo, algo hay de culpa en nosotros, los ciudadanos de a pie. Al decir de Víctor Hugo: “Entre un gobierno que lo hace mal y un pueblo que lo consienta hay una complicidad vergonzosa”. Dicho está.